DOMINGO Ť 10 Ť JUNIO Ť 2001
Ť "šAbascal a la cocina, mujeres a la oficina!", consigna de todas, menos las panistas
Gabinete con representación igualitaria de géneros, demanda el Parlamento de Mujeres
Ť Llama al gobierno federal a convocar a debate nacional sobre aborto y anticonceptivos
ENRIQUE MENDEZ
El Parlamento de Mujeres cerró ayer como empezó el viernes, con descalificaciones entre las legisladoras, dirigentes sociales y funcionarias, en una sesión en la que prevalecieron las diferencias ideológicas y de partido, además de un abierto rechazo a la política fiscal foxista, la exigencia de que el gobierno convoque a un amplio debate sobre el aborto y el uso de anticonceptivos, y una demanda que sólo las panistas no respaldaron: "šAbascal a la cocina, mujeres a la oficina!"
Además, entre las conclusiones que se presentaron en San Lázaro, el parlamento planteó que el presidente Vicente Fox Quesada disuelva su gabinete para que "se integre con 50 por ciento de cada uno de los géneros", y una excitativa a las ca-denas de televisión para que los programas conocidos como talk shows sean emitidos en horarios en que los niños no puedan verlos.
Este sábado, la polémica surgió cuando las mujeres de cada grupo parlamentario plantearon sus posiciones, antes de la presentación de resultados, y unas y otras se reprocharon haber marginado a grupos antagonistas.
El griterío se hizo más fuerte cuando la senadora Susana Stephenson, del PAN, pidió a los partidos opositores una "participación comprometida" con el gobierno de Fox. Legisladoras perredistas y mujeres de organizaciones afines le devolvieron desde las curules: "šNo al IVA, no al IVA!" Su compañera de partido, la diputada María del Rocío García Gaytán -quien presidió la mesa directiva- pidió "respeto para la oradora".
Maternidad vs. desarrollo, falso dilema
Los gritos de rechazo al IVA dejaron su lugar a otros de respaldo cuando Stephenson señaló que el debate sobre lo que las mujeres deben hacer con su vida no puede ser ajeno precisamente a ellas.
"No podemos -dijo- seguir viendo sólo una de las múltiples facetas que la mujer puede adoptar y desarrollar bien: la ma-ternidad. No debe ser esta misión propia de la mujer la que la margine; no tiene por qué obligarse a la mujer que se quiere desarrollar a elegir entre ambas."
Al principio de la sesión hubo pullas y críticas mutuas. Inés González, de la Red de Mujeres Sindicalistas, planteó que habría sido deseable un "diálogo más real y un mayor compromiso" de las legisladoras con el resto de las participantes.
"No fue sorpresa -acusó- que nos en-contráramos con grupos de ultraderecha que daban cuenta de un desconocimiento absoluto de la historia de lucha que hemos emprendido las mujeres en el país. Desconocimiento que se expresa en dos visiones: la ignorancia, y el desprecio y entorpecimiento de los caminos que buscan la dignificación de todas las mujeres."
Las legisladoras y activistas del PAN la dejaron seguir hasta que afirmó que en estos dos días se comprobaron dos distintas representaciones del quehacer social de las mujeres:
"El salto del ámbito privado al público, y otro que margina a las mujeres al ámbito privado, relacionado con el rol tradicional adjudicado a la mujer, que las invisibiliza y coincide con las orientaciones dictadas por el actual secretario del Trabajo, de que las mujeres deben regresar a casa a cumplir con su papel social..."
Hasta ahí llegó la tolerancia de las panistas, que le exigieron bajar de la tribuna y terminar su intervención. Era, por cierto, la primera del día, y ya reflejaba el tono de las siguientes.
Pero Inés González no se detuvo. Insistió en sus críticas a las legisladoras panistas y a los grupos "de ultraderecha" que las respaldan. Para ella, la aspiración de los mexicanos y mexicanas expresada en las elecciones del 2 de julio de 2000 es que se abra la puerta a la libertad y se propicie mayor desarrollo social, pero no a favor de los retrocesos que -denunció- propone el actual gobierno.
Una vez más, el ala femenina del PAN se incomodó, volvió a gritarle, y la diputada García Gaytán optó por indicarle que había terminado el tiempo de cinco minutos asignado a cada oradora.
"...La lectura que la ultraderecha le da al cambio es el retroceso -prosiguió Inés-; a este supuesto cambio hay que ponerle nombre y adjetivo. No permitiremos re-troceder en derechos ya ganados con mucho esfuerzo y trabajo. šQue escuchen las fuerzas más oscurantistas y retrógradas: no daremos un paso atrás en nuestros derechos!"
La asamblea ya estaba calientita, así que cuando la diputada Rosadelia Cota Montaño, del Partido del Trabajo, señaló que la participación en el parlamento se hizo bajo criterios de peso específico de los partidos políticos y con "sectarismos", y no con la igualdad que las mismas mujeres demandan a los hombres, muchas se levantaron de las curules para gritar y manotear con las hojas que llevaban en las manos.
"No podemos hablar como género -insistió Cota Montaño entre el escándalo- de la discriminación de la que somos objeto como mujeres, si en la organización de los trabajos de este congreso persisten actitudes autoritarias y totalmente antidemocráticas".
María del Rocío Gaytán la reprendió: "El uso de la tribuna conlleva una responsabilidad. Solicito a las oradoras evitar descalificaciones de cualquier tipo".
La diputada priísta Olga Haidé Flores Velázquez reivindicó para su partido el que hoy las mujeres tengan derecho al voto y a participar en política. Aunque fue hegemónico, dijo, el Partido Revolucionario Institucional permitió la inclusión de las mujeres en la vida pública, y su acceso a espacios de decisión permitió redefinir las políticas de Estado.
Frente a la apuesta de la derecha, dijo, las mujeres del PRI defenderán, además de sus derechos, el carácter laico de las instituciones, la libertad frente al dogma, porque "la laicidad del Estado mexicano alimenta valores de solidaridad, tolerancia y justicia social".
Sus compañeras de partido la animaron: "šDuro, duro, duro!" Del sector femenil panista le soltaron "šBuuu! šAaaah!"
Largo y caldeado receso
Se abrió un receso, planteado inicialmente de cinco minutos, que fue aprovechado de nuevo por las inconformes con el esquema del parlamento para sacar sus mantas y cartulinas. "Parlamento manipulado, mujeres excluidas" se leía en una, y "Entre las mujeres no nos discriminemos", en otras.
Las que llevaban la primera manta la pasearon por todo el salón de plenos, con el cántico que fue creciendo por todo el salón: "šAbascal a la cocina, mujeres a la oficina!"
El receso se hacía largo, largo. García Gaytán no tuvo más remedio que volver a la reprimenda: "Nos encontramos en la máxima tribuna del país, con los ojos de todos en este parlamento. Les pido terminar con orden y respeto. Las invito a que no echemos a perder el trabajo en las mesas, por no poder escucharnos con tolerancia. šNo nos descalifiquemos nosotras mismas!"
Tras el llamado de atención, la presentación de conclusiones se fue con los ánimos calmados. La sesión concluyó tres horas después de lo programado, pero entre aplausos y felicitaciones por los avances logrados en dos días. Ante la escena, un reportero de radio recordó: "Es como en la obra de teatro: podrán despedazarse, pero jamás se harán daño".