DOMINGO Ť 10 Ť JUNIO Ť 2001
Ť La tuberculosis, que estaba bajo control, ha cobrado fuerza en varios países: OPS
Repuntan enfermedades entre los pobres de AL
Ť Informe del Banco Mundial señala que es la única región donde creció la pobreza extrema
GEORGINA SALDIERNA
En materia de salud, el problema fundamental de América Latina es que a pesar de los avances registrados en muchos frentes, la brecha entre los grupos de mayor ingreso y los más pobres se ha ahondado. Así por ejemplo, la mortalidad de los niños que nacen en la clase media o media alta es cinco veces menor a la de aquellos cuyos padres son de recursos económicos escasos, señaló ayer el doctor Juan Antonio Casas Zamora, director de la División de Salud y Desarrollo Humano de la Organización Panamericana de la Salud.
Aspirante a dirigir la OPS a partir de 2002, refirió que hace 40 años la diferencia entre la mortalidad infantil más alta y la más baja por países era de seis a uno. Haití tenía una mortalidad de seis, contra uno de Canadá y Estados Unidos. "Ahora el diferencial es de 20 a uno."
En entrevista, manifestó que en América Latina habitan alrededor de 80 millones de personas en extrema pobreza; es decir, en condiciones socioeconómicas en las que apenas tienen para comer. Con esta situación es realmente difícil que se puedan lograr mejoras significativas en la salud; pero sobre todo, mantener a un sector de la población viviendo en tales condiciones puede llegar a afectar la gobernabilidad y la estabilidad social, puntualizó.
Originario de Costa Rica, con estudios de medicina tanto en su país como en México, Francia y Estados Unidos, Casas Zamora destacó que a causa de la pobreza se ha observado en los últimos años el repunte de enfermedades que estaban controladas o prácticamente erradicadas, como la tuberculosis y el dengue hemorrágico, así como el surgimiento de otras nuevas. En la actualidad se considera que la obesidad es en ciertos casos una enfermedad de la pobreza, como también lo es el sida, agregó el experto en medicina social y salud pública, con amplia experiencia laboral en agencias internacionales de cooperación, como Unicef y la OMS.
-ƑCuál es el diagnóstico que tiene sobre la situación de la salud en la región?
-El problema fundamental que tiene la región en materia de salud es que a pesar de que se ha ido mejorando y avanzando en muchos frentes, en la esperanza de vida y en las tasas de mortalidad materna se ha abierto una brecha entre los grupos de mayor ingreso y los más pobres.
Sin aportaciones
El crecimiento económico no está aportando una reducción significativa de la pobreza en los países, y esto preocupa mucho, porque en otras regiones donde ha habido un gran desarrollo, como en el sureste asiático, no ha sido así. Eso no está sucediendo en nuestra región, y en consecuencia muchas de las mejorías de salud tampoco se están dando en forma igual en todos los grupos. Se están generando desigualdades importantes. Por ejemplo, hay países en la región donde la mortalidad de niños que pertenecen al grupo económico de clase media es cinco veces menor a la de los que integran el grupo de más bajos recursos.
Esos diferenciales de 5 hasta 7 veces en algunos países no se justifican, en la medida que existen la tecnología, el conocimiento y las posibilidades de asegurar que prácticamente todos los niños y las madres tengan acceso a intervenciones básicas que garanticen una mayor esperanza de vida.
Por eso, dijo, lo que nosotros planteamos es que debe haber equidad. Los procesos de reforma, de fortalecimiento de la salud pública, de mejoría de otros determinantes de la salud, como la educación, la vivienda o la infraestructura en general, necesitan enfocarse sobre las necesidades de los más postergados, para que estas brechas que se están dando no lleguen a afectar inclusive la misma gobernabilidad y la estabilidad social.
Como primera preocupación, agregó, señalamos la necesidad de insertar la cooperación técnica de la OPS en los procesos tendentes a reducir la pobreza. En segundo lugar, planteamos que haya mayor utilización de las capacidades que dan los nuevos sistemas de comunicación para mejorar el acceso de la población a la información en salud, y en tercero consideramos la necesidad de que la OPS se convierta en un espacio de mayor participación y consulta, no sólo de los ministerios de salud, sino de otras entidades, como las organizaciones no gubernamentales y el sector privado.
-ƑCuáles son las enfermedades que han elevado su incidencia debido a la pobreza?
-La tuberculosis, que estaba bajo control, se está incrementando en todos los países de la región, incluso en Canadá y Estados Unidos. También se han elevado los casos de paludismo y dengue hemorrágico. Este último prácticamente se había erradicado, pero ahora toda Centroamérica, Sudamérica y México tienen nuevamente el problema. Las enfermedades diarreicas y respiratorias siguen siendo causas importantes de mortalidad, como lo es también la falta de atención a las mujeres embarazadas.
En nuestros países hay sectores de la población en los que apenas 10 por ciento de las madres tiene acceso a la atención del parto. Con esas condiciones es imposible lograr adecuadas tasas de mortalidad materna, de salud perinatal para el niño, y ello tiene un impacto generacional.
-ƑEn qué proporción se han incrementado estas enfermedades?
-Hay varios estudios. Por ejemplo, en Panamá, donde el nivel de salud es bastante adecuado en comparación con otros países, el sector más pobre de la población concentra 80 por ciento de enfermedades diarreicas y 40 por ciento de mortalidad infantil; o sea, en este grupo de población se concentra la mayor parte de fallecimientos prematuros.
Siempre se ha notado que los pobres tienden a enfermarse más, tienen mayor mortalidad. Lo que sucede en la actualidad es que en la medida que va mejorando la salud de la población, va aumentando el diferencial entre los más pobres y ricos. Por ello, tenemos que recanalizar los recursos de mejor manera.
En este momento la región gasta 7 por ciento del PIB en salud. Es un gasto significativo. Con una pequeña proporción que se reoriente a la salud de los niños, madres, trabajadores rurales y poblaciones postergadas, se tendría un impacto enorme. De lo que se trata no es de gastar más, sino de hacerlo mejor.
-El apoyo a los sectores desprotegidos implica necesariamente el fortalecimiento de los sistemas de seguridad social.
-Por supuesto.
-Pero en América Latina se están aplicando políticas para desmantelar los sistemas de seguridad social.
-No se puede generalizar. Hay países que han optado por revisar los esquemas de seguridad social porque se habían convertido en un esquema elitista que excluía a la gran mayoría de la población, y sin embargo consumía grandes cantidades de recursos. Hay estados donde la seguridad social atiende a 10 o 15 por ciento de la población con un presupuesto tan alto como el de un ministerio de salud, que teóricamente tiene que atender a 90 por ciento de la población. Esto ha generado desigualdad y por ello se ha buscado racionalizar el gasto público, para que los recursos se orienten a las personas de menores recursos, y los sectores de mayor ingreso puedan poner recursos propios.
En otros países los procesos de reforma se han enfocado a reducir costos y lograr eficiencia, y se ha perdido de vista la equidad. Por eso hablamos de reformar la reforma; o sea, hacer una revisión muy crítica y ver cuáles han sido los resultados en términos de equidad y acceso a servicios básicos de los sectores más postergados.
Si los procesos de reforma van en el sentido de apoyar a los sectores más postergados, hay que apoyarlos; si no van en ese sentido, hay que evaluarlos, para ver cómo se pueden orientar.
-En estas circunstancias, Ƒcuál ha sido el desarrollo del sida?
-Es una enfermedad que empezó siendo de sectores de mayor ingreso, de países industrializados. Era una mal de sectores urbanos; ahora es de hispanos, afroamericanos y de la pobreza. Como sabemos, es de transmisión sexual y por vía transplacentaria, pero la información, que es el instrumento más importante que tenemos para vencer al sida, es justamente de la que carecen los sectores más pobres.
Otra enfermedad de la pobreza es la obesidad, porque los alimentos más adecuados para permanecer con bajo peso son más costosos: las proteínas, las verduras frescas, las frutas tienen mayor costo que las comidas fritas, los alimentos que son fuente de carbohidratos. La obesidad como un fenómeno de la pobreza en la región está causando mucha preocupación, porque va a incidir en hipertensión, diabetes y enfermedades crónicas.
Casas Zamora resaltó el hecho de que en América Latina existen 80 millones de personas que viven en extrema pobreza. El informe del Banco Mundial del año 2000 muestra que Latinoamérica es la única región del orbe donde creció la pobreza extrema, concluyó.