SABADO Ť 9Ť JUNIO Ť 2001

José Luis Manzo

ƑGas y electricidad, negocio de extranjeros?

Los inversionistas extranjeros deben tomar con mucho cuidado las afirmaciones del presidente Fox. En su actual gira por Asia, les aseguró que en México ya casi todo está abierto a las inversiones extranjeras, y que el sector energético es lo único que falta por abrir.

Frente a empresarios japoneses afirmó que su gobierno está "promoviendo una iniciativa ante el Congreso" para eliminar las limitaciones constitucionales que impiden a los extranjeros invertir libremente en gas y electricidad. Esto no es verdad. A la fecha, el presidente Fox no ha enviado al Congreso ninguna iniciativa al respecto; por lo tanto, no puede "promover ante el Congreso" algo que aún no ha enviado a éste. Como ya es su costumbre, el presidente está faroleando ante los empresarios extranjeros. Quiere dar la impresión de que "casi es un hecho", que es una cuestión de mero trámite, la aprobación de esas reformas constitucionales; como si esa decisión fuese de su competencia, y no de otro poder federal que es autónomo.

Por lo demás, el titular del Poder Ejecutivo federal no da al Poder Legislativo federal el respeto que le merece; éste no es oficialía de partes de aquél. Al momento de escribir estas líneas, no conozco de alguna llamada de atención o extrañamiento que el Congreso le haya formulado al Ejecutivo federal por este comportamiento; extrañamiento que no debiera demorarse por el bien de todos, incluido el propio presidente Fox. Su ansiedad por atraer capitales externos lo está llevando a ofrecerles condiciones que suenan muy atractivas pero que no son reales. Esto es fácilmente comprobable para los inversionistas extranjeros, y puede generarse un efecto contrario al buscado. Existe el riesgo de perder credibilidad. La imagen de un gobernante entusiasta pero serio y responsable en sus ofrecimientos, puede convertirse en la de un charlatán de feria, lo que no es bueno para nadie.

Los inversionistas extranjeros debieran saber que en México ya pasaron los tiempos en que la aplanadora oficial en el Congreso sacaba adelante las iniciativas de reformas constitucionales tal como las enviaba el Presidente de la República. Dada la composición plural en ambas cámaras del Congreso mexicano, ningún partido reúne por sí solo las dos terceras partes de los votos para sacar adelante modificaciones a la Constitución.

Además, no es seguro que todos los legisladores panistas votarían a favor de las propuestas que presentase el presidente Fox. Debe recordarse que, en el caso de la privatización de la petroquímica, el PAN se mostró a favor de los capitales nacionales y se opuso a la participación de capitales externos. Adicionalmente, algunos de los actuales legisladores de ese partido han mostrado independencia de criterio al votar de manera diferente a la mayoría de sus compañeros.

Por su parte, los legisladores del PRI no tienen línea presidencial que los unifique a la fuerza. Buscarán comportarse como una oposición eficaz para defender las posiciones de poder que aún conservan y legitimarse ante los votantes. En el contexto de la aguda crisis que vive ese partido a raíz de que perdió la Presidencia de la República, un gran número de sus actuales legisladores podrían responder más al nacionalismo revolucionario en el que fueron formados ideológicamente, que al neoliberalismo que abiertamente les fue impuesto desde los tiempos de Miguel de la Madrid, por lo que es esperable que se opongan a los planes de Fox en materia energética, como ya lo mostró el paradigmático Manuel Bartlett, presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales del Senado, frente a los primeros intentos de Fox por abrir totalmente el sector eléctrico a partir de la iniciativa presentada por Zedillo en febrero de 1999.

Es por tanto esperable que en este tema tan sensible para los mexicanos se constituya un frente de legisladores de diversos partidos cuyo núcleo podría ser el PRD, que pudiera impedir a la mayoría de panistas y priístas alcanzar las dos terceras partes de los votos en ambas cámaras del Congreso, para frenar así las intenciones gubernamentales de entregar el sector energético a empresas extranjeras, como lo hizo Porfirio Díaz en los umbrales del siglo pasado.

El papel del PRD en este proceso es clave. La posición que adopten dirigentes y legisladores y su capacidad para impulsar consensos serán fundamentales. Habremos de ver si las querellas internas les deja tiempo para eso.

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