SABADO Ť 9 Ť JUNIO Ť 2001

Rodolfo Elizondo

La nueva vía es la política

En el gobierno del presidente Fox estamos en favor de las demandas de los indígenas, porque estamos conscientes de la marginación y la injusticia en que han vivido durante muchos años.

Parece que se ha olvidado a algunos asesores del EZLN que el que escribe este artículo formó parte de la Cocopa cuando se elaboró el documento que finalmente el presidente Fox hizo suyo para enviarlo como iniciativa al Congreso, con la firme intención de que fuera aprobado en sus términos.

Es necesario comentar que en la última oportunidad que tuvimos tanto don Luis H. Alvarez como un servidor de abordar el tema del documento con el sub Marcos en el 96, nos expresó que él no estaría en contra de que ese documento pudiera ser modificado en algunos puntos, por lo que es natural que algunos de los funcionarios que hemos acompañado el proceso en el nuevo gobierno pensáramos que el enviado al Congreso necesariamente sufriría modificaciones y que tal vez no cubriría las aspiraciones íntegras del EZLN como sin duda así fue.

Es necesario entender los nuevos tiempos políticos del país, es necesario entender la división real de poderes que hoy se está dando, y dejar de pensar en el pasado inmediato, donde las iniciativas del Ejecutivo eran acatadas como órdenes ante el Poder Legislativo. Si no estamos conscientes de esta nueva realidad, con dificultad podremos entender que el presidencialismo en este país está pasando a mejor vida para satisfacción de muchos.

La lucha del EZLN es una lucha política, no una lucha armada, como lo ha manifestado el sub Marcos, y por lo tanto es por la vía política que habrán de lograrse la paz y la reivindicación de los pueblos indígenas.

Al responder positivamente a las condiciones que le correspondían, al darle todas las garantías que estuvieron a su alcance a la marcha zapatista, entre otras acciones, el Ejecutivo demostró que su voluntad política para encontrar la paz no tiene fin.

Nadie en esta lucha se ha declarado ganador ni perdedor, sólo que ante la realidad de los hechos tendremos que encontrar de manera conjunta nuevos caminos de entendimiento, que desde mi punto de vista no se lograrán con el silencio renovado de una de las partes.

Si en verdad el EZLN quiere avanzar hacia la reivindicación de los pueblos indígenas y hacia la paz, no puede recurrir a las mismas fórmulas que utilizó ante otros interlocutores y dilatar el diálogo, cuando tiene ante sí una contraparte diferente y ante una realidad nacional distinta.

Lo dije y lo sostengo: no está en manos del Ejecutivo, en este momento, una reforma a la ley que está por ser aprobada por los congresos locales, porque no están dadas las condiciones políticas que permitan una reforma que satisfaga plenamente al EZLN, lo que hace necesario pensar en una ley secundaria que mejore en algunos aspectos la aplicación de la ley que está en proceso de aprobación.

En cuanto a la comunicación con el correo designado por el EZLN para estar en contacto durante el proceso legislativo de la ley, de manera un tanto inexplicable se esfumó en los momentos más importantes. No quiero decir que el contacto hubiera sido suficiente para que la ley se aprobara de manera satisfactoria para el EZLN, pero creo que sin duda hubiera sido una valiosa opinión.

Nadie está pensando en este gobierno en aislar a las comunidades indígenas de su propia causa, que finalmente puede o no coincidir con las causas zapatistas, lo que el gobierno no debe hacer es simplemente cruzarse de brazos para dejar de atender muchas de las causas que originaron el conflicto.

Hay varias acciones al alcance del Poder Ejecutivo que van mas allá de la citada ley, tales como los programas para el desarrollo de las comunidades que deben de involucrar al gobierno y a la sociedad civil en Chiapas; la regularización de la tenencia de la tierra, y la promoción de pactos políticos para erradicar totalmente la violencia en el estado.

La intención del gobierno es lograr el mejoramiento de las comunidades indígenas y del pueblo chiapaneco; en el proceso para lograr este objetivo es indispensable la participación de las comunidades indígenas y de la sociedad chiapaneca en su conjunto, sin tutela y paternalismos de ninguna clase.