SABADO Ť 9 Ť JUNIO Ť 2001T
Ť El tema migratorio no se abordó en forma explícita en la declaración conjunta
Apoya gobernadora de Arizona la pena de muerte a polleros
ROSA ELVIRA VARGAS Y MARTHA PATRICIA CASTRO ENVIADA Y CORRESPONSAL
Tampico, Tamps., 8 de junio. Aunque no admite que Jesús López, uno de los polleros que hace dos semanas condujeron a la muerte a 14 indocumentados mexicanos, se encuentre bajo proceso judicial en su estado, la gobernadora de Arizona, Jane Dee Hull, no duda en responder que pediría la pena de muerte para quien cometió el acto criminal de abandonarlos en el desierto, a 50 kilómetros de la carretera más cercana y bajo temperaturas cercanas a los 44 grados centígrados.
Sólo reconoce que "aparentemente" uno de los traficantes de indocumentados murió en el desierto, de acuerdo con lo que, según ella, habrían consignado los medios de comunicación.
Un vocero de la cancillería confirmó desde la ciudad de México la información que dio hace unos días el subsecretario de Relaciones Exteriores, Enrique Berruga, en el sentido de que uno de los polleros fue identificado entre los sobrevivientes que rescató la Patrulla Fronteriza en el desierto de Yuma y al que, aun convaleciente, se le consignó ante las autoridades de Arizona, "porque fue ahí donde ocurrió el delito".
En la conferencia de prensa que ofrecieron los mandatarios que integran la Conferencia de Gobernadores Fronterizos, la representante de Arizona fue interrogada sobre el hecho, y extrañamente no pareció estar enterada de que esa persona se encuentre en su estado. Sí en cambio, sabía de la detención de otros presuntos traficantes de personas a quienes a principios de esta semana consignó la PGR en el municipio de Sonoyta, en Sonora.
"Efectivamente, Arizona es un estado que tiene la pena de muerte; algunas de las personas que han sido detenidas están ahora en México y lo que espero es que se aplique la ley con su máximo rigor", indicó Jane Dee Hull.
Si bien el tema de la migración no se tocó de manera explícita en la declaración conjunta, prácticamente todos los mandatarios lo abordaron. Patricio Martínez, de Chihuahua, dijo que los migrantes han pasado a Estados Unidos por esta frontera desde hace 100 años en cantidades crecientes y que si hoy se aplicaran con precisión y rigor las leyes migratorias en aquel país, millones de habitantes integrados a su economía sufrirían las consecuencias.
A su vez, el panista Alejandro González Alcocer, de Baja California, rechazó que el tema de la migración quede como insuperable e infinitamente postergada su solución. Pero fue la propia Jane Dee Hull la que abordó de manera más amplia el fenómeno de la migración indocumentada. Se preguntó qué pueden hacer los estados fronterizos para evitar más muertes. Y respondió: "hacer oír nuestras voces" y aprovechar juntos las oportunidades y el potencial de la región para alentar las intenciones de los presidentes Vicente Fox y George W. Bush en el tema migratorio. Apeló entonces a la capacidad y experiencia de los estados fronterizos para coadyuvar en el diálogo entre México y Estados Unidos, y lograr las reformas a las leyes de migración, así como en el diseño de un nuevo programa para trabajadores migrantes, porque mucha gente que está viniendo a tierras estadunidenses, "legal o ilegalmente, encara la difícil decisión entre quedarse en su casa en la pobreza o migrar hacia donde puede encontrar trabajo para mantener a su familia".
Pero al mismo tiempo, muchas industrias en Estados Unidos no pueden encontrar trabajadores adecuados para realizar ciertas labores. Resolver el problema, planteó, pasa por la conjunción de esfuerzos fronterizos, lograr mayor desarrollo económico y ver los nuevos programas para trabajadores como una manera de apuntalar la economía de Estados Unidos.