VIERNES Ť 8 Ť JUNIO Ť 2001
Ť El prelado pide que esas instituciones no claudiquen en su vocación humanista
Error, reducir recursos a universidades: Poupard
JOSE ANTONIO ROMAN ENVIADO
Puebla, Pue., 7 de junio. El presidente del Consejo Pontificio de Cultura, cardenal Paul Poupard, lamentó que los gobiernos sucumban ante la tentación de reducir el presupuesto destinado a la educación, sobre todo a las universidades, pues es el ''error más grande'' que pueden cometer.
"La universidad sigue siendo un lugar determinante donde se crea y se transmite cultura, cuya repercusión en la sociedad sigue siendo inmensa. Un país será lo que sean sus universidades, donde se forman los cuadros dirigentes de un país, y sobre todo, donde se establecen criterios y modos de juzgar la vida", dijo el enviado pontificio.
En la conferencia con la prensa que cerró el primer Encuentro Pontificio de América sobre Cultura, el prelado reconoció que los gobiernos de las naciones donde hay problemas económicos "tienen la tentación" de reducir los recursos que destinan a las universidades, lo cual es el "error más grande", pues se pone en riesgo el futuro de esa nación, porque -dijo- el mayor capital es el hombre y la mejor inversión es la educación y la cultura.
Tanto en su ponencia magistral La dimensión cultural cristiana en la universidad católica como en la conferencia con la prensa, Poupard dijo que la evangelización de la cultura es una "tarea insoslayable", pues es en ésta donde se juega el destino de la humanidad.
"Del mismo modo que la preocupación por el medio ambiente y el desarrollo sostenible ha pasado a ser una prioridad en la acción de gobierno de varios países, para nosotros es necesario emprender una actuación urgente para sanear el medio ambiente cultural en que vivimos y respiramos", dijo citando palabras del papa Juan Pablo II.
La tercera revolución
El último día de este encuentro continental, el cual se realizó en el auditorio de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) -institución católica pero no confesional-, coincidió con el quinto Encuentro Internacional de Centros de Cultura, organizado por ese centro educativo, al que asistieron también los obispos y arzobispos presidentes de las comisiones de cultura de los episcopados de América, desde Canadá hasta Chile.
Poupard apuntó que las universidades escapan a las importantes transformaciones que se dan actualmente en el mundo, una de ellas la nueva revolución tecnológica, la tercera, que es la de la información y la de los medios de comunicación, que está creando a pasos agigantados un nuevo tipo de economía y de sociedad.
Son muchos, agregó, los que se preguntan si la universidad actual será capaz de responder a las exigencias que la nueva economía y el mercado de trabajo demandan. No pocos centros universitarios se sienten tentados de abandonar su vocación originaria para convertirse en escuelas de formación profesional de altísimo nivel. Pero la universidad que sea arrastrada por el huracán de la nueva economía corre el riesgo de perder su vocación originaria.
Se preguntó de qué serviría formar excelentes profesionistas en las distintas especialidades si éstos carecen de una visión armónica del saber y del mundo. "Personalmente les confesaré mi temor a vivir en un mundo dominado por expertos sin alma, a merced de especialistas que saben casi todo acerca de muy poco y casi nada de todo lo demás, de las cosas que verdaderamente importan".
Durante el desarrollo del encuentro, donde participaron profesores de diversas universidades católicas de América y Europa, el académico Fidencio Aguilar señaló que en México parece ser que emergen dos modelos de universidad: por un lado, el de la excelencia que, buscando ser acorde con los tiempos, aspira a ser el cauce de la globalización, es decir, preparar profesionales de punta que respondan a las circunstancias de la sociedad global del conocimiento, la información y el consumo de bienes y servicios sin fronteras; este modelo parece ser ubicado, sobre todo, en la universidad privada.
Por el otro, se encuentra el modelo de universidad que busca reivindicar los reclamos sociales de justicia, cuya pretensión más bien es detener la ola globalizadora, a la que hace responsable del deterioro humano, social y ecológico; este modelo parece ser ubicado en la universidad pública.