Ť Tras la dictadura continúan en la criminalidad: víctimas
Cavallo, entre los torturadores que siguen en la delincuencia
Ť El proceso en México al ex director del Renave marca 3 hitos, afirman Ť Están dispuestos a encarar a su verdugo
BLANCHE PETRICH
Cuatro sobrevivientes de la Escuela de Mecánica
de la Armada de Argentina, de la que fue alto oficial Ricardo Miguel Cavallo
?en espera de extradición a España para ser juzgado por genocidio,
tortura y terrorismo de Estado?, afirman que el capitán de corbeta
comparte el destino de muchos otros militares de su país corresponsables
de la guerra sucia en los setenta: empezaron asesinando, torturando y desapareciendo
a decenas de miles de ciudadanos, y terminada la dictadura continuaron
su vida criminal en la delincuencia común: robo de autos, narcotráfico
y tráfico de armas.
De ese destino es copartícipe el ex presidente
Carlos Saúl Menem, quien ayer fue detenido por sus lazos con las
mafias que traficaron armamento para Croacia y Ecuador, comentó
Mario Enrique Fukman, uno de esos cuatro ex presos de la Esma que hoy se
encuentran en México para dar a conocer sus testimonios sobre las
acciones de Cavallo durante el periodo de genocidio en Argentina.
Paradójicamente, subrayaron, el flujo ilegal de
armamento de Argentina a Ecuador estuvo destinado a alimentar la guerra
entre este último país y Perú, mientras oficialmente,
durante el gobierno de Menem, Buenos Aires
aparecía entre el grupo de garantes de los acuerdos de paz.
Para todos ellos, esperan, debe haber un tribunal que los juzgue y sentencie.
Es él, sin duda
En una conferencia con la prensa ofrecida aquí para ratificar su disposición de presentar sus testimonios en la causa judicial que se sigue en la Audiencia Nacional de España en contra de Cavallo, Ana Testa, ex prisionera de la Esma y esposa de un detenido-desaparecido, y Cristina Muro, cuyo marido también es desaparecido, así como Fukman y Carlos Lordkipanidse, también ex presos, sostuvieron que la identidad del hombre detenido por la Interpol en Cancún en agosto del 2000 es, "sin la menor sombra de duda", la de Ricardo Miguel Cavallo, oficial operativo de 1977 a 1978 en el grupo de tarea 3.3.2 de la Esma. En ese periodo el mencionado grupo realizó operativos para secuestrar a 110 personas. En 1979 fue jefe de la zona denominada La Pecera.
En ese periodo, del total de 30 mil desaparecidos que hubo en Argentina, al menos 5 mil pasaron por la Esma, que fue en su momento el mayor centro de detención clandestino de los 340 que hubo. De esos 5 mil detenidos sólo sobrevivieron 150.
Cuatro de ellos están ahora en México. El grupo se ha reunido con organismos de derechos humanos no gubernamentales y con las comisiones de derechos humanos de las cámaras de Senadores y Diputados. Esperan también reunirse con personal de la cancillería, sobre quien recaerá la última palabra en el proceso de extradición. Ya en una instancia legal anterior, en febrero, la Secretaría de Relaciones Exteriores concedió la extradición.
Inmediatamente después la defensa del capitán
interpuso un amparo, el que actualmente está bajo la jurisdicción
del juez Juan Ramírez Díaz, del juzgado primero en materia
de amparo.
En esta visita, los cuatro argentinos también
visitaron, en sus oficinas, al juez Jesús Guadalupe Luna, quien
dictó la primera decisión jurídica sobre la procedencia
de la extradición.
"Para nosotros este proceso ha marcado tres hitos históricos en la lucha en contra de la impunidad por la guerra sucia en Argentina: el primero fue el arresto de Cavallo por parte de la Interpol, el segundo fue la decisión del juez Luna y el tercero el dictamen de la cancillería. Por esto nosotros venimos a agradecer a México".
Añadió que a los involucrados en este proceso
(son ocho los sobrevivientes de la Esma del periodo 1978-1983 que pueden
dar testimonio de la desaparición de al menos 17 personas desaparecidas
que estuvieron bajo la responsabilidad directa de Cavallo) no les queda
duda de que durante el proceso en México "no habrá ningún
resquicio de la ley por el cual Cavallo pueda escabullirse de la acción
penal".
Uno por uno, los cuatro argentinos rindieron ayer sus
testimonios frente a la prensa mexicana en una sala en donde, como telón
de fondo, desfilaron en una pantalla diapositivas con las fotografías
de varias decenas de las víctimas de Cavallo que no tuvieron la
suerte, como ellos, de salir con vida de la Esma.
Bebés en la plancha de tortura
Carlos Lordkipanidse relató cómo, mientras él era sometido a tortura con la picana eléctrica, su pequeño hijo de 20 días de nacido fue torturado de la misma forma y en la misma cama de hierro donde él recibía las descargas de electricidad.
Durante los dos años que permaneció en la escuela de la armada fue destinado como trabajador esclavo a un laboratorio gráfico donde, aprovechando su capacitación como fotocromista, participó en la falsificación de todo tipo de documentos, incluido papel moneda de Chile, pasaportes de la República Oriental de Uruguay, cédulas de identidad, actas de defunción y nacimiento, carnés de identificación falsas para oficiales y al menos 10 mil pasaportes con lo que en esa época fue el nuevo modelo del pasaporte de Argentina, "muy probablemente destinados para el mercado internacional del crimen organizado".
Cristina Muro relató el día en que un comando, dirigido personalmente por Cavallo, "un joven rubio, muy blanco, de mirada helada, inconfundible", allanó su casa en busca de su marido. Ella, que apenas cinco días antes había dado a luz, fue arrojada al piso y pateada. El bebé, tomado de los pies, con la cabeza hacia abajo, le fue puesto enfrente, con una pistola en la boca. "Te callas o le disparo", le dijo Cavallo. Su marido es uno de los 30 mil desaparecidos.
Ana Testa cayó presa en la Esma. Cavallo fue responsable directo de su detención y de todo el tiempo que permaneció torturada, engrilletada y encapuchada. El oficial de la Armada le corroboró, uno de esos días, que su marido había sido finalmente apresado por el ejército. Sigue desaparecido.
Estas dos mujeres esperan algún día poder participar en un careo con quien fuera su torturador. "Y le exigiríamos que nos diga dónde están nuestros esposos".