Antes de la era del látex, cuando decir sexo seguro significaba sólo seguridad de tener sexo, y no seguridad al tenerlo, los lubricantes, las cremas, las vaselinas, eran únicamente accesorios para disminuir el dolor en la penetración sexual, o para incrementar las sensaciones placenteras. En el primer caso, el lubricante podía incluir una sustancia, la xilocaína, por ejemplo, cuyo efecto era anestesiante; en el segundo, una base de mentol, u otra sustancia de estimulación térmica, capaz de potenciar sin mayor riesgo los goces. Paulatinamente, los lubricantes, los gels, abandonaron en parte su primera función clínica (uso hospitalario, tactos vaginales o rectales) para integrarse al repertorio de la fantasía colectiva como aditamentos de la relajación erótica. Hace casi 30 años, por ejemplo, en una escena célebre de El último tango en París, María Schneider sometía a Marlon Brando con la ayuda de un trozo de mantequilla. Años después, con la promoción del uso del condón para prevenir infecciones de transmisión sexual (ITS), se desaconsejó el uso de algunos productos de lubricación, incluida por supuesto la mantequilla. La razón era sencilla: las sustancias grasas que contenían cremas y vaselinas, dañaban la superficie del látex, favoreciendo las roturas del mismo y la transmisión del virus. Era indispensable utilizar sustancias menos agresivas, como los lubricantes solubles en agua, sin riesgo alguno para el condón.
¿Por qué importa tanto un lubricante?
A menudo se señala que la eficacia de un condón se mide por la manera, correcta o indebida, de colocarlo. Lo que no se señala con la insistencia requerida, es que sin el uso de un lubricante apropiado, los beneficios de esta protección disminuyen considerablemente. El problema principal con las campañas de promoción del sexo seguro, es el alto costo no sólo de los condones de venta en farmacia, sino de los lubricantes solubles en el agua, indispensables para garantizar la eficacia de los primeros, y cuyo costo es todavía más elevado. No hay información suficiente sobre cómo utilizar el condón y dónde adquirirlo a precios más accesibles, pero menos aún sobre la importancia de utilizar siempre un lubricante hidrosoluble y dónde adquirirlo. Sin esa información y sin productos accesibles a todos los bolsillos, se corre el riesgo de lubricar el condón con sustancias baratas que pueden dañarlo. Se objetará tal vez lo anterior con el argumento de que la mayoría de los preservativos ya vienen lubricados. Se dirá también que la vagina posee su propia lubricación, por lo que el recurso a otros lubricantes es algo meramente opcional, cuando no estrictamente recreativo. Lo que no se dice, sin embargo, es que la mayoría de las infecciones de VIH por transmisión sexual, ocurren por contacto anal, ya sea entre homosexuales y bisexuales, o entre parejas heterosexuales que para evitar embarazos, o diversificar su placer, recurren cada vez más a esta práctica. Tampoco se dice lo suficiente que por la ausencia de lubricación natural, el sexo anal sí requiere del uso de lubricantes en cada relación con condón. En caso contrario, la fricción del coito, la ausencia de lubricación, o su insuficiencia al recurrir a la saliva, pueden ocasionar la rotura del preservativo y un riesgo de infección por ITS, incluido el VIH. En algunos países, Estados Unidos, Francia, Canadá o Inglaterra, las campañas de sexo seguro incluyen la distribución gratuita de condones acompañados siempre de un lubricante de bolsillo, todo en un pequeño empaque, un kit de seguridad. En México se requiere, en un primer tiempo, reducir el costo de condones y lubricantes, o promover oficialmente su fabricación a bajo costo, a fin de volverlos más accesibles para los sectores más vulnerables.
¿Cuáles son, dónde conseguirlos, cuáles son sus efectos?
En el mercado nacional, principalmente en sex-shops y condonerías, hay lubricantes de todos los sabores y consistencias. Las farmacias venden preferentemente lubricantes de fabricación nacional y uso hospitalario (K.Y, de Johnson and Johnson; o Lubrizal). El gel hidrosoluble en estos productos es menos fino y menos acuoso que el de los gels importados, se seca con mayor rapidez e incluso forma grumos. Su principal ventaja es su costo más reducido. En los sex shops (Private, Gold Dreams) la variedad de gels importados es mucho más grande, el gel es mucho más fino y no es pegajoso. Predominan algunas marcas de prestigio (Wet, Id Glide, ForePlay) y presentaciones hasta de 6 tamaños. Existen también lubricantes nuevos a base de silicón, más durables y apropiados para sexo vaginal, oral y anal, y otros que contienen feromonas mixtas (una combinación de hormonas masculinas y femeninas) que incrementan la excitación sensorial en los usuarios.
Es preciso insistir en que los lubricantes no son únicamente artículos de lujo, sino también de primera necesidad en tanto accesorios para una práctica integral del sexo seguro. Por esta razón, es responsabilidad de las autoridades de salud promover su distribución económica o gratuita como complemento indispensable de preservativos también de bajo costo. Además de la salud pública, lo que está en juego es la credibilidad y eficacia de cualquier programa nacional de prevención del sida.
Información proporcionada por La Condonería,
Tuxpan 2, piso 10, despacho 1005, col. Roma Sur, México D.F. Teléfono:
5574-5309.
1 No utilices cremas, vaselinas, ungüentos, pomadas, aceite para niños, ni ninguna otra sustancia grasa que pueda dañar al látex.
2 Sólo aplica una gota de lubricante al interior del condón. Con mayor cantidad éste puede zafarse.
3 Evita el uso de la saliva como remplazo del lubricante, seca muy rápido y no previene las fricciones contra el látex.
4 Utiliza con regularidad el condón y el lubricante, recuerda que en el sexo protegido ambos son inseparables.
Costos
Lubrizal y Ky (nacionales) 35 pesos aproximadamente, tubo pequeño.
Wet, Id Glide y ForePlay (importados) de 10 a 180 pesos, según el tamaño, 6 presentaciones.
Wet de sabores (para sexo oral) 130 pesos aproximadamente, tamaño standard.