Alguien dijo que nuestro cuerpo es un servidor rebelde y cómico a la vez. No deja de ser patético, ese modo extremo de la rebeldía, el reporte de parejas que después de un sabroso coloquio genital acaban sumidas en la anticlimática pesquisa del condón que se quedó a vivir en la cuarta dimensión.
--Pos qué buscas.
--El chingao hule. ¿Qué no te dije que lo checaras?
--Ha de estar ahí entre las sábanas.
--No te hagas güey, te lo has de haber quitado.
Una amiga me contaba que dos semanas después de la pérdida vino apareciendo cuando ya hasta lo había olvidado, con el consiguiente susto al ver aquella inusual excrecencia corporal.
--Ya mi cuerpo se empezaba a encariñar con él.
--Hasta sepelio le hizo --ataja su marido.
--No tienes cara de burlarte, cabrón.
La comedia de las muy serias apetencias aumenta de tono con la lamentable flagelación del celibato ordenada por los cánones eclesiásticos. Juan es un joven párroco extremadamente intransigente con cualquier forma de erotismo de sus feligreses. En sus sermones la homosexualidad obviamente equivale a merecer la pena capital. Un día viajó a Houston, a visitar a su primo Teódulo. Me cuenta este último, quien es el típico "texmex" despiporrado, que después de una noche de mal temperada francachela con otros donceles, en la madrugada se tropezó con dos cuerpos voluptuosamente ayuntados en el living room.
--Pos qué pues, primo ¿jugando luchitas?
Por supuesto que el casto Juan negó cualquier responsabilidad. Fue el demonio del alcohol, dijo.
--No hay bronca, primo, uno es hombre y comprende. Nomás cuídese.
Y el asunto no tuvo mayores consecuencias porque como todo el mundo sabe, hasta Dios, que la carne es débil y la tentación no está de enchílame otra.
La Primera Niña del país se ha alzado en franca rebelión contra la concupiscencia voraz de los mexicanos. A algunos les asombra la osadía de la chica al meter en un nuevo brete a su papacito el Presidente, al contravenir las políticas oficiales que al menos en teoría descartan la abstinencia sexual como estrategia eficaz de control demográfico y prevención de infecciones. A mi me fascina la dulce perversidad de la chica super poderosa. No cabe duda: la vida es un melodrama.