JUEVES Ť 7 Ť JUNIO Ť 2001
El precio de la galanura
Brad Pitt, incómodo con su papel como símbolo sexual de Hollywood
MARIANNE RUUTH ESPECIAL PARA LA JORNADA
Hollywood, 6 de junio. No todas las mujeres están enamoradas de Brad Pitt. Después de todo, esos personajes de la pantalla ci-nematográfica sólo son símbolos. Cualquiera que sueñe con este risueño y encantador muchacho, que posee un toque de misterio y una profundidad inexplorada, sabe que su verdadera personificación es la de sólo un hombre.
El es uno de los más candentes y guapos hombres de Hollywood con su cabello que parece haber sido cortado por un viejo peluquero, o cuando frunce el ceño, o cuando se deja ver con su holgado pantalón de mezclilla sin lavar, y su camiseta y sus tenis. A veces da la impresión de que no quisiera ser ese tipo sexy, duro y dorado de Hollywood, pero su apariencia es siempre natural. Como lo dijo alguna vez el mismo Dustin Hoffman: "al lado de Brad Pitt todos nos vemos como cebollas".
"El énfasis en el look me hace estar incómodo -dice Brad-. Es una trampa. Puedes entrarle a ese juego y no respetarlo. Alguna vez he querido mejorar mi apariencia y no me he sentido mejor. Trato de ir un poco más allá del cómo te ves".
El reto de ser diferente
Más profundo significa para él ser "diferente", como se evidencia en la variedad de caracterizaciones que ha hecho, porque le gusta mantenernos maravillados y atentos al siguiente rol que desempeñará. Recientemente sus inesperadas e iconoclastas imágenes han sido: en la cinta de Guy Ritchie (Snatch), como un incomprendido gitano, y como un perdido joven de buen corazón en la película La mexicana, de Gore Verbinski.
"Tan pronto consigues una imagen, tienes que romperla o te estancas -puntualiza-. Quiero hacer de todo, algo diferente a lo anterior. Hacer esto en ocasiones va contra el punto de vista de los llamados expertos, pero lo importante es que tienes que tomar responsabilidades sobre qué es lo que quieres hacer. Nadie más puede echarte la culpa. ƑPero por qué no? Hacer películas no es para débiles de corazón. Es para esos a quienes les gustan los cambios en todos los aspectos".
Su búsqueda por el cambio le hizo dejar la universidad en 1986 antes de graduarse. Un día abandonó sus clases de periodismo y publicidad sabiendo que lo que deseaba en la vida era algo más que diseñar campañas publicitarias. Se fue a Hollywood ha realizar trabajos ocasionales como cargador, chofer, a vestirse como pollo afuera de un restaurante. Fue extra en algunos filmes, hizo algo de televisión hasta que consiguió actuar en la cinta Telma y Louis, que dirigió Ridley Scott y que protagonizó Susan Sarandon.
Realmente eso fue lo que le dio la fama: la escena de amor con Geena Davis. El actor recuerda: "Fue realmente romántico para los 29 años que teníamos entonces. Podrías decir que mi carrera comenzó con un orgasmo de 6 mil dólares".
Catorce minutos en la pantalla hicieron hablar a todo mundo sobre él. Los agentes lo llamaron y los guionistas llenaron su correo. Desde ese entonces no ha parado de trabajar.
Ť Soy una persona que le gustaría desaparecer cuando caracteriza algún personaje, dice
En mi profesión, confío más en instintos que en el análisis de las cosas: Brad Pitt
Ť Respetar su matrimonio, a la gente y la tierra son los propósitos del actor para el futuro
MARIANNE RUUTH ESPECIAL
Hollywood, 6 de junio. Brad es un tipo más alto y delgado de lo que aparenta. Ancho de espalda y breve de cintura, una postura perfecta, una sonrisa que comienza en sus ojos azulverdosos y crece. En suma: tiene un tipo de sex appeal y una dirección para estar simultáneamente en la extrema finura y en la apacible peligrosidad. Es calmado para hablar y tiende a preguntar cuánto y cómo... Hay muchas interrogantes que evade, pero eso sí, con una sonrisa con la cual parece disculparse.
"Pienso que la gente puede saber demasiado sobre un actor. A mí me gustaría desaparecer dentro mis caracterizaciones. Por ejemplo, yo no sé mucho sobre mis actores favoritos -Robert Duvall, Christopher Walken, John Malkovich, entre otros-, y no quiero saber nada".
Sobre su vida amorosa no permite especular: el 29 de julio del año pasado se casó con la también actriz Jennifer Aniston en una espectacular ceremonia. De su pasado romántico con otras actrices -Gwyneth Paltrow (ellos estuvieron comprometidos), Juliette Lewis y Robin Givens, tampoco comenta nada. Sobre Jennifer dice que se siente absolutamente feliz, y no se va tan lejos en definir el ingrediente esencial que debe existir en el amor entre hombre y mujer: "Total honestidad, sí es posible. Toda la que ambas personas se puedan dar entre sí. Hay mucho más por supuesto, desde las grandes cosas hasta los detalles. Ultimamente he pensado mucho sobre el amor y qué es lo que en verdad significa. En serio que ahora respeto mucho el amor".
Separar la vida privada del trabajo
Y hablando de esto, la vida y el amor necesitan constantemente crecer, así como la profesión, algo fundamental en él. "Sería más fácil explicarte cómo consigues llegar a la Luna, que decirte qué es en realidad la actuación para mí. Yo preparo muy bien cada parte en lo que está dividida mi vida: la familia, el trabajo, el estilo de vida o lo que sea. Confío más en mi instinto que en el análisis de las cosas. Antes de comenzar un rodaje, habitualmente escucho mucha música. Por ejemplo, antes de hacer escenas de amor escucho a John Lee Hooker o a Prince...".
Además de la música -ámbito en el que sus favoritos son Bob Marley, Jimi Hendrix, Gipsy Kings, Sade, Radiohead- a Brad le gusta ir de campamento, convivir con gente india de su país, hacer fogatas, pasear con sus perros, una buena cena, hacer reír a la gente, estar con sus papás, sus hermanos y hermana ("ambos tienen hijos, que son los mejores chicos que conozco"), pero también disfruta leer, las conversaciones intensas y a las mujeres. "Las mujeres suelen hablar de cosas muy interesantes".
Pero la arquitectura es de gran interés para él y también adora las cosas hechas a mano. "Me encantan los muebles hechos de madera fina, hechos con respeto y cuidado. Y los jardines... Te enseñaría un truco para hacer que tu jardín luzca más grande; es eso a lo que llaman triangulación. Encuentra qué distancia tienen los árboles y la distancia del área de tu jardín. Entonces planta algunos más pequeños en el primer plano y bloquea algunos que no quieres que se vean. Es una percepción que te hace sentir más grande."
Respeto a la tierra
Pitt especifica sus propósitos para el futuro, como son "el mantener y cuidar en extremo el sentimiento de respeto dentro de su matrimonio, hacia la demás gente y para mí mismo. Un respeto que incluye a la tierra, a la naturaleza... algo que necesitamos aprender y estudiar de la gente india, de los oriundos de esta tierra... un vida que es una jornada espiritual, y al final, a lo largo del tiempo, se refleja en tu profesión. Es difícil comenzar, pero es mejor que quedarse parado. La llave es para el final, y es para mantener la alegría".
Brad Pitt nunca ha dado muestras de ser ostentoso y de tener dinero; usualmente conduce su Jeep Cherokee y casi siempre viste unos gastados jeans y sus camisetas negras. Pero, Ƒqué es lo que hace con todo el dinero que gana? Además de comprar una casita en las colinas de Hollywood (ahora mirando junto con Jennifer la casa de sus sueños), él principalmente compró un terreno, de aproximadamente unos 600 acres con árboles, colinas y hasta cuevas en la región de Ozarks, Missouri, cerca de la tierra donde creció (en un pueblo de nombre Springfield, en el mismo estado).
"Hay que hacerse un observador de tu propia tierra", dice. "Puedes deshierbar o mirar las rocas. Hombre, la tierra puede soplar mi mente".
Pitt comenta con una lírica descriptiva el lugar donde se filmó la película La mexicana:
"La ciudad Real de Catorce, en San Luis Potosí, está a una altitud de más de 8 mil pies. La única forma de entrar es por un túnel de una milla y media, hecho hace más de un siglo. Tú conduces dentro de esta montaña atravesada por ese túnel. Eso es algo de lo más bello que he presenciado. Es un lugar mágico donde el tiempo parece haberse detenido".
Brad dijo que ha sido una de las cintas que más disfrutó filmar, por la interacción que se dio dentro y fuera de las cámaras y porque pudo probar "el sabor de una cultura mexicana muy antigua".