JUEVES Ť 7 Ť JUNIO Ť 2001
Ť En juego, la existencia misma de la UNAM, advierten
Acuerdan universitarios unirse en pro del próximo congreso
Ť Sólo servirá para asegurar la reproducción de las mafias amarillo-tricolor, asegura en foro representante del CGH
CAROLINA GOMEZ MENA
Apresurar la designación de los integrantes que formarán parte de la Comisión Organizadora del Congreso Universitario (COCU), acabar con las descalificaciones mutuas y dejar a un lado las diferencias ideológicas o de estrategias en pro de la unidad, para que a la brevedad (antes de fin de año) se cristalice el congreso universitario, fueron algunas de las propuestas a que se llegó ayer durante el foro Hacia el congreso universitario, en el que estuvieron representados los sectores estudiantil, académico y laboral.
Poco antes del mediodía, el auditorio Alfonso Caso -lugar del encuentro- se vio colmado de estudiantes, a tal grado que los mismos ponentes destacaron y alabaron el gran interés que despierta la futura realización del congreso.
Esa respuesta dio pie para que Axel Didriksson, miembro del Centro de Estudios sobre la Universidad (CESU) e integrante del otrora comité organizador del primer congreso unamita -que se realizó en 1990- lanzara el primer llamado a dejar las discusiones y los enfrentamientos estériles, que sólo postergan el inicio del cónclave universitario, parteaguas indispensable para prolongar el carácter público de la UNAM y, por ende, su vida, y a no reproducir los errores del pasado.
Narró que antes de ese primer congreso, tres años "se perdieron en discusiones políticas" para dilucidar quiénes integrarían la COCU, para que finalmente se llegara a él con un gran desgaste y se aprobaran algunas reformas, las que luego fueron violadas por las contrarreformas, mismas que motivaron el estallamiento de la huelga en abril de 1999.
Este exhorto tuvo eco tanto en la comunidad universitaria como en los ponentes. Agustín Rodríguez, líder del STUNAM, comentó a los presentes que son justamente las divergencias universitarias las que fortalecen al enemigo (el neoliberalismo y sus defensores), y convocó a la unidad, "porque podría ocurrir la pulverización de la UNAM".
No estuvo en ese tenor conciliador la posición del CGH, el cual fue representado por David Pantoja Meléndez, quien de entrada calificó al congreso universitario como "amañado", pues "servirá para asegurar la reproducción en el poder universitario de las mafias amarillo-tricolor (en alusión a PRI y PRD), que se repartirán el pastel".
También dejó en claro que no se estaría en las vísperas del congreso si no se hubiera librado la "lucha de miles de cegeacheros", comentario que fue avalado y reconocido por los asistentes al foro.
Luego de criticar a Juan Ramón de la Fuente, rector de la UNAM, a quien calificó como "lobo con piel de cordero"; al PRD, por el "asqueroso papel que jugó contra el movimiento estudiantil del CGH", y al presidente Vicente Fox, según Pantoja Meléndez el "nuevo déspota en Los Pinos", recalcó que es incomprensible que en el Consejo Universitario los académicos tengan una representación de 80 por ciento, cuando sólo significan 3 por ciento de la comunidad universitaria.
A juicio de los presentes en el foro, los principales tópicos que deben abordarse en el congreso universitario son modificaciones a la Ley Orgánica de la UNAM, cambio del modelo académico (el que estaría rezagado en algunas carreras en casi una década), especificar en qué consiste la autonomía universitaria y rechazar cualquier intento privatizador de la máxima casa de estudios, pues esta sería la pauta para extender la estrategia al resto de la educación pública.
Todos los reunidos en el Alfonso Caso coincidieron en que para que el congreso rinda los frutos esperados, debe ser "democrático y resolutivo" ante todo, de ahí la importancia de que siempre se respete la pluralidad.
Para Agustín Rodríguez lo fundamental es defender y preservar el carácter público de la UNAM conforme al artículo 3o. constitucional, por lo que instó a la comunidad a luchar para que se respeten tanto la autonomía como el carácter público de la casa de estudios, y así poner fin a los intentos que en esa dirección se realizaron durante "los últimos tres sexenios".
Consideró que de violentarse el carácter público, el Estado aprovecharía esa oportunidad para desligarse de su responsabilidad financiera con la universidad.
El intercambio de impresiones también se centró en el hecho de que las desaveniencias internas lo único que provocan es que se refuerce, tanto en el gobierno como en la sociedad, la idea de que la UNAM no puede gobernarse, y que ello sólo va en detrimento de lo que se pueda negociar en el congreso. De ahí la importancia de promover la unidad, el consenso y la pluralidad, y al mismo tiempo demostrar que hay madurez para autogobernarse con rumbo.