JUEVES Ť 7 Ť JUNIO Ť 2001
Ť Son 723 los beneficiados en lo que va del año
Quedaron libres desde ayer 17 internos de reclusorios capitalinos
ANGEL BOLAÑOS SANCHEZ
A dos metros frente a la puerta de la aduana del Reclusorio Preventivo Sur, Andrés aguardaba sin más que la carta de preliberación dentro de un folder amarillo en sus manos. Encogido de hombros, en más de una ocasión hecho la cabeza atrás fijando arriba la mirada en el techo de concreto mientras los custodios descorrían el cerrojo y Fernando, detrás de él, rezaba en voz baja notándose apenas el movimiento de labios. Afuera, ya los esperaban sus familiares.
Ellos son dos de los 17 internos de diferentes centros de reclusión en la capital que ayer quedaron libres de manera anticipada y con los que el actual gobierno de la ciudad concedió, de diciembre pasado a la fecha, un total de 723 preliberaciones. Al finalizar el año, se espera que sean más mil 500 los internos que hayan abandonado las cárceles a través de un programa de rezago de libertades.
Sin embargo, para aliviar el problema de sobrepoblación que enfrentan las cárceles del Distrito Federal se requiere más de un programa de este tipo dado el rezago en que se dejó el sistema después de la última reforma penitenciaria en 1979, admitió el subsecretario de Gobierno del Distrito Federal, Francisco Garduño.
Actualmente hay alrededor de 22 mil presos de los cuales más de 4 mil son sentenciados o enfrentan proceso por delitos del orden federal, y sería necesario disminuir la población a entre 7 y 8 mil internos.
"Pero eso no es posible, porque hubo un rezago en la inversión en reclusorios que hoy estamos tratando de acotar y de que haya gobernabilidad adentro de los preventivos. El gobierno federal dejó de invertir en ellos desde la ultima gran reforma penitenciaria en que se construyeron y se cerró Lecumberri. No había interés con un país empobrecido, recursos públicos se disminuidos, por las crisis económicas, entonces si no invertían en educación mucho menos en los
reclusorios".
Se estableció una coordinación con el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal para que se dicten sentencias a los internos en los que se ha concluido el procedimiento y después resolver en aquellos casos en los que la propia ley contemple los beneficios de libertad. Asimismo está por establecerse otra coordinación con la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno federal para que a su vez proceda a conceder preliberaciones a los reos del fuero federal que cumplan con los requisitos para obtener beneficios.
"La ley los privó de su libertad, la ley los pone hoy en libertad", escuchó Víctor de voz de Garduño minutos antes de poner un pie fuera del Reclusorio, después de haber permanecido un año y cinco meses por el delito de robo.
"No se refugien en sus casas, ni en la televisión, gocen de las calles y no vuelvan a atentar contra la sociedad. Regresen un poco de lo que su familia les ha dado mientras estaban aquí", fueron las últimas recomendaciones que hizo el funcionario.
Víctor, libre, se quita la ropa beige reglamentaria de los internos, se vistió con unos jerseys, una playera deportiva de franjas azules y rojas y con su esposa, sus dos hijos, uno de ellos de brazos y su madre, comenzaron a caminar hacia el paradero del microbús.