JUEVES Ť 7 Ť JUNIO Ť 2001
Ť Estrena hoy Celebraciones, canto al milenio, su coreografía número 55
Salgo a escena para conquistar y parte de esa labor es la permanencia: Rossana Filomarino
Ť El miércoles 13 recibirá un reconocimiento por su trayectoria de 35 años en la danza
Ť ''Siempre es interesante indagar sobre el significado del fin y el comienzo de un ciclo''
CESAR GÜEMES
Sus ojos y el amplio marco de las pestañas son de la autoría de Ingres. El resto es un cuerpo de flexible terracota educado profesionalmente a lo largo de 35 años de ejercicio en la danza, los que cumple Rossana Filomarino con su puesta en escena número 55, Celebraciones, canto al milenio. Hoy comienza temporada con esta obra y el día 13, en el Aula Magna del Centro Nacional de las Artes, recibirá un reconocimiento a su trayectoria por parte de Alberto Dallal, Germán Castillo, Orlando Scheker, Lidia Romero y Oscar Flores. Además, ese día se estrenará el video que lleva su nombre, realizado por Gisela Sanders. Por lo pronto, con los componentes fundamentales de su compañía, Dramadanza, se presenta desde hoy y hasta el domingo en el Teatro de la Danza, atrás del Auditorio Nacional.
Sin tiempo para el ocio
-Es singular que te hayas dedicado a la antropología de manera simultánea a la danza. ƑPor qué te alejaste de aquella formación?
-Por falta de interés. Hice toda la carrera aunque al final tiré mi tesis a la basura y no recuerdo ya ni cómo se llamaba. Lo que no acabó de gustarme fue el ejercicio de la materia: trabajar años en una investigación para publicar un libro que leerán sólo tres especialistas. Finalmente los animales teatrales queremos un resultado inmediato, esa es nuestra vida. Por otra parte coincidió en que me llamaron para trabajar en Jalapa, que era el paraíso de la danza: tenía sueldo para mí y mis bailarines, dinero para la producción y un teatro para ofrecer el resultado de las labores. No se puede pedir más. Además, ese lapso me fue muy benéfico porque ahí emprendí la dirección de una compañía.
-Luego de estos 35 años estás en plena forma y bailarás en las funciones de ahora. ƑCómo te sientes?, Ƒlograste lo que buscabas?
-Bailo aún porque, en efecto, me siento muy bien pero sobre todo porque no soporto ver mis propias obras como espectadora. Si puedo, me incluyo. Es el caso. En cuanto a cómo me ha ido en el camino puedo decir que me sé muy contenta porque siempre he trabajado con intensidad, nunca me di tiempo para el ocio. Y eso ha tenido resultados, no sólo en la cantidad de obras que llevo, sino porque he logrado hacer lo que quiero. No puedo quejarme de la vida porque jamás me alejó de mi camino. También estoy contenta con el avance dentro de las posibilidades de la creación, aunque debo aprender más y descubrir más. Estoy de nuevo sorprendida, por razones anecdóticas, con las capacidades del cuerpo, pese a que entiendo cómo se mueve y pensé que sabía todo lo que era capaz de hacer. Pero siempre hay más.
-Has tenido premios, impartes clases y realizas montajes. ƑEse es el mejor reconocimiento?
-Sí, aunque no es gratuito. Finalmente son 35 años de labor constante, las personas más o menos a fuerza te conocen. Digamos que incluso por la simple perseverancia el gremio me respeta. Creo intuir la presencia de un público que me sigue y es algo que debo corroborar en estas funciones. Es sabido que por razones extrañas pero reales el público asiste poco a los espectáculos de danza en México, pero casi estaría segura de que mi trabajo tiene a un grupo creciente de espectadores. El caso es que salgo a escena a conquistar y parte de esa labor es la permanencia.
Una tesitura de esperanza
-ƑCuál es el interés particular sobre el milenio, que finalmente dio paso a uno nuevo?
-Es mi contribución a la inquietud de gran parte de seres humanos ante el cambio. No hablamos sólo de cifras, sino que a todos nos movió o conmovió de algún modo. Hay un significado en lo cíclico: siempre es interesante saber por qué se siente uno bien o mal de haber concluido un ciclo e iniciar otro. Ahí hay, pues, material de trabajo. Celebraciones... nace de la necesidad de indagar en esta preocupación colectiva. Luego, el tono de la obra, aunque tiene una introducción dramáticamente muy marcada, es distinta a las anteriores porque adquiere una tesitura de esperanza. Esto, por cierto, es algo que se refleja también en el trazo, que es más ligero y diáfano, menos pesado que en muchos de mis trabajos anteriores. Digamos que existe el anhelo de que la humanidad avance en el rescate de sí misma y eso lo reflejo en la obra. Es obvio que avanzamos en cuanto a la tecnología, pero no abandono la idea de regresar a las expresiones auténticas del ser. Esta puede parecer una preocupación tonta, pero no lo es: el mundo globalizador ha dejado casi absolutamente solo al individuo, se pierde a diario la capacidad de vivir juntos en armonía.
-Es singular que el núcleo central de Dramadanza esté conformado por bailarines que o son solistas o coreógrafos. ƑCómo hacen para mantenerse unidos?
-Es gracias al sentido ritual. Estamos convencidos de cierta manera diferente de hacer danza para tratar temas que importan.
-En una declaración tuya, de hace algún tiempo, afirmabas que te dedicas a la danza pese al dolor que pueda causar. ƑQué te ha lastimado en estos 35 años de trabajo?
-Recuerdo haber dicho algo así, es verdad, y me refería al dolor que produce hacer una obra. Este es un fenómeno que comparto con todos los creadores. No me refiero a que mi temática sea sólo explorar el dolor humano en sus diferentes facetas, porque eso lo asumo, sino porque el fenómeno de la creación dancística implica lo que toda vida nueva: hay un producto que nace pero se paga un precio que se puede sintetizar en la palabra dolor. Lo que mitiga esa sensación es el hecho de que el resultado del trabajo se comparte con los demás. Luego, una creencia común ve a la creación nada más como un hecho feliz y a veces hasta gratuito. No es cierto. La felicidad viene después, cuando uno se puede desligar de la obra.
-ƑHas venido dejando escuela, más allá de lo propiamente académico?
-Pienso que sí, sobre todo porque he formado a muchos bailarines. En cuanto a dar clase el lapso es el mismo que el de bailarina profesional, 35 años. Es una actividad que he ejercido con fe, le dedico mucho tiempo a la enseñanza, además de ser docente en coreografía en la Escuela Nacional de Danza, ofrezco una gran cantidad de curso en todo el país. Tengo la seguridad y ahora puedo decirlo, que he formado a varias generaciones de bailarines. En cuanto a la otra manera de hacer escuela, que es dejar un público, lo he hecho. No sé el número de bailarines que han salido de mis clases, ni el de los espectadores que han visto mis obras, pero sí sé que en ninguno de los dos casos se van indiferentes ante mi trabajo, veo que se alteran en el mejor sentido del término.
-ƑQué tan romana eres luego de que dejaste tu país natal para vivir en México?
-Eso me deja nostalgia y un extraño sentimiento de extranjería cuando visito Italia. Ya no soy romana, lo fui.