MARTES Ť 5 Ť JUNIO Ť 2001

Ť Exhibe obra en la Galería López Quiroga

Atraído por Egipto, Miguel Cervantes deja la museografía

Ť La muestra incluye pasteles y retratos, entre otros

Ť En 1979-1980 tuvo un ''rapto semejante'' por Oaxaca

MERRY MAC MASTERS

La museografía registra una baja, al menos por el momento. La luz y el arte faraónico de Egipto cautivan al curador y museógrafo Miguel Cervantes, quien ha decidido dedicarse de manera exclusiva a pintar.

No obstante haber realizado exposiciones en el Palacio de Bellas Artes, las galerías de Arte Misrachi y de Arte Mexicano, y viajado a Nueva York en 1980, becado por la Fundación Guggenheim, Cervantes no tenía a la pintura como su actividad primordial, y la retomaba por temporadas. Sin embargo, hace trece años hizo un primer viaje a Egipto en plan de turista y le fascinó tanto ese país, en especial Luxor, que regresó a los pocos meses. Desde entonces ha ido ahondando su pasión por Egipto mediante la lectura y el estudio.

Hace tres años, no obstante, Cervantes descubrió que pintar ''ya me era algo muy importante y agradable". Dice haber concluido su carrera museográfica con la retrospectiva Juan Soriano. La creación como libertad que, con motivo de los 80 años del artista jalisciense, curó el año pasado para el Museo Rufino Tamayo.

Diálogo y contradicción entre dos mundos

Después de 16 años de no exhibir, Cervantes muestra pasteles realizados de 1997 a 2001, bajo el título El viaje a Egipto, hasta el 12 del presente en la Galería López Quiroga, de Aristóteles 169 (Polanco).

Respecto de su caso, Cervantes percibe algún paralelo con la tradición europea de los pintores que, a mediados del siglo XIX, se trasladaron a Medio Oriente. En seguida, recuerda las experiencias orientalistas de Klee, Delacroix y Matisse. ''Suena excéntrico, exótico y un poco extravagante, pero me ha sucedido, lo he asumido y estoy muy contento", afirma.

Por otro lado, a principios del siglo XXI, ''muchos artistas están en continuo viaje. Es decir, la comunicación se ha vuelto una historia muy diferente en los últimos 25 años. Antes, irse a París a pintar era como un acto de separación profunda. Ahora el viaje es una característica de la época. Pienso en Clemente, en Miguel Barceló y Frederic Amat. Muchas veces la inspiración de su trabajo viene de otros países. Entre los escritores ocurre lo mismo".

No es la primera vez que a Cervantes le atrae un lugar. Tuvo un ''rapto semejante" por la luz y el espacio de Oaxaca, entre otras cosas ''difíciles de definir", hecho que lo llevó a vivir allí de 1979 a 1980. Después, vivió nueve años en Nueva York. Ahora, su destino es Egipto, donde ya tiene un estudio en Luxor. ''Si soy un pintor itinerante, no lo sé, pero el viaje y el vivir en otro lugar siempre me ha inspirado. Me crea dos mundos que entonces entran en diálogo, a veces en contradicción. Al vivir entre dos mundos, uno ilumina al otro. Mi intención no es vivir para siempre en Egipto, sino ese diálogo que continuamente actúa en mí entre la luz de allá y la de acá, entre el arte del pasado faraónico y el nuestro prehispánico, los periodos coloniales de ambos países y la modernidad".

Entre las obras expuestas en la López Quiroga, hay una serie de retratos influida por la tradición griega de El Fayum, así como varios libros de viaje, acerca de diferentes temas, que Cervantes armó con apuntes y la idea de invitar a los amigos escritores a preparar algo.