MARTES Ť 5 Ť JUNIO Ť 2001
Ť Autor de La mujer que tenía los pies feos, novela publicada por Alfaguara
Convertir algo en hermoso, decía Stendhal, precisa de verlo el tiempo suficiente: Soler
Ť La obra trata de acabar con la idea de que el misterio del amor tiene explicación, indica
CESAR GÜEMES
Para que algo sea hermoso basta con verlo el tiempo suficiente, recuerda Jordi Soler que sostenía Stendhal. Esa idea es la que convierte la parte esencial del personaje femenino de su nueva novela en algo hermoso, que no lo era en principio: La mujer que tenía los pies feos, publicada por Alfaguara y que se presenta este jueves, con la compañía musical de Alejandro Otaola, a las 19:30 horas en el Ex Templo de San Jerónimo de la Universidad del Claustro de Sor Juana.
-Ya no es usual la novela corta en México, apuestas por un género que tiene sus riesgos más allá de lo literario.
-Para contrapuntear el trabajo amplio de Nueve Aquitania quise correr las cien páginas planas que finalmente quedaron en 104. Era una prueba de velocidad, una historia de amor rapidísima. Y me tomó más tiempo que la novela anterior.
Varias carreras, varias estafetas
-Será porque mantener la tensión a lo largo de cien páginas continuas debe ser complicado, no hay capítulos de transición ni reposo para el lector.
-Por eso tuve que recurrir a las idas al pasado y al futuro y luego resituarme en el tiempo en que transcurre la novela. Así que visto de esta manera, en realidad no es una carrera de cien metros porque voy y vengo en el tiempo. Quizá son varias carreras con varias estafetas que luego concuerdan para la coherencia del texto.
-Es singular que un tema necesario como los pies femeninos no hayan sido abordados en la literatura mexicana más que en dos o tres casos. Y son una parte esencial de la imaginería y del fetichismo.
-Me di cuenta de eso cuando buscaba un epígrafe adecuado que abriera la puerta a la novela y no encontré nada en la literatura mexicana. Me tuve que remitir a Flaubert, que en La educación sentimental dice: ''La vista de su pie me turba". Eso es exactamente lo que pasa en la novela. En cuanto al tema veo que tengo una obsesión con los pies femeninos. Ahora que se reeditará Bocafloja y la reviso me percato que desde entonces, hace 12 años, siempre en las cimas eróticas aparecen los pies de alguna mujer. Y ahora por fin me pude dar el gusto de incluirlos como parte del título de la novela. Claro, hay una variante: la obra trata de acabar con la idea de que el misterio del amor tiene explicación. Incluso el personaje menciona el aguijonazo del inconsciente que te da cuando ves a una mujer que puede traer al mundo hijos hermosos, que es la tesis de Schopenhauer: no te enamoras a la primera de una mujer porque sea bonita o proporcionada, sino porque ofrece la posibilidad estrictamente de ser madre de hijos bellos.
''Bien, el caso es que en esta novela el personaje masculino conoce a cierta mujer de la que le atrae la boca, y luego los ojos que no le agradaban tanto se redimensionan en función de la boca. Lo mismo pasa con la nariz y finalmente llega a la parte climática, los pies, que no son hermosos. Pero el tipo ya viene enredado en la dinámica que contarse las mentiras que necesita ese cuerpo para ser bello y esa pendiente no hay forma de evitarla ni siquiera por los pies, incluso se enamora de ellos. Esto por otra parte habla de aquella idea que sostenía Stendhal: para que algo sea hermoso basta con verlo el tiempo suficiente. Mi personaje está metido en el torbellino de enamorarse de la mujer que ha conocido y termina adorando sus pies."
Tiempo de reflexión
-Una novela, por corta que sea, puede implicar todo el tiempo necesario. Sin embargo es peculiar que te tomara tres años y se lea en tres horas.
-En este caso la velocidad que implica su lectura y la dinámica interna de la obra no se corresponde con el proceso creativo, que fue lento, de mucha depuración. Tenía que resolver sobre todo el problema de que coexistieran una serie de elementos interesantes para mí y el ritmo. Eso fue complejo, me tomó tiempo.
-Con esta novela cumples dos sexenios como novelista, Ƒcómo te sientes al respecto?
-Muy bien. Casi es un sexenio de libros porque este es el séptimo. Y siento que necesito salir de mi forma de trabajo. La invitación a la agregaduría cultural en Irlanda me cayó de maravilla porque quiero darme un tiempo para reflexionar acerca de lo que he hecho en esos dos sexenios. Además, tengo deseos de hacer una novela de 400 páginas, que quizá me tome menos tiempo que la actual. Finalmente, en Dublín anochece antes de las cinco de la tarde durante gran parte del año.