MARTES Ť 5 Ť JUNIO Ť 2001

Ť Un programa de internación para infectados, la medida

Baja en Cuba la propagación de la enfermedad, aseguran

AFP

La Habana, 4 de junio. El programa cubano contra el sida logró aminorar la propagación de la enfermedad detectada en la isla hace 15 años, recurriendo a diferentes métodos, a veces polémicos, mientras sus científicos buscan una vacuna contra el mal y la producción local de los medicamentos.

Desde 1986 y al cierre de mayo de 2001, las autoridades de salud cubanas habían diagnosticado el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en 3 mil 481 personas, de las cuales 887 murieron y el resto está considerada como enfermos (mil 254) o portadores (mil 327).

En criterio de las autoridades, el sida creció lentamente, en proporción aritmética y no geométrica, como en otros países.

La vía sexual es la principal forma de transmisión, pues sólo 24 casos han adquirido el virus por otras circunstancias.

Del total de casos diagnosticados, 2 mil 701 son masculinos y 780 femeninos. En la media regional, las cifras son consideradas bajas en una población de 11.2 millones de habitantes, toda vez que se han realizado varios millones de pruebas de pesquizaje y la sangre de uso médico es verificada.

Desde 1986 a 1993, el programa implicó la internación obligatoria para los portadores en los 15 sanatorios especializados con que cuenta el país (en 13 de las 14 provincias, menos Las Tunas y dos en ciudad de La Habana, donde se concentra la mayor cantidad de casos).

Este método resultó controvertido, pues según sus partidarios impidió la rápida propagación de la enfermedad, garantizó una atención inmediata y provocó que los enfermos formarán grupo de ayuda mutua.

Para otros, la internación resultaba innecesaria y, además de las limitaciones y secuelas síquicas en los portadores, ocultaba el riesgo y la severidad de la enfermedad para el resto de la población, pues todo quedaba tras los muros de los sanatorios, según la percepción más generalizada entonces.

De acuerdo con especialistas del programa de la ONU en Cuba, desde 1993 la concepción del sanatorio cambió y dejó de ser un lugar de internación forzado para convertirse en una institución educativa.

Cada seropositivo debe pasar un periodo de internación de tres a seis meses, "en los cuales aprende a convivir con su enfermedad". Luego solicita a una comisión interdisciplinaria (médico, sicólogos, siquiatras, entre otros), su paso al régimen ambulatorio. No todos son aceptados y algunos deben permanecer en los sanatorios, pero "la mayoría" pasa a régimen ambulatorio, una cantidad difícil de precisar pues cambia constantemente, indicaron.

En todo caso, internados o ambulatorios, el tratamiento resulta gratuito, y los que viven en sus casas reciben un suplemento alimentario a su canasta básica.

El programa cubano enfrenta la enfermedad desde otros ángulos. Con ayuda del programa de la ONU se realiza una campaña nacional de prevención que incluye instituciones de consejería y ayuda, de forma anónima. Sólo en La Habana, la cantidad de personas que acuden a esas consejerías pasan de las 150 semanales