Lunes en la Ciencia, 4 de junio del 2001
Lo que ha hecho la ciencia por las mujeres Ana María Sánchez Mora En la segunda mitad del siglo XIX, el anatomista italiano Broca, tras extensos estudios hechos a partir de autopsias, calculó que el peso del cerebro masculino es 14 por ciento mayor que el femenino. Broca tenía muy claro que parte de esa diferencia se podía atribuir al mayor tamaño de los varones. Sin embargo, no intentó corregir el efecto del tamaño; no le pareció necesario porque, de todas maneras, es sabido que las mujeres no son tan inteligentes como los hombres. Apenas unos años después de la publicación de estos resultados, un poco por llevarle la contra a Broca, y un mucho porque algo estaba sucediendo en el mundo, Sofía Kovalevskaia se convirtió en la primera mujer en el mundo en obtener un doctorado. Y lo obtuvo en matemáticas. Desde Broca y Kovalevskaia ha transcurrido más de un siglo. No hay un solo campo de la ciencia vedado a las mujeres. En una buena parte del mundo, son raros los casos de discriminación por sexo en las empresas científicas, institucionales o privadas. Algunas científicas han hecho aportaciones del mismo calibre que las de los hombres. Las mujeres han obtenido premios Nobel, y han ocupado y ocupan cargos importantes en el mundo de la ciencia. Aunque con dificultades, una mujer hoy puede compaginar la familia con la investigación. Y si no desea formar una familia, tiene la posibilidad de optar por un estilo de vida diferente. En algunas carreras científicas hay igual o mayor número de mujeres que de hombres. Falta todavía ocupar mucho terreno, crecer en cantidad, pero se trata de una cuestión temporal; no olvidemos que el voto fue ganado por las mujeres apenas al terminar la Segunda Guerra Mundial, y que apenas a fines de los 60 surgen los primeros brotes de política feminista. El panorama es alentador... ƑLo es? A mediados de los noventa, una joven psicóloga asistió como ponente a un seminario académico interdisciplinario sobre las emociones, organizado por feministas. Cuando mencionó la palabra "experimento", inmediatamente las manos se dispararon hacia arriba y los miembros del público, con actitud pendenciera, masculina en el peor sentido, señalaron que el método experimental es un engendro del cerebro masculino, blanco y occidental. Llevando la conciliación a lo que parecerían límites sobrehumanos, la joven admitió que los hombres blancos occidentales habían tenido en efecto mucho que ver con situaciones de peligro para el mundo, pero hizo notar que, sin embargo, sus esfuerzos habían conducido al descubrimiento del ADN. Esto le granjeó la increíble, irresponsable e ignorante retoba: "ƑTú crees en el ADN?" Ustedes, sean o no científicos, sean o no divulgadores, estarán de acuerdo conmigo en el valor de la ciencia. Y no me refiero sólo a los datos, al conocimiento, o a las aplicaciones; me refiero al sistema de razonar que llamamos método científico. Bañado de escepticismo, buscando la verdad comprobable, echando por tierra supersticiones y mitos, el método de la ciencia ha sido un instrumento de liberación para la humanidad. Sin embargo, recientemente la ciencia ha sufrido ataques no sólo de fundamentalistas religiosos y de humanistas ignorantes, sino de un ala del feminismo que se hace llamar Teoría de Género y Ciencia. A grandes rasgos, esta teoría sostiene que la ciencia es una institución y un cuerpo de conocimientos que han sido formados por los valores que nuestra cultura ha llamado masculinos. Que la ciencia, en sus características, jerarquías, objetivos y resultados, está seriamente contaminada por un prejuicio antifemenino. Que las mujeres que ingresan y se sostienen en la carrera científica están obligadas a no ser auténticas, a desidentificarse con su yo femenino, perpetuando los valores de la ciencia patriarcal e impidiendo el desarrollo de una ciencia femenina. Esta "ciencia femenina" deberá satisfacer sus necesidades intelectuales, espirituales y emocionales, donde se ubican "manos relacionales", "universos nutricios" y otras lindezas esotéricas por el estilo. Todavía no se sabe en qué consistiría esa ciencia femenina y cuál sería su método, pero se habla de que las "formas femeninas de conocer" son subjetivas e intuitivas. Que las científicas auténticas son "conocedoras subjetivas", caracterizadas por un "apasionado rechazo de la ciencia y los científicos". Estas mujeres "subjetivistas" consideran a los métodos lógicos, el análisis y la abstracción como "territorios extranjeros pertenecientes a los hombres" y "valoran la intuición como una aproximación más segura y fructífera a la verdad". Este feminismo pervertido e ignorante es muy peligroso, por la desastrosa influencia que puede tener sobre la educación de las mujeres: en lugar de exhortar a las jóvenes a prepararse para una variedad de materias técnicas estudiando ciencia, lógica y matemáticas, esta ala feminista les enseña ahora que la lógica es un instrumento de dominación, que las normas y los métodos de la investigación científica son sexistas, porque son incompatibles con las "formas de conocimiento femeninas. Por supuesto que es necesaria la participación de las mujeres en la ciencia; que sería deseable una cierta influencia feminista en la ciencia. Ninguna persona bien intencionada podría oponerse a campañas para mejorar el estatus femenino en la ciencia. También es cierto que las mujeres pueden aportar a las discusiones científicas puntos de vista que los hombres no manejan. Es posible que haya diferencias estadísticas en los tipos de investigación a los que las mujeres se inclinan. También es innegable que la ciencia es una empresa humana, por lo que su desarrollo no está exento de los defectos humanos. Pero las verdades científicas que hombres y mujeres finalmente descubren serán aceptadas igualmente por la gente razonable de cualquier sexo una vez que han sido claramente establecidas. Cuidado, la razón y la lógica no son instrumentos masculinos de opresión. Decir esto es un insulto a las mujeres; sostener que las mujeres no se involucran en razonamientos abstractos, que no tratan las ideas con escepticismo ni las evalúan mediante debate riguroso, que no argumentan a partir de principios generales, es un atentado a lo femenino. El ingreso y la permanencia de las mujeres en las carreras científicas se ha visto frenado por esta ala dura del feminismo. Hay incluso quienes consideran "políticamente correcta" esta postura anticientífica. Afortunadamente, todavía hay muchas jóvenes inteligentes preparadas para asumir una carrera científica, a pesar de las agresiones, directas o no que reciben de estas feministas recalcitrantes. Se trata de una hostilidad que evidencia, sobre todo, ignorancia e irresponsabilidad. Porque si hay alguna herramienta que ha apoyado la emancipación de las mujeres, ha sido la ciencia. Si estas feministas tuvieran un mínimo de conocimientos y de sensatez, defenderían la ciencia en primer lugar. Porque: ƑQué método de razonar coincide con la Ilustración, cuya gema es la primera declaración de los derechos humanos? ƑQué factor ha sido determinante para derrumbar la creencia en la brujería y las supersticiones alrededor de las mujeres? ƑQué método acabó con las muertes por fiebre puerperal, peste asoladora de las mujeres? ƑQué tipo de consideraciones han logrado echar por tierra suposiciones de cerebros más pequeños, estados de infantilismo perpetuo, histerias charcotianas, todos ellos productos de la naturaleza femenina? ƑQué rama del conocimiento ha aclarado que las mujeres no son hombres subdesarrollados, ni sujetos experimentales de hormonas maniqueas, ni impuras hasta la humillación ni recontrapuras hasta lo ridículo? ƑQué postura permite un debate serio y racional sobre la pobreza, la sobrepoblación, el aborto y la anticoncepción? ƑCómo se supo que la mujer no es un continente oscuro en espera de ser conquistado o exorcizado, sino un miembro de la especie humana, con características biológicas y psicológicas propias? La respuesta a todas estas cuestiones, ya lo habrán adivinado, es la ciencia. En efecto, el arma más poderosa del feminismo es la ciencia. Desconocer y vituperar la ciencia no es una postura feminista inteligente; es una actitud que se revierte contra las mujeres y frena el avance del feminismo. Por ello, porque soy feminista y porque el método científico ha sido un instrumento de liberación, afirmo que dar a conocer lo que es la ciencia y lo que ha hecho por las mujeres, es un deber de las divulgadoras. cl
La autora coordina el diplomado en Divulgación de la Ciencia, impartido por la Universidad Nacional Autónoma de México
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