LUNES Ť 4 Ť JUNIO Ť 2001

Ť Interesante estudio lingüístico-hermenéutico de un siglo de tauromaquia en el país

Urge devolverle pensamiento crítico al toreo en México, afirma el investigador Horacio Reiba

Ť Espectáculo muy vulnerable por su desaprensión al paradigma ético, señala el autor

LEONARDO PAEZ

Ante la raquítica producción editorial de obra taurina en México y la copiosa pero generalmente lírica producción sobre el tema en España, Horacio Reiba, cronista de La Jornada de Oriente, decidió incursionar desde una óptica inédita, que aplica un método hermenéutico de investigación a partir de procedimientos desarrollados en la ciencia del lenguaje y no exclusivamente historiográficos, en el desdeñado por académicos, taurinos y proteccionistas, tema de ''los toros''.

Al presentar en la Universidad Autónoma de Puebla la interesante tesis de maestría en Ciencias del Lenguaje, Paradigmas de la tauromaquia en el siglo XX mexicano, Reiba aclara: ''Veo, oigo y leo sobre toros desde mi niñez, y siempre me intrigó lo diferente que era antes el toreo, comparado con un presente que, en mi caso, abarca ya cuarenta años. Con el paso del tiempo me pude percatar que ese pasado es subdivisible en varios antes, pues nunca me dejaron satisfecho las explicaciones simplistas que intentan resolverlo todo con la 'teoría de las revoluciones', cuyo principal beneficiario ha sido Juan Belmonte''.

-ƑEl significado de paradigma?

-Reconocemos dos acepciones: una sería la trama conceptual o modelo convencionalmente aceptado como normal, correcto y adecuado, dentro del círculo hermenéutico del toreo (matadores, ganaderos, público, crítica), y otra el repertorio disponible del que el ejecutante o intérprete toma las variantes para dar sentido a su discurso (digamos la gaonera, entre muchos otros lances posibles, para cubrir la invariante que conocemos como quite).

-ƑExistía literatura científica sobre el tema taurino?

-Ultimamente aparecieron algunas obras que contribuyen con indudable lucidez a comprender mejor esa evidente evolución de los modos de torear, por citar una: El hilo del toreo, de Alameda, que no sació mi inquietud, como no la sació tampoco el haber platicado tantas veces del tema con toreros, taurinos y taurófilos de distintas épocas. Por otro lado, toda la vida he estado sumergido en un maremágnum de textos, testimonios, fotografías y filmaciones taurinas, por puro placer y sin saber que por ahí estaba la clave.

Novedosos resultados

-ƑCómo nace Paradigmas de la tauromaquia en el siglo XX mexicano?

-Al enfrentar la elección del tema de tesis, entendí que era el momento de retomar el tema taurino desde otros niveles de apreciación menos repetidores de lugares comunes y, por lo mismo, más novedosos. Si con el bagaje teórico de la maestría lograba diseñar un procedimiento de aproximación metodológica a la evolución del fenómeno taurino, entonces podría trascender las limitaciones de toda la historiografía taurina precedente, que consiste en mejores o peores interpretaciones hermenéuticas, desarrolladas con más intuición y saber experiencial que rigor metodológico, sin desconocer su importancia e influencia para la realizcarton-TOROSación de este trabajo.

-ƑBastó con saber de lingüística, semiótica y hermenéutica?

-No, qué va. Cuando tras mucho batallar creí haber dado con el método apropiado, encontré que una de sus exigencias fundamentales obligaba al investigador a pertenecer al círculo hermenéutico de la tauromaquia, con un dominio de su historia, sus valores y sus significados. Elegir un corpus documental adecuado y después desmontar formalmente las unidades sintácticas y semánticas que integran cada composición (en nuestro caso, las suertes del toreo y su agrupamiento en quites, tercios, faenas, etcétera) para ir desentrañando su pertinencia dentro del proceso evolutivo del arte, son operaciones nada mecánicas que demandan una competencia previa en el tema a investigar.

-ƑLos resultados obtenidos fueron igual de novedosos que los métodos empleados?

-Sin duda. A pesar de contar con una idea bien asentada sobre la historia de la fiesta y sus transformaciones más notorias, al aplicar de modo sistemático estos procedimientos al corpus disponible, me encontré con revelaciones sorprendentes que aquí sería largo enumerar, pero, por ejemplo, la influencia de Rodolfo Gaona (torero adscrito al último paradigma decimonónico) resultó sin embargo mayor de lo que suponía; Carmelo y Joselillo representan hitos muy especiales y dignos de tomar en consideración; entre Belmonte y Domingo Ortega (dos toreros apenas entrevistos en México) existen vínculos que a la historiografía que conocemos le pasaron de noche, y la segunda mitad del siglo prácticamente la vivimos con un único paradigma, en tanto que la llamada Epoca de Oro (años 30 y 40) se distingue porque florecen y conviven tres o cuatro de ellos, hermosamente inestables. No te digo más porque todo está en la tesis, debidamente analizado y sustentado, a la espera de un editor con visión.

Otro dato a destacar

''Como el corpus que integra la investigación está limitado al siglo XX mexicano -prosigue Reiba, cuyas crónicas taurinas las firma como Alcalino-, de aquí derivó otra interesante novedad: este estudio, rigurosamente inédito, se basa solamente en lo ocurrido en plazas mexicanas, las de la capital en particular. Idealmente, es como si el aficionado más inteligente, sensible e informado que uno pueda imaginar, capacitado además para aplicar a lo presenciado un método de análisis inspirado en las ciencias del lenguaje, hubiera visto transcurrir un siglo de toros desde su barrera, y nos desglosara en paradigmas semejante experiencia. Como ello es imposible, he recurrido a un coro de voces testimoniales, reseñas puntuales, opiniones fundamentadas y material fotográfico y fílmico diverso para deconstruir-reconstruir esos cien años mediante un procedimiento diseñado ad-hoc. Llevó cerca de seis años pero ha valido la pena.

-ƑTiene caso analizar lo que sucede hoy con la fiesta en México?

-Desde luego, porque un determinado paradigma, una vez implantado, es en sí mismo autosuficiente, independientemente de la calidad intrínseca de los factores que intervienen (torero, toro, público, crítica y... empresas). Lo que sí sería legítimo cuestionar es la validez de invertir energía intelectual y tiempo de trabajo para analizar una realidad taurina tan deliberadamente pobre como la actual, puesto que estamos hablando del nivel más bajo del toreo mexicano en todo el siglo XX, más lo que se acumule en el XXI.