LUNES Ť 4 Ť JUNIO Ť 2001

Ť La pintora abstracta inaugurará mañana Cortezas en un recinto de Bilbao

Los artistas mexicanos, a los grandes museos: Ezban

MERRY MAC MASTERS

El Museo Guggenheim, construido hace cuatro años en Bilbao, España, ha producido un auge cultural en la capital vizcaína. En algún momento, no obstante, los artistas vascos se preguntaron el porqué no se les incluían en la programación del recinto. Entonces, se pusieron el reto de hacer obra a la altura del museo. Para la pintora abstracta mexicana Beatriz Ezban, "algo así debería de suceder con nuestros museos".

"Pienso en el Museo Rufino Tamayo que se ha avocado básicamente a artistas internacionales", dice Ezban, quien el martes 5 inaugurará la exposición titulada Cortezas en la Galería J. M. Lumbreras, de Bilbao. De plantear este reto los artistas nacionales de hacer obra de mismo nivel de cualquier artista internacional, "no tendría por qué no suceder", sostiene la entrevistada.

Investigar a fondo las posibilidades de la pintura abstracta, ha sido la constante de los 25 años de producción de Ezban. En ese sentido, de nuevo manifiesta su preocupación de que "cada vez se reducen más los espacios para exponer pintura por las tendencias que se van dando en el arte internacional". Recuerda que hay países, como Polonia, que tienen un museo para la vanguardia en la pintura, que "no tiene por qué dejar de suceder". Siente que el arte abstracto no ha caído ya que permite ver "qué tan libre puedes ser".

En seguida apunta: "Soy muy escéptica de las modas. Los mismos argumentos que se pueden usar para decir que la pintura no está de moda, que se agotó, son aplicables al arte conceptual y las instalaciones. Se ven tan pocas buenas instalaciones como buena pintura. O sea, es muy difícil de verdad aportar algo nuevo y contundente, tanto como pintor como en cualquier otro tipo de arte. No soy de las personas que cree que la pintura está agotada. Sería como decir que la creatividad humana o la literatura, lo está".

La muestra Cortezas, de pintura y dibujo sobre papel amate, se compone de 44 piezas de diferentes tamaños. Material sagrado para los otomíes, al que le dan un uso ritual, Ezban se le ha acercado mediante el "juego con sus accidentes y texturas". Ya que el papel amate es muy bello, "no tiene caso cubrirlo". Su intervención ha sido con los lápices de acuarela. Para conseguir el material, la artista viajó en varias ocasiones a San Pablito, donde lo hacen, para dialogar con sus fabricantes. De allí su aspecto a veces más verdoso, que se remite a la madera misma. De hecho, la obra de Ezban siempre ha llevado la connotación de la naturaleza.

Por otro lado, la pintura incluída en la exhibición se remite a "imaginarios paisajes blancos envueltos en el azul de hielo". Respecto al color Ezban apunta que éste le da por épocas y esta vez "le tocó al blanco".

En su estudio de la colonia Condesa, está en proceso un lienzo de grandes dimensiones. "Un artista nunca debe olvidar -afirma- que su reto principal está frente a la tela. Independientemente de lo que hace con el cuadro, lo que queda del trabajo eso es lo importante para mí. Claro, vender es un aliciente".