CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Ť Historia de un encuentro
Ť Compromisos y deslealtades
A quella mañana, la agenda de la funcionaria presentaba serias dificultades. La casilla que marcaba las 15 horas estaba ocupada y sin embargo aceptó. Llegaría tarde, pero no faltaría a la cita, se trataba de una comida con Rosario Robles, la mujer que con mayor fuerza la había impulsado para obtener el puesto en el que ahora se desempeña, pero había que cumplir con otras lealtades y no podía cancelar su reunión con el panista Federico Doring.
SI, CUMPLIO su palabra, llegó a la reunión con Robles casi a las cinco de la tarde. Sobre María de la Luz Mijangos no había sospecha ninguna y se habló franco. Rosario Robles le pidió reformular la entrega de las auditorías correspondientes a 1999, pero la presidenta de la Contaduría Mayor de Hacienda de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal señaló que había contraído el compromiso con el presidente de la Comisión de Hacienda de la misma ALDF para hacer llegar las auditorías de 1998 y 1999 el 21 de mayo. "Yo soy como tú, Rosario, cumplo", dijo retadora.
EL PRINCIPIO de la historia está fechado el 30 de abril, cuando el diputado priísta Héctor Gutiérrez de Alba, presidente de la Comisión de Vigilancia de la Contaduría Mayor de Hacienda de la ALDF, solicitó a la presidenta del órgano superior de dirección de la CMH de la ALDF: "sea remitido a esta presidencia, a la brevedad, un informe ejecutivo de las auditorías practicadas que a la fecha han sido concluidas, mismo que deberá contener: el periodo auditado, los alcances de las mismas, los resultados, las irregularidades detectadas y las medidas preventivas y correctivas adoptadas".
NUEVE DIAS después, María de la Luz Mijangos respondió que el organismo que ella preside estará en condiciones de presentar el informe ejecutivo en la forma solicitada el 21 de mayo, y dejó en claro que a esa fecha se llevan a cabo las acciones para la aprobación de los informes finales derivados de las auditorías contenidas en la primera etapa del Programa General de Auditoría, para la revisión de la cuenta pública correspondiente al ejercicio fiscal de 1999.
SOLO EXISTIA un problema, la petición del diputado priísta no había sido consultada entre los miembros de la Comisión de Vigilancia, cuestión que contraviene las normas de la instancia y que le fue expuesto a la señora Mijangos el día de la comida.
POR ELLO, el 18 de mayo, las diputadas María del Carmen Pacheco, Yolanda Torres Tello y Clara Brugada enviaron una misiva al priísta Gutiérrez Alba, preocupadas porque la decisión del presidente no había sido "acordada en la reunión ordinaria de la comisión el día 18 de abril".
Y EN un tercer punto de la misiva, las diputadas explican: "nuestra inquietud sobre este asunto parte del hecho del manejo partidario, sensacionalista y tergiversado que se le ha dado a la información que se requiere a nuestro órgano fiscalizador, como dato elocuente tenemos la última información que solicitó la fracción de los diputados del PAN a la misma CMH.
"TODOS CONOCEMOS el fin que tuvo ésta, situación que fue criticada certeramente por el diputado Marco Antonio Michel. Es claro que con este antecedente, no podemos seguir avalando que se solicite información a destajo sin un objetivo claro; es necesario evitar que se distorsione la misma y sólo se utilice con objetivos protagónicos".
LA CARTA finaliza: "por lo anterior le solicito que dicha información solicitada por usted a la Contaduría Mayor de Hacienda no sea entregada hasta en tanto no exista un acuerdo de consenso en la comisión al respecto".
ERA UNA cuestión de forma y allí, en la comida, lo comentaron los propios contadores presentes. Luis Humberto Sanguino, miembro del grupo colegiado de la propia CMH, recordó que los estudios fiscales de la cuenta pública de 1999 deberían ser entregados hasta el 15 de julio.
PARA FINES de análisis, entregarlos con antelación no serviría de nada, pero todos los convidados a aquella reunión sabían que la entrega de las auditorías serviría, nada más, para alimentar el escándalo y el morbo.
NO SE trataba de infringir la ley ni de cambiar los resultados de las auditorías, era un intento para dejar que el escándalo no repuntara y para que los asuntos de superior importancia en el país y en la capital tomaran su lugar.
EL AUMENTO en el precio de la leche Liconsa subsidiada por el gobierno para los más pobres de la ciudad y del país, la venta de Banamex, el supuesto soborno a un delegado y otros asuntos de ese nivel, promovidos y alimentados por Acción Nacional, habían pasado a un segundo término frente al escándalo.
EL SUPUESTO, entonces, era que la señora Mijangos entendería que, sin quebrantar la ley, podía cumplir con su trabajo y no sería cómplice del ardid político panista.
LA SEÑORA Mijangos es la esposa de un muy importante funcionario del PRD, se podría decir que Jaime Cárdenas, consejero electortal del IFE, pertenece al círculo de mayor relevancia dentro de su partido.
DURANTE LA presidencia de Andrés Manuel López Obrador en el PRD, Cárdenas trató de integrarse al equipo del hoy jefe de Gobierno, pero nunca pudo hacer entrega de su currículum al tabasqueño.
Y CUENTAN que en alguno de esos intentos por entrar al despacho de López Obrador, Cárdenas llegó con Jesús Ortega quien, como se dice en política, le tendió la mano y poco tiempo después ya era consejero del PRD en el Instituto Federal Electoral, es decir conocía de los asuntos más delicados dentro de su partido.
NI SOMBRA de duda, la confianza para la pareja dentro de la organización política era total y por ello sería más fácil entender las consecuencias que siempre acarrea el escándalo. El desprestigio de Rosario Robles, de Andrés Manuel López Obrador y del mismo PRD en su conjunto por los supuestos manejados hasta ahora, harían mella en la labor de reconstrucción partidista en la que se han empeñado casi todos los perredistas.
PERO NADIE contó con que la chispa que prendería la mecha estuviera en manos enemigas. Ojalá y la lección sirva.
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