LUNES Ť 4 Ť JUNIO Ť 2001
Ť Todo comenzó con un pleito entre un grupo de hampones
Un pitazo despliega impresionante operativo policiaco en el Campamento 2 de Octubre
SUSANA GONZALEZ G.
Un pitazo y el pleito entre los integrantes de una banda que no se pusieron de acuerdo en el reparto del botín del último de sus robos, propició que mediante un dispositivo "de reacción" en el que participaron unos cien elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) que durante cinco horas mantuvieron un cerco en el Campamento 2 de Octubre, en Iztacalco, pudiera capturarse a uno de los presuntos responsables de la muerte del policía José Antonio Colunga Granjas, junto con siete de sus cómplices.
A la par que la movilización policiaca, que incluyó el sobrevuelo constante de uno de los helicópteros de la SSP y el despliegue de varios francotiradores del Agrupamiento Fuerza de Tarea, decenas de vecinos del lugar se concentraron en los extremos de la calle 10 de junio, en cuyo lote 8 se encontraban los sospechosos, sin que las autoridades determinaran ahuyentarlos. Los colonos hicieron de bardas, ventanas, azoteas e incluso del puente vehicular de la avenida Apatlaco lugares privilegiados de observación, de donde no se movieron ni siquiera en el momento más peligroso del operativo, cuando todos los uniformados que cercaban el lote --desde policías sectoriales hasta granaderos, escudos y alfas- se pusieron en posición de tiro para ingresar en busca de más delincuentes. No hubo un sólo disparo, pero en dos ocasiones distintas y aparentemente de manera accidental los policías dejaron escapar una porción de gas lacrimógeno.
El presunto responsable de la muerte de Colunga Granjas -el décimo tercer policía que fallece este año en cumplimiento de su deber cuando el lunes pasado intentó frustrar el asalto de un microbús que circulaba sobre Eje 3 Oriente y Tezontle, a unos metros de donde se llevó a cabo el operativo-- fue Edgar Hernández Callejas, quien fue aprehendido antes de las 15 horas junto con otros siete individuos a los que la policía capitalina identificó como miembros de la banda denominada La Borrega, remitidos a la agencia 50 del Ministerio Público.
Fueron los propios compañeros del policía fallecido, pertenecientes al sector 26-Iztaccíhuatl, los primeros en movilizarse a la guarida de los delincuentes --un derruido inmueble de dos plantas marcado con el letrero "Familia Soto"--, luego de enterarse por la denuncia de Ricardo y Luis Fernando Rodríguez que el hermano de ambos, Pedro, fue herido de un balazo en el estómago por el presunto homicida y sus compinches al disputarse el botín de un robo.
Los sospechosos se entregaron prácticamente de inmediato ante el impresionante operativo desplegado en esa colonia, formada por estrechas callejuelas, pero la vigilancia se mantuvo durante cinco horas en espera de una orden de cateo para poder ingresar al inmueble, dado que los jefes policiacos suponían había más delincuentes. Más de 40 vehículos, desde cuatrimotos hasta paneles, permanecieron en alerta en la calles Miguel García, Apatlaco y Eje 3 Oriente.
Del lote 8 también salieron tres menores de edad, hijos de uno de los detenidos y que fueron encargados a una vecina hasta que su madre, Rosa González, se presentó en el inmueble donde, dijo, alquila un cuarto con su marido. Además de Edgar Hernández cuatro sujetos más fueron detenidos en la misma dirección mientras los tres restantes fueron aprehendidos en la calle 2 de Agosto cuando intentaban huir.
Pese a la espera, la orden judicial nunca llegó pero los escudos y sectoriales pudieron ingresar a la casa una vez que la dueña y madre de uno de los implicados, Raquel de Jesús Magallanes de Soto, se presentó al lugar y les permitió el ingreso a las 18:50 horas. La tensión y las corretizas sobrevinieron entonces porque se creyó que los sospechosos escapaban por la parte trasera de la casa y que uno de ellos apuntaba con un arma larga hacia la calle a través de una ventana de la planta superior. Ninguna de las dos cosas fue cierta, y sin más detenidos, la policía sólo encontró dos bolsas pequeñas con polvo blanco en medio de cuartos llenos de triques y basura.