lunes Ť 4 Ť junio Ť 2001

Sergio Valls Hernández

Honor a El Colegio de México

A un cuando lo usual es que en esta colaboración aborde cuestiones jurídicas relacionadas, en su mayoría, con el Poder Judicial de la Federación, excepcionalmente, dada la trascendencia que para nuestro país tiene el otorgamiento del Premio Príncipe de Asturias concedido a la comunidad directiva, académica e investigadora de El Colegio de México, A. C., por lo que este centro del saber, por sí mismo representa en la vida académica y cultural de México, y toda vez que me honro en ser miembro de la Junta de Gobierno de tan trascendente institución académica, en esta ocasión destacaré algunos de los aspectos más sobresalientes de su labor, no sin antes apuntar que dicho premio, en el género de ciencias sociales, fue compartido con el jurista español Juan Iglesias Santos.

Soy un convencido de la reflexión que Platón hizo en su obra La República: "...el hombre es capaz del bien y la virtud...esta potencia puede actualizarse mediante una buena educación...", y yo agregaría que si la educación es capaz de hacer manifiestas las cualidades excelsas del ser humano, su posición no debe estar en el anonimato, sino que debe ocupar un lugar preponderante en la vida de una nación, y más aun, aquellos seres que son capaces de transmitir conocimientos, experiencias e ideales necesarios para ello, que hacen de su profesión un apostolado de la academia, deben igualmente ser considerados como agentes de florecimiento de la sociedad. Desde luego, en este contexto las instituciones dedicadas a la elevada tarea de cultivar espíritus instruidos, dotados de habilidades creativas y ánimo de servicio, merecen el reconocimiento de la sociedad en general, pues a su merced nuestro México estará logrando la transformación social y el progreso, que permitan arribar al sitio donde exista igualdad de oportunidades para los mexicanos, y éste es el caso de El Colegio de México.

Por ello, al otorgarse el máximo galardón que en la categoría de Ciencias Sociales concede la fundación Príncipe de Asturias a personas, equipos de trabajo o instituciones cuyos logros constituyan un ejemplo para la humanidad, como es el caso de El Colegio de México, en reconocimiento a la labor realizada durante más de 60 años difundiendo la cultura universal, constituye un acto justo y elocuente de parte de un organismo extranjero, que debe llamar nuestra atención en las tareas que sin ostentación alguna realiza este centro del saber.

El prestigio alcanzado desborda con mucho el plano nacional, pues internacionalmente es reconocido. Da testimonio de ello no sólo la distinción de haber sido seleccionado para este premio, sino también el hecho de que una parte importante de su población estudiantil no es de origen nacional, además del intercambio académico permanente que El Colegio sostiene con diversas instituciones nacionales y extranjeras.

El Colegio de México se distingue por méritos propios, y la comunidad académica nacional así lo considera, situación que se pone de manifiesto con el hecho de que haya sido la Universidad Nacional Autónoma de México el organismo que la propuso para participar en la justa para obtener la máxima distinción que otorga el gobierno español, y en la cual salió triunfador, después de una minuciosa selección realizada por un jurado respetable y autorizado en la materia. Además, su planta docente y de investigación, que incide de manera favorable en el desarrollo académico del alumnado de licenciaturas, maestrías, doctorados y especialidades que la institución imparte, por lo que a su vez tiene una función académica de "formación de formadores" que produce un efecto multiplicador. Sus egresados constituyen cuadros de innegable calidad en el servicio público al interior del país, y en el servicio exterior mexicano.

Asimismo, El Colegio orienta sus investigaciones hacia proyectos medulares que analizan la realidad nacional e internacional, y que necesariamente constituyen directrices en la toma de decisiones de las cuestiones materia de sus trabajos académicos; la productividad en publicaciones de libros que realiza su personal académico, y que son editadas por El Colegio y otras instituciones, es muy vasta. Aunado a ello, debe tenerse presente que son múltiples las publicaciones que en forma de artículos de capítulos de libro o de reseñas se editan anualmente en revistas académicas.

Como integrante de la Junta de Gobierno de esta honorable casa de estudios, me congratulo por la labor realizada en más de 60 años de su fundación, por el profesionalismo de su cuerpo docente y de investigadores, por su línea de pensamiento independiente y de avanzada, pero también, por la sensibilidad, talento y agudeza de quienes han tenido y tienen la elevada responsabilidad de presidirla, de establecer directrices, de conciliar diferencias de opinión, de estimular inteligencias, habilidades e ingenios en aras de un mayor beneficio para esta casa de estudios, y que sin importar los vaivenes de la vida económica, política y cultural del país, han perseverado y preservado el objetivo fundamental de El Colegio, que es alcanzar la excelencia académica y contribuir a la grandeza de México.

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