DOMINGO Ť 3 Ť JUNIO Ť 2001
Eduardo Galeano
Los emigrantes, ahora
Por tierra y por agua, marchan las inmensas caravanas. Viajan desde el sur hacia el norte y desde el sol naciente hacia el poniente.
Este es el éxodo de los fugitivos del hambre y de la desesperanza. Vienen desde el sur del río Bravo, desde las orillas africanas del mar Mediterráneo y desde las tierras de Oriente. Les han robado su lugar en el mundo, han sido despojados de sus trabajos y sus tierras. Precios de ruina, salarios de hambre, suelos extenuados, bosques arrasados, ríos envenenados: los desterrados de la globalización peregrinan inventando caminos, golpeando puertas, queriendo casa.
Expulsados, rechazados, prohibidos: no tienen para ofrecer nada más que sus brazos. Están cerradas para ellos las fronteras que mágicamente se abren al paso del dinero y de las cosas.
En cuarenta países, a lo largo de varios años, Sebastiño Salgado ha fotografiado esta tragedia. Todo está contado en trescientas imágenes, que caben en un segundo.
ƑEn un segundo? ''Es por la alta velocidad de obturación'', explica Salgado: la luz que ha entrado en la cámara, todo a lo largo de tantas fotografías, suma apenas un segundo.
Una guiñada de los ojos del sol. Y toda esta desventura de millones y millones de náufragos no es, al fin y al cabo, más que un instantito en la memoria del tiempo. Un instantito, y nada más que eso. Las fotografías no quieren que el olvido lo mate.