DOMINGO Ť 3 Ť JUNIO Ť 2001
Ť Angeles González Gamio
"Elogio de la calle"
Biografía literaria de la ciudad de México, 1850-1992", es el título de un libro fundamental para todo amante, estudioso, interesado o curioso de la esencia de la gran capital, esta urbe que ha fascinado desde siempre a decenas de generaciones que la han gozado y sufrido. El autor, Vicente Quirate, es un destacado investigador del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, del que es actualmente director. El vivió su infancia en las calles del "centro", ahora llamado Centro Histórico; con su mochila de vaqueta a la espalda, hechura del taller familiar, recorría las viejas calles y era protagonista de su intensa vida. Seguramente allí se gestó su amor e interés por esta ciudad, que canalizó en importantes estudios e investigaciones, que ahora cristalizan en esta obra maestra, en la que la literatura se torna en personaje.
En un recorrido por siglo y medio en la vida de la urbe, los escritores nos dan su visión de ciudad: la romántica, la violenta, la oprimida, la revolucionaria, la feliz, la nostálgica, enriquecida con los comentarios del doctor Quirarte, que nos hacen ver mas allá de las palabras. Con magnífica prosa nos lleva de la mano por la ciudad y sus escritores. Un botón de muestra: "La noche del 5 de diciembre de 1873, los 24 años de un estudiante de medicina recorren -afiebrados, doloridos, condenados- las calles de una ciudad a la cual no han podido devorar. Al mediodía siguiente, el cianuro le permite ser uno menos de los 200 mil habitantes que pueblan la capital.
"Medio siglo después, una noche de junio de 1921, un abogado, a punto de cumplir la edad de Cristo, emprende sin abrigo la habitual caminata hacia su casa, tras haber conversado sobre Montaigne hasta las altas horas. Una violenta pulmonía castigará la audacia, para enlutar de nuevo -por un instante- la indiferencia urbana". Y añade el autor: "En el medio siglo existente entre el suicidio de Manuel Acuña y la muerte de Ramón López Velarde, la ciudad de México experimenta algunos de los cambios fundamentales de su historia..." Estos los conocerán, si compran el excelente libro, que edita Cal y Arena y que se va a presentar el próximo jueves, a las 19 horas, en un lugar muy apropiado: el soberbio palacio de los condes de Santiago de Calimaya, también conocido como Casa de los Cañones, por las espléndidas gárgolas en esa forma que adornan la parte superior del edificio. El evento promete estar muy sabroso, pues habrá un diálogo entre el autor y el maestro Gonzalo Celorio, otro escritor amante de la ciudad de México, y lectura de textos por Carmen Carrara, José Luis Ibáñez, Alma Velazco y Ramón Barragán.
En la actualidad este recinto, oficialmente, es el Museo de la Ciudad de México, aunque por ahora -entre otras, por cuestiones presupuestales- realmente no cumple esa función, pero se aprovecha muy sensatamente para eventos culturales. El director, Conrado Tostado, ha organizado unas conferencias dominicales a la una de la tarde, que imparte el arquitecto Jorge Legorreta, urbanista, cronista y experto en recorridos por las otras caras de la ciudad (subterránea, aérea, lacustre), que organiza a través de Metrópolis, incipiente Centro de Información de la Ciudad de México. Hoy va a hablar de las delimitaciones territoriales del municipio de la ciudad, desde Coyoacán en 1521, pasando por la creación del Distrito Federal, hasta llegar a la megalópolis en el año 2050, Ƒqué nos esperará?
El domingo 24: La ciudad imaginada: utopías lacustres y urbanísticas, en la que nos va a brindar un recuento histórico de obras no realizadas desde el siglo XVI y los proyectos imaginados por los grandes arquitectos y urbanistas del siglo XX. En la última platica, que se celebrará el 15 de julio, nos va a exponer un análisis comparativo de las transformaciones de la ciudad de México durante el siglo XX, basado en las fotografías de Hugo Brehme y Pedro Hiriart, y conoceremos las primeras colonias, las lejanías y los territorios lacustres. Todas van a estar ilustradas con imágenes y son gratuitas. ƑSe puede pedir más?
Como cierre de estos acontecimientos, se impone una apetitosa comida, en la hermosa Casa de las Sirenas, situada a unas cuadras, en la calle de Guatemala 32, atrás de la Catedral. La vista desde la terraza šincomparable!: las cúpulas y torres y el follaje de unas voluptuosas jacarandas, que todavía defienden algunas florecillas violáceas. Lo primero, un aperitivo en la tequilería de la planta baja; hay decenas para escoger. Ya en la terraza, la sopa de cilantro, la gallinita en mole de mango o la trucha deshuesada en salsa de tamarindo; el postre: flan de elote o crepas de manzana. Remate: una buena siesta dominical.