DOMINGO Ť 3 Ť JUNIO Ť 2001
Ť El gobierno español plantea liquidar la empresa
Deriva en problema de Estado la quiebra de Aerolíneas Argentinas
STELLA CALLONI/II Y ULTIMA CORRESPONSAL
Buenos Aires, 2 de junio. Los escenarios planteados en el caso de la privatizada Aerolíneas Argentinas son variados y complejos. La quiebra solicitada por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) del gobierno español, que le permitiría evadir sus compromisos con proveedores y trabajadores, lleva otras complejidades que no se pueden descartar. Hay advertencias serias de que jugar con esta posibilidad entraña peligros reales para el gobierno de España. El plan de la SEPI, que consiste en rebajas salariales y despidos que se agregarían a los miles que se dispusieron antes, así como bajar costos, es incierto en sus resultados. Sólo se lograría una reducción de unos 60 millones de dólares en las pérdidas aducidas, lo que no soluciona el problema.
"Esto hace pensar que el plan real es que Aerolíneas finalmente desaparezca como la venezolana Viasa, dejando libres las rutas a los competidores. Sólo estas rutas suman más de 600 millones de dólares", advierten los gremios afectados.
Hay varias alternativas ante esta situación, pero todos coinciden en que se necesita tratar el tema en forma urgente de Estado a Estado y que ninguno de los dos jefes de gobierno deben abandonar sus deberes en estos momentos. Además los dirigentes gremiales sostienen que el pueblo español necesita ser informado con veracidad y no diluyendo la responsabilidad de la SEPI, con la "historia de que se trata de una simple rebelión de sindicalistas malos para perjudicar a la empresa"
El tema amenaza con poner bajo la lupa de la justicia y de la opinión pública las privatizaciones realizadas durante el pasado gobierno de Carlos Menem, donde se revelan graves irregularidades por parte de vendedores y compradores.
A principios de 1990, el virtual representante de las empresas estadunidenses, el embajador Terence Todman, se había convertido en un experto negociador entre la compañía American Airlines y el gobierno argentino para quedarse con Aerolíneas y logró demorar la apertura de pliegos una y otra vez buscando fórmulas con otros "socios". Finalmente Aerolíneas fue puesta en venta por decreto(1591) del ex presidente por 623 millones de dólares, aunque se sabía que sólo la flota de 27 aviones Boeing y cuatro Folker valía muchísimo más que eso.
En los últimos tres ejercicios fiscales a la fecha de su venta, Aerolíneas había logrado un superávit operativo superior a los 27 millones de dólares e inclusive el año anterior (1989) recibió un premio otorgado en Brasil como una de las tres empresas mundiales con mejor nivel de servicios en el mundo. En 1990, una de las primeras oposiciones contra la privatización de Aerolíneas surgió de la ex primera dama Zulema Yoma, luego separada de Menem, quien advirtió que era "criminal" privatizar una línea que no tenía pérdidas y era altamente eficiente. También se interpusieron recursos de amparo judicial para impedir esta venta, ya que al violar el artículo 248 del código penal, se configuró el abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público, al ignorar las leyes de política aerocomercial. El Ejecutivo invadió el terreno del Congreso. Casi 90 por ciento de los argentinos estuvo en contra de esta privatización.
Los gremios aeronáuticos se preguntan "Ƒpor qué se descapitalizó a la empresa y se la llevó al desastre si es que detrás de este vaciamiento no hubo un interés especial para lograr el mismo objetivo que se logró con la destrucción de Viasa, modelo de corrupción en las privatizaciones"
Los gremialistas recuerdan que tanto Iberia -que se quedó con Aerolíneas en 1990 apareciendo como comprador único, como la SEPI descapitalizaron a Aerolíneas y estiman que el gobierno de España tiene que responder por el vaciamiento. De ahora en adelante tanto los gremios como la sociedad conocen detalles de esta irregular privatización y exigen transparencia para todo los pasos a dar. Hay varias propuestas, entre ellas la gremial, para que los empleados cambien beneficios y parte de salario por acciones en una compañía, que ellos mismos así controlarían de cerca. Todo esto y más está en el aire.