DOMINGO Ť 3 Ť JUNIO Ť 2001

Ť Antonio Gershenson

El programa de energía... de allá

El presidente de Estados Unidos presentó su programa de energía. El asunto tiene un evidente interés para México, dadas las declaraciones que se han hecho en torno a un manejo de las cuestiones energéticas en el nivel de toda América del Norte.

Además, hay nexos entre la industria petrolera y varios gobiernos del vecino país entre los cuales hay similitudes. Dick Cheney, el vicepresidente, fue jefe del staff en el gobierno de Gerald Ford, secretario de Defensa en el de Bush padre, y ahora vicepresidente de George Bush hijo, el cual lo nombró para presidir la comisión encargada de elaborar el citado programa. Asimismo, Cheney fue presidente y principal oficial ejecutivo de la empresa Halliburton, la más importante en el ramo de bienes y servicios para la industria petrolera, a la cual suministra equipos de perforación y muchos otros recursos.

Otros funcionarios del mismo gobierno tienen nexos con esa misma industria, lo cual ha dado pie para una campaña, desde el opositor Partido Demócrata, que identifica el programa ahora anunciado con las grandes compañías petroleras. El contenido del programa incluye el apoyo gubernamental, mediante estímulos fiscales y otras medidas, para una mayor exploración y explotación de petróleo dentro del ámbito estadunidense, incluyendo la zona de reserva de vida silvestre en Alaska. También comprende el apoyo a nuevas plantas de generación de electricidad con energía nuclear y carbón.

Se trata de un programa de largo plazo. En realidad, el largo plazo es fundamental en el sector de la energía, pero las críticas, por ejemplo, del gobernador de California, estado especialmente afectado por la escasez y el encarecimiento de la energía, van en el sentido de que no hay ninguna medida en el programa de apoyo inmediato ante esa delicada situación actual.

Bush ha señalado que su enfoque es de libre mercado, y por lo mismo tiene resistencia a fijar controles de precios o, por lo menos, un "techo" a los precios del gas natural o de la electricidad.

En este contexto, se ha hablado de que México suministre energía y, en especial, gas natural a las áreas en las que más escasea, como California. Hasta hace poco, nuestro país era importador neto de electricidad. La entrada en operación de nuevas unidades en la planta de Rosarito, en el área de Tijuana, ha permitido exportar, aunque no se trata de cantidades mayores. Pero en cuanto a gas natural, todo el que consume nuestra región noroeste se debe importar, precisamente, de Estados Unidos. Y en la zonas gaseras tenemos menos capacidad de producción que lo que el país demanda, y las importaciones mexicanas son crecientes, a pesar de las inversiones en la Cuenca de Burgos.

Se puede traslucir el interés en ampliar la zona de explotación petrolera que Estados Unidos tiene en el Golfo de México, participando en la exploración y explotación de crudo y gas natural del lado mexicano de la frontera marítima. Este objetivo de largo plazo se inserta en los planes de los que se ha hablado.

Se tendría que invertir en exploración y desarrollo de nuevas áreas, incluyendo las aguas profundas del Golfo de México, y revisar con nuevos criterios las posibles reservas en el Golfo de California. Aun así, estaríamos hablando de un buen número de años y de satisfacer ante todo las necesidades internas de gas natural. La eventual exportación de excedentes sería, en todo caso, cuando los actuales presidentes ya hubieran terminado sus respectivos periodos de gobierno.