Ť Sus grupos científicos, si los tienen, son de baja calidad, dice organismo de EU
Estéril, casi toda la investigación en estados: expertos
Ť Sólo la UAP aparece en lista de las 10 instituciones mexicanas con mayor producción
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
Muchas universidades estatales de México carecen de grupos de investigación, o si los tienen son de baja calidad. De acuerdo con el Institute for Scientific Information (ISI) de Estados Unidos, entre las 10 principales instituciones mexicanas con la producción científica más numerosa, apenas hay una universidad del interior de la República: la Autónoma de Puebla.
En el listado aparecen las escuelas nacionales de educación superior (la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional, y la UAM), además de otras que pertenecen al sistema SEP-Conacyt y a las secretarías de Estado.
De la decena de organismos destacados de México, el ISI sólo incluye dos centros SEP-Conacyt, la Secretaría de Salud y el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Son contados los que tienen científicos del más alto nivel. Indica que 10 universidades o centros de investigación cuentan con más de 100 miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) cada una, para completar 72 por ciento en total.
En tanto, la treintena de universidades públicas estatales tiene en conjunto mil 355 miembros (18.7 por ciento).
Un estudio del Foro Permanente de Ciencia y Tecnología, que cita las estadísticas del ISI, refiere que, "salvo honrosas excepciones", son también escasos los miembros del SNI que laboran como investigadores de las secretarías de Estado y sus dependencias.
En los mismos centros SEP-Conacyt, sólo 40 por ciento del personal académico pertenece al sistema de investigadores, y únicamente 50 por ciento cuenta con doctorado.
Estos indicadores, asegura, reflejan "el problema del escaso desarrollo de la investigación científica y tecnológica formal en nuestro país".
Muchas universidades carecen de grupos de investigación, o si los tienen son de bajo nivel, y otras han establecido áreas de científicos con jóvenes que no reúnen los requisitos de calidad, como tener doctorado o un mínimo de producción científica con rango internacional, destaca.
Panorama desolador
Sobre los estudios tecnológicos o aplicados que se hacen en las universidades públicas da un panorama desolador: "en muchísimos casos, las investigaciones resultan ejercicios estériles, que tampoco llegan a tener la repercusión que las mismas instituciones financiadoras pretendían".
Muchas universidades estatales que realizan investigación ni siquiera cuentan con presupuesto asignado para esta actividad, asegura. Con frecuencia, sus directivos esperan que los científicos trabajen con recursos externos.
Aunque existen los programas gubernamentales Mejora del Profesorado y el Fondo para la Mejora de la Educación Superior, explica que muchos grupos de investigación carecen de un presupuesto institucional mínimo para hacer sus trabajos, y tienen poco claro lo que consideran o no como una investigación.
En las instituciones estatales la labor científica se hace con presupuestos "raquíticos", y muchos de los temas que apoyan están enfocados hacia la resolución de problemas locales, y no cumplen con los estándares internacionales.
Por eso, en las entidades hay "grupos de calidad dudosa, incapaces, por ejemplo, de publicar sus resultados en revistas de importantes y de circulación mundial, y que no llegan a tener impacto como centros de extensión".
Las universidades estatales y las dependencias gubernamentales podrían ser "un nicho excelente" para el desarrollo de nuevos grupos de investigación, pero, con frecuencia, si algún científico intenta cambiarse de institución, se encuentra con que al hacerlo puede perder sus prestaciones. Este sistema desestimula el intercambio y el desarrollo de la investigación en el interior de la República.