Ť Ponentes del panel Geopolítica de América Latina; injerencia de Estados Unidos
La memoria, base para no regresar a dictaduras
MARIA RIVERA
El presente no puede construirse sobre el olvido. Esa fue, en resumen, la conclusión a la que llegaron Carlos Figueroa, Carlos Fazio y Alfredo Jalife-Rahme en el panel Geopolítica en América Latina; injerencia de Estados Unidos, organizado por la Asociación Salvador Allende, la fundación Rigoberta Menchú, y Genocidio Nunca Más, en Casa Lamm. Los analistas explicaron que a tres décadas de las dictaduras que campearon en el Cono Sur, y cuyos métodos se irradiaron a Centroamérica, surgen voces que piden pasar la página y ver hacia delante, sin darse cuenta que la memoria y la justicia son las bases para impedir que se repita ese episodio. "El huevo de la serpiente" sigue ahí, advirtieron, en la oficina oval de la Casa Blanca, donde permanecen los mecanismos de control y represión.
El guatemalteco Carlos Figueroa hizo un análisis de la represión en su país de 1954 -fecha en que sitúa el inicio del conflicto interno- hasta 1996, en que se firmaron los acuerdos de paz. Su investigación, en la que aparecen documentados 4 mil 42 casos de desapariciones, con nombre y apellido, estuvo motivada por su historia personal, comentó: sus padres murieron a manos del ejército, y él mismo es sobreviviente de una lista de condenados a muerte por el Ejército Secreto Anticomunista.
Recordó que Guatemala es un caso paradigmático en cuanto a violaciones de los derechos humanos y a injerencia directa del gobierno estadunidense. Si en Argentina los informes indican que hubo entre 15 y 20 mil desaparecidos, en su país estimó que existieron entre 40 y 45 mil, más de la mitad de ellos indígenas mayas. Sin contar entre 140 y 145 mil ejecutados. En este caso no vale la teoría de que hubo un enfrentamiento entre dos fuerzas en pugna, afirmó Figueroa, porque entre 85 y 90 por ciento de los operativos fue obra de distintos organismos gubernamentales. "Por eso no creo que la violencia de Estado sea irracional, en nuestro país fue profundamente racional y se aplicó con un fin político".
El investigador demostró que los 17 meses del gobierno de Efraín Ríos Montt fueron el momento en que la represión alcanzó su mayor expresión. Mostró imágenes de algunos de los desaparecidos, poniéndoles rostro, nombre y sueños. A aquel le gustaba bailar tangos, comentó, el de allá tenía planeado recorrer todas las ruinas mayas para conocer más su cultura...
También rememoró las palabras de un comunista checo, antes de su ejecución en un campo de concentración nazi. "Los que sobrevivan no olviden ni a los buenos ni a los malos, reúnan con paciencia los testimonios de los que han caído; un día el hoy pertenecerá al pasado y se hablará de una gran época y de los héroes anónimos que han hecho historia. Quisiera que supieran que no hubo héroes anónimos, eran personas con nombres, rostros, deseos y esperanzas, y el dolor del último de ellos no ha sido otro que el del primero cuyo nombre ha perdurado".
Los archivos encontrados por Martín Almada -ex prisionero político del gobierno de Alfredo Stroessner- en los suburbios de Asunción, en 1992, han permitido reconstruir parcialmente la historia, los antecedente y las pruebas de la Operación Cóndor. También han exhibido la participación estadunidense en aquella guerra sucia transfronteriza, a través del Pentágono, la CIA y la FBI. Tal represión, explicó Carlos Fazio, no fue casual, tuvo como fin destruir el tejido de resistencia social a la política neoliberal de las dictaduras. Lograron la parálisis social, mediante la detención, primero de los militantes de los movimientos guerrilleros y, más tarde, de los miembros de los partidos políticos, organizaciones sindicales, campesinas o estudiantiles, hasta dejar en la indefensión a la sociedad. "Fue así como se produjo la privatización de bienes públicos, y la enorme transferencia de riqueza de los trabajadores hacia los dueños del dinero. De esta manera se produjo la reducción drástica de los salarios y el desmantelamiento de los contratos colectivos, hasta llevar al desempleo y el empobrecimiento sin límites, que ha generado sociedades de excluidos y refugiados internos en el continente".
Tres décadas después, continuó el analista de La Jornada, a través del Tratado de Libre Comercio, el Plan Puebla-Panamá y el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), las mismas oligarquías relacionadas con los intereses estadunidenses aspiran a regresar a América Latina a una estructura similar a la de principios del siglo XIX, de trabajadores con salarios de esclavos, sin ningún derecho en el mercado laboral.
El investigador Jalife-Rahme hizo un análisis geopolítico de los años de mayor represión en América Latina. Dijo que no es casual el momento del descubrimiento de los archivos de la Operación Cóndor (1992), porque desde los 90 empezó el proceso de golpear a los ejércitos nacionales, a fin de desmantelarlos. "En el trasfondo existe la tendencia de crear uno solo, bajo el dominio estadunidense", explicó.
El ALCA y demás acuerdos comerciales intercontinentales también serían parte de un nuevo proyecto, mediante el cual el país del norte pretende sortear la grave crisis de su sistema financiero.