SABADO Ť 2 Ť JUNIO Ť 2001
La requisa que no llegó
Por primera vez desde la creación de la requisa, esta figura jurídica -incluida en la Ley de Aviación Civil y en la Ley de Vías de Comunicación- no se aplicó para someter una huelga en el sector de comunicaciones y transportes. Este derecho había sido prácticamente vedado para los trabajadores de dicho gremio, bajo el argumento de que el paro en empresas de ese sector pondría en riesgo la economía nacional.
La huelga de los mil 500 sobrecargos de Aeroméxico es el primer movimiento desde la época posterior a la Segunda Guerra Mundial que se permite desarrollar en el marco de la Ley Federal del Trabajo y no de otras leyes y reglamentos ajenos al sector laboral. Por ello, la decisión del gobierno en este sentido fue calificada por dirigentes sindicales y abogados como "una buena noticia y un hecho histórico".
Sin embargo, el investigador de la UNAM, Alfonso Bouzas, propuso un análisis mesurado de este hecho mesurado, es decir, "no se debe descartar que el gobierno traiga escondida una segunda intención para combatir la propia existencia legal de la huelga de sobrecargos o al sindicalismo gremial".
La requisa faculta al gobierno para intervenir en diversos sectores y empresas cuando se presenten casos de guerra internacional, grave alteración del orden público, desastres naturales y cuando se afecte la economía nacional.
Este último punto ha sido el mecanismo aplicado por el Poder Ejecutivo para anular, en la práctica, el derecho de huelga, aun cuando la figura jurídica en cuestión no tenga nada que ver en la Ley Federal del Trabajo.
Por ejemplo, al gremio de telefonistas se le ha aplicado la requisa en cinco ocasiones, de 1976 a la fecha, para detener huelgas en apoyo a operadoras, revisiones contractuales y para aplastar sus intentos de romper el tope salarial.
La misma suerte han tenido el sindicato de electricistas y el de pilotos; en este último caso se ha aplicado la requisa incluso en dos huelgas de la aerolínea Aerolitoral, empresa con apenas una veintena de aviones pero que, de acuerdo con el criterio del gobierno federal, su paro pondría en riesgo la economía del país.
En el mismo sentido se afectó a los sobrecargos de Aeroméxico en 1998 y el año 2000, y ahora, en la huelga que se inició el último minuto del jueves, la noticia de la no aplicación de la requisa generó confianza y reconocimiento "de la buena voluntad del gobierno" para respetar el derecho de los trabajadores. Esto también mereció el beneplácito de gremios que han sido afectados por la requisa, quienes manifestaron su total apoyo al movimiento de sobrecargos. FABIOLA MARTINEZ