SABADO Ť 2 Ť JUNIO Ť 2001
Ť La guerra antinarco es contra negros y cafés: NAACP
Cerca de 80 millones de personas en EU han usado drogas ilícitas
JIM CASON Y DAVID BROOKS ENVIADOS
Albuquerque, 1o. de junio. Dorothy Gaines nunca tuvo drogas, nunca usó drogas y nunca vendió drogas. Pero a principios de los 80 murió su marido y esta mujer negra madre de tres hijos en Alabama se relacionó con un marinero quien, supo después, usaba drogas y así su vida cambió para siempre.
En el lapso de un año, su novio fue arrestado, la policía buscó a Gaines y fue acusada, a sus 24 años de edad, de ser cómplice, según las leyes por conspiración de drogas aprobadas por el Congreso como parte de la creciente "guerra contra las drogas".
Los fiscales intentaron convencerla de testificar contra su novio y otros acusados por narco. "No dije nada y no sabía nada", explicó Gaines este viernes. Al negarse a delatar a su novio, no podía negociar una reducción de su condena y fue sentenciada a 19 años y 17 meses de cárcel.
No pudo ver a sus hijos más que en algunas visitas a la prisión y uno de ellos intentó suicidarse tres veces; tampoco estuvo presente cuando su madre murió.
"Esta no es una guerra contra las drogas, es una guerra contra nosotros", afirmó Gaines, al contar su historia a más de 800 activistas dedicados a detener esta guerra congregados aquí para la reunión anual del Lindesmith Center/Drug Policy Foundation.
Gaines dijo que jamás se había involucrado con drogas "pero me condenaron a más tiempo que al capo (detenido al mismo tiempo que ella), quien recibió 12 años de cárcel". El año pasado, después de una campaña a su favor, Gaines fue perdonada por Bill Clinton y ahora forma parte del creciente movimiento para reformar las leyes antinarcóticos de este país.
Estos son los costos reales de la guerra contra la droga, señalaron Gaines y otros opositores, y la legisladora Maxine Waters, quien se ha especializado en estos asuntos, afirmó que "más de 80 por ciento de las mujeres encarceladas están ahí por su asociación con parejas abusivas".
Cuando Gaines fue encarcelada, perdió la custodia de sus tres hijos y se ha reunido con ellos, pero en este país existen 2 millones de menores con padres en la cárcel.
"En vez de enfocarnos en la rehabilitación y disuasión, nos hemos enfocado en condenas y crimen", declaró Waters en un emotivo llamado para suspender la guerra contra las drogas.
Y es que como resultado de la política antidrogas basada en arrestos y prisión, durante la última década la población carcelaria en este país casi se ha duplicado y hoy hay 2 millones tras las rejas.
Estados Unidos tiene la tasa más alta de encarcelación del mundo. Según estadísticas del Departamento de Justicia, uno de cada 137 residentes está en prisión, y una de cada 34 personas está encarcelada o en libertad condicional.
Pero las estadísticas no cuentan toda la historia: "La guerra contra las drogas es contra las comunidades negra y café, aunque la mayoría de los que usan drogas son blancos", señaló el abogado Teddy Shaw, quien coordina la campaña para la reforma de las políticas antidrogas del Fondo de Defensa Legal del NAACP, agrupación na-cional negra de derechos civiles.
Aunque las estadísticas del gobierno estadunidense indican que 72 por ciento de to-dos los usuarios de drogas ilícitas es blanco, negros y latinos conforman 82 por ciento de la población en las cárceles estatales.
En los 90 hubo un momento en que ha-bía más negros bajo supervisión del sistema de justicia criminal que en universidades.
Las historias de gente como Dorothy Gaines son muestras del impacto devastador de las políticas de un país que, según un creciente número de analistas, enfatiza el castigo y no el tratamiento.
Por ejemplo, California ha construido más prisiones que escuelas en la última década y según la Asociación de Gobiernos Estatales, los 50 estados gastan más fondos en prisiones que en asistencia a los pobres.
Más aún, la mayoría de los encarcelados por delitos de droga no son grandes capos, sino gente como Gaines cuyas vidas se en-trelazaron de alguna manera con usuarios o personas culpadas de crímenes no violentos relacionados con droga.
Desde 1980, 84 por ciento del incremento de ingresos a cárceles estatales y federales fue de acusados por delitos no violentos, reportó el Instituto de Políticas de Justicia.
Estas estadísticas han llevado a una am-plia gama de políticos liberales y conservadores, jueces, policías y activistas a cuestionar la sabiduría de penalizar la posesión de drogas, y pretenden empezar a reformar estas políticas con la mariguana.
Ethan Nadelmann, director ejecutivo del Lindesmith Center/Drug Policy Foundation, señaló aquí que unos 80 millones de personas en este país han utilizado drogas ilícitas en algún momento de sus vidas.
"Ochenta por ciento de todos los usuarios de drogas son fumadores de mariguana; si sacamos a la mariguana, se reduciría drásticamente la escala de esta guerra", señaló.
De hecho, aunque el gobierno federal ha promovido la guerra contra las drogas co-mo un combate a traficantes y usuarios violentos, las estadísticas federales cuentan otra historia. Mas de un millón 600 mil personas son arrestadas cada año por delitos vinculados con la droga, y la mitad de éstos sólo por mariguana.
En 1999, 620 mil 541 personas fueron detenidas sólo por posesión de mariguana y, según el FBI, el número de personas arrestadas por delitos ligados con la droga, pero no de tráfico, se triplicó en 1990-1999.
En una reciente entrevista con La Jornada, Nadelmann señaló que el presupuesto federal anual para el control de narcóticos se ha incrementado mil millones de dólares cada año desde 1980, para llegar a casi 20 mil millones sólo para el año 2000.
Si se suma el gasto conjunto del gobierno federal, los estatales y los locales, el total es de casi 40 mil millones por año. Sin embargo, añade Nadelmann, "la heroína, la co-caína, las metanfetaminas y otras drogas ilícitas son hoy más baratas, más puras y más disponibles que nunca".