SABADO Ť 2 Ť JUNIO Ť 2001

Ť Piden habitantes de Atzalan a gobierno y medios no sólo verlos en tiempo de dolor

Se convirtió en reclamo el funeral de migrantes

Ť El alcalde de esa zona veracruzana, custodiado por 13 guardaespaldas, enfrentó protestas

ALBERTO NAJAR ENVIADO

El Equimite, Municipio de Atzalan, Ver., 1o. de junio. La misa para despedir a los migrantes de esta comunidad que fallecieron en el desierto de Arizona se convirtió en reclamo al gobierno.

"Miren hacia nosotros todos los días, no solamente en los momentos de dolor", dijo el sacerdote Isaías Huerta Crespo, párroco de 32 comunidades de este municipio. "Miren a estos pueblos que necesitan mucho, que piden la justa retribución de su trabajo".

El reclamo no era para menos. En lo que va del año, 15 atzaltecos han muerto en Estados Unidos por causas diversas. Sus cuerpos fueron repatriados de la misma forma que los migrantes sepultados hoy.

funeral-ilegales-2La única diferencia es que para ellos no hubo atención de los medios, ni de las autoridades. Quizá porque no fallecieron en el desierto, sino en accidentes de trabajo, atropellados o de forma violenta, asesinados a puñaladas.

"Tuvimos un caso así hace poco", comentó el párroco. "A un muchacho de El Coronillo lo mataron a cuchilladas en su departamento en Estados Unidos".

Y así, uno tras otro a lo largo de este año, que para el padre Huerta Crespo es el más duro en cuanto a la migración de sus feligreses por la difícil situación económica del municipio.

Lo cierto es que la contabilidad del sacerdote sobre las víctimas no está completa, pues hace falta incluir a los muertos que profesaban una religión distinta a la católica.

De hecho, por estas tierras es común la referencia a migrantes muertos. El mes pasado llegó a Plan de Arroyos el cuerpo de un joven que falleció atropellado.

Por eso, el tono de la misa de Raymundo Barreda Maruri y su hijo, del mismo nombre, donde los reclamos fueron también para los medios, "para que echen una mirada a estos pueblos de gente buena, solidaria en los momentos de dolor", según dijo el padre Huerta.

Reclamos también ?después de un saludo? para el presidente municipal, Ramiro Barrasdas Viveros, quien llegó a la misa custodiado por 13 guardaespaldas que en todo momento mostraron las pistolas que portaban en la cintura.

Por momentos, el alcalde parecía seguir atento el desarrollo de la misa, pero a ratos se entretuvo en la limpieza de sus uñas.

El sol, otra vez

Un kilómetro de camionetas y personas acompañó a Raymundo y a su hijo desde El Equimite hasta el panteón de La Reforma, donde para ubicar las tumbas se utilizan plantas de tepejilote, de hojas rojinegras que suelen crecer hasta un metro.

No es sólo por tradición, sino porque las plantas son más baratas que las lápidas, y pocos pueden costearlas.

El calor sofoca. El sol pega de lleno en los féretros azules. Ironías de la muerte: ni siquiera en su entierro, Raymundo y su hijo se salvaron de los rayos que terminaron con sus vidas en el desierto de Arizona, cientos de kilómetros al norte de El Equimite.

Tal vez por eso, apenas llegar al panteón los féretros fueron colocados dentro de la tumba. El sepelio duró lo que tardaron los albañiles en sellarla.

No ocurrió así con los otros cinco atzaltecos que hoy fueron sepultados en panteones distintos.

A los de san Pedro Altepepan y Cuatro Caminos: Lorenzo Hernández Ortiz, Enrique Landero García, Alejandro Marín Claudio y Mario Castillo Fernández los sepultaron en El Cedro, mientras que a Reyno Bartolo Hernández, de El Tesoro, sus familiares lo llevaron a La Pulguilla.

Sus velorios fueron menos concurridos, pues al de Raymundo y su hijo acudieron cientos de vecinos. "Toda la noche llegaban y llegaban camionetas y personas a pie", contó una vecina. "Subían de a dos camiones llenos de gente, y bajaban igual, repletos".

Y es que la familia Barreda Maruri tiene fama de ser muy solidaria, incluso, Raymundo, con el dinero que ganó en el primer viaje que hizo a Estados Unidos instaló una caseta telefónica y un dispensario.

También compró una camioneta, que no pocas veces sirvió como ambulancia. "La gente venía a medianoche con sus enfermos", recordó la vecina. "A los que no podían pagar les regalaban las medicinas".

Por eso tanta gente en la misa de despedida, y por eso también la decisión del padre Huerta Crespo de oficiar primero la ceremonia para la familia Barreda.

?¿Qué les dice a los jóvenes que se quieren ir a Estados Unidos?

?No te vayas ?respondió el sacerdote ?Pero también les digo que los comprendo, porque es difícil sobrevivir con la situación de pobreza en que vivimos