Ť Queja de científicos
Ningún interés por ciencia y tecnología en la nueva hacienda
JOSE GALAN
La reforma fiscal está diseñada para obtener mayores recursos, no para una mejor distribución de la riqueza, sobre todo en áreas estratégicas para el país como la ciencia y la tecnología, que permanecen poco desarrolladas y no han tenido un im-pacto significativo en la sociedad, mientras el interés empresarial "ha sido sumamente escaso".
Diego Valadés, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, y Antonio de la Peña, director del Instituto de Matemáticas y vicepresidente de la Academia Mexicana de Ciencias, coincidieron en lo anterior al anunciar el seminario internacional sobre In-vestigación y Desarrollo en la Reforma Fiscal, del 5 al 7 de junio en el IIJ.
La limitada participación del sector privado en inversiones en ciencia y tecnología se debe a la falta de instrumentos fiscales que la estimulen, dijo Diego Valadés. Además, consideró, "fuera de consideraciones jurídicas, la carga fiscal que significa el IPAB -dinero que debería dirigirse a las necesidades reales del país- es inmoral".
Desde la década de los 70 el gobierno mexicano ha destinado entre 0.3 y 0.4 por ciento del PIB al desarrollo de ciencia y tecnología, proporción que no ha variado. El capital privado representa sólo 15 por ciento de la inversión, mientras el gobierno federal cubre el 85 por ciento restante. El presidente Vicente Fox se comprometió al inicio de su mandato a incrementar la cifra por lo menos a uno por ciento del PIB, conforme a las recomendaciones de la OCDE. "Hasta ahora el apoyo se ha quedado en lo mismo, lo que no ha permitido el despegue de la ciencia y la tecnología mexicanas", dijo De la Peña.
Esto significa una dependencia del de-sarrollo tecnológico de otras naciones, lo cual refleja "la perspectiva de una nueva era colonial, que reside en la expansión del capital mediante la utilización del conocimiento generado en las metrópolis científicas y tecnológicas del mundo", advirtió Valadés.
La generación del conocimiento se ha convertido en fuente fundamental de in-gresos para naciones como Estados Unidos, que dedica 30 por ciento de su PIB a ese rubro, indicó. "El tema de las inversiones en ciencia y tecnología concierne a la determinación de si México acepta su papel de colonia tecnológica o decide te-ner una independencia a través de científicos y técnicos de alto nivel", advirtió.
De la Peña expresó que no sólo es necesario destinar mayores recursos fiscales al sector, sino también a las universidades públicas donde se forma la gran mayoría de los científicos, técnicos e investigadores mexicanos.
"Hay que dar varias batallas, en lo fiscal y en lo educativo", añadió. "Pero no deja uno de reconocer que es todavía baja la inversión del gobierno en educación." Para Diego Valadés, en México "hemos carecido de una política de educación superior desde hace varias décadas".
"Desde 1975, cuando se fundó la última gran institución superior que es la Universidad Autónoma Metropolitana, han surgido sólo universidades tecnológicas que son un engaño para la juventud", aseveró Valadés.