DIA MUNDIAL SIN TABACO
Cuenta Guillermo Cabrera Infante en su libro Puro Humo --una
historia sobre el placer de la fuma-- que el marinero Rodrigo de Jerez,
el primer español que vio fumar y adoptó el vicio, cuando
regresó a España de su viaje con Cristóbal Colón
fue descubierto fumando solo en una habitación de su casa. "Y un
día su mujer entró de improviso y lo vio, echando humo por
todos los orificios de su cara (...) Su mujer lo acusó ante la Inquisición
de tener un pacto con el diablo, y aquel primer fumador, en la hoguera,
se convirtió finalmente en humo".
Fumar, no cabe duda, es para algunos un indiscutible placer.
Pero también está comprobado que el tabaquismo lleva a la
muerte. Ayer, Día Mundial sin Tabaco, fue una fecha obligada para
recordar el destino fatal de los fumadores y también para escuchar
las propuestas para combatir este vicio que provoca más de 40 mil
muertes al año en México.
El secretario de Salud, Julio Frenk Mora, dijo tener el
apoyo de los legisladores para aprobar un incremento al impuesto en tabaco
oscuro y anunció que el gobierno federal controlará en forma
progresiva la publicidad del tabaco hasta lograr su total prohibición,
lo que evitará la venta de cigarrillos a menores de edad.
El impedimento a la publicidad suena razonable en tanto
que los anuncios promueven una imagen falsa de un producto que ocasiona
daños irreversibles a la salud de los consumidores, pero resulta
cuestionable que la medida restrinja sólo la publicidad y no la
comercialización.
Pretender que el consumo disminuya al aumentar el gravamen
es una medida que en principio suena lógica, pero nada garantiza
que los fumadores descarten otros gastos con tal de seguir comprando cigarros.
La pregunta obligada es cómo subir considerablemente el impuesto
al tabaco sin influir en la inflación.
Otra arista que se observa del tabaquismo es el llamado
derecho de los fumadores pasivos. Según datos de la Organización
Mundial de la Salud (OMC), la mitad de la población mundial infantil
--unos 700 millones-- está expuesta regularmente al tabaquismo pasivo.
Las medidas adoptadas al respecto se han centrado en limitar los espacios
donde se permite fumar, hecho que en países como los Estados Unidos
o Canadá, ha generado un efecto de rechazo social a los fumadores.
La guerra contra el tabaquismo está declarada,
pero las cifras de muertes anuales y las proyectadas a mediano y largo
plazos, indican que se está muy lejos de ganarse. Para algunos personajes
como el célebre Cabrera Infante, la fuma del tabaco --en su caso
el puro-- es un placer que trasciende al vicio, es, en sus palabras: "una
pasión que se consume al consumarla". Para otros, el consenso es
inequívoco: el tabaco es malo porque mata, y por ende hay que erradicarlo
o, cuando menos, no consumirlo.
Para combatir este placer mortal se requiere mucho más
que operaciones financieras y censura publicitaria. Hace falta información,
objetivos viables y acciones terminantes, y, sobre todo, mucha imaginación
para enfrentar los intereses de una industria tan poderosa.
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