VIERNES Ť Ť JUNIO Ť 2001

Ť Sería ideal llegar a un acuerdo y que ese acervo permaneciera en este país, señala

Los cuadros de mi tía pertenecen a México, acepta Beatriz Varo

Ť ''Cuando subasté Naturaleza muerta resucitando fue porque tuve una necesidad familiar''

Ť A Walter Gruen lo conozco desde los 8 años y nos hemos reunido muchas veces, dice

MERRY MAC MASTERS

La sobrina de la pintora Remedios Varo Uranga (1908-1963), Beatriz Varo Jiménez, dice haber conocido las 38 obras de su tía, entregadas en comodato al Museo de Arte Moderno, cuando vino a México el pasado marzo. Envuelta en un proceso legal por la sucesión testamentaria de la artista, en donde gran parte de la atención recae sobre las obras despositadas hace año y medio por Walter Gruen, viudo de Varo Uranga, y su actual esposa Alexandra, Beatriz Varo señala:

''Opino que los cuadros de mi tía pertenecen a México. Sí me gustaría tener alguno, pero no para subastarlo como se ha dicho por allí, sino para tenerlo de corazón. Cuando subasté Naturaleza muerta resucitando, después de 30 años de tenerla, fue por una necesidad familiar muy grande.

''Me gustaría tener una cosita, pero opino que la obra de Remedios Varo pertenece a México, que fue su lugar de acogida. Fue aquí donde pintó la obra y lo ideal sería llegar a un acuerdo y que el grueso ésta se quedara acá.''

¿Acuerdo sensato?

--¿Qué tipo de acuerdo?

--Un acuerdo sensato. Estos señores (refiriéndose a sus dos abogados) tienen que opinar.
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--¿De tipo económico?

--Pues, no sé con exactitud. Espero recibir lo que haya. Mis abogados deben aconsejarme y tienen plena libertad para ello.

--¿Qué obra le gustaría tener?

--Naturaleza muerta resucitando, la que vendí. Si pudiera comprarla, ahora lo haría.

Desde su llegada a México hace un par de días, Varo Jiménez, quien estudió pintura influenciada por su tía, ha estado resfriada. Incluso, para la entrevista, pide mantenerse lejos de la luz.

--¿Cuál es su relación con el mundo del arte?

--En España tengo una relación excelente. Pero aquí, se han dicho tantas cosas absurdas.

--¿Qué se siente ser la mala de la película?

--Me disgusta, porque se han publicado muchas falsedades. Y si no me conocen lo menos que se puede hacer es hablar conmigo.

--¿Cuál es su deber ante el patrimonio artístico de su tía?

--Promover su obra en todo lo que me sea posible, que lo he hecho en España y lo sigo haciendo. Presto las cositas que tengo. Ahora mismo hay una exposición de fotografía surrealista que se va a montar en París y Barcelona.

Rechazo a ''falsedades''

A pregunta expresa, Beatriz Varo dice que ella no inició el proceso por la sucesión testamentaria de Remedios Varo, sino Gruen.

--¿Cómo entró usted, entonces?

--El poder Judicial de aquí por medio de la Embajada de México en España contacta con unos periódicos para que pongan anuncios buscando familiares o posibles herederos de Varo. Fue cuando me presenté. Hubo un expediente que se perdió en México. Luego, cuando esto se reinició, hace como dos años, un amigo en España me envió un recorte de periódico alusivo a la búsqueda de herederos o familiares de mi tía.

--Usted ya conocía a Gruen.

--Sí, nos hemos reunido y hablado muchas veces. Tengo muchas cartas suyas. Cuando lo conocí, en 1950, tenía ocho años.

--¿Por qué se deterioró la relación con Gruen?

--Rechazo que se escriban falsedades sobre la biografía de mi tía. Todos los libros excepto el mío (Remedios Varo: en el centro del microcosmos, impreso en España por el FCE, 1990) la falsifican.

--¿Cuáles son estas falsedades?

--Que se diga que Gruen fue su concubino durante doce años. El nunca lo fue, porque vivían en apartamentos diferentes y mi tía era muy independiente. Tenían una relación de compañerismo, afecto y amistad, desde luego, pero eso del concubinato, sinceramente, ni viudo ni marido ni nada.

A Varo Jiménez también le molesta que en los catálogos y libros de Remedios se diga que apenas había una relación con su familia, cuando en realidad era intensa: ''Para mí padre, su hermana era algo especial. Nunca superó su muerte. Incluso, en los últimos años de vida me confundía con mi tía. A veces me llamaba Remedios. Ella me escribía todos los años unas felicitaciones que guardo en mi casa. A pesar de lo atareada que estaba, tenía tiempo de hacer unas pinturas al gouache con un árbol de navidad, con flores, con conejos, todo surrealista, por supuesto''.