VIERNES Ť Ť JUNIO Ť 2001

MEXICO S.A.

Ť Carlos Fernández-Vega

DE NUEVA CUENTA, la modesta familia que encabeza un ex maestro -aprendiz de zapatero remendón en su infancia- está en la picota.

CARLOS HANK RHON, operador familiar e hijo del mismísimo profesor, fue acusado de violar las leyes bancarias de Estados Unidos y obligado por la Reserva Federal a pagar 40 millones de dólares al gobierno de ese país, como parte de un "arreglo" que anularía el juicio en su contra por la presunta compra ilegal del Laredo National Bank, institución con activos por 2 mil 400 millones de dólares. En 1998, la Fed demandó a este personaje por ocultar una "contribución secreta" que su padre, Carlos Hank González, habría realizado en la compra del citado banco.

EL JUNIOR "no negó ni aceptó responsabilidad alguna" en esta acusación, de acuerdo con Notimex, pero sí asumió, sin chistar, el pago de 40 millones de dólares (10.75 millones de entrada y el resto en siete años), a cambio de la cancelación del juicio que en su contra iniciaría el próximo 5 de junio, en Washington, y que retenga la mayoría accionaria del Laredo National Bancshares -matriz del Laredo National Bank, con activos por 2 mil 400 millones de dólares-. Para esto último, creará un fideicomiso que administre sus títulos en la empresa. La Fed insiste en que Hank Rhon renunciará a la presidencia Bancshares, pero el empresario aseguró que se mantendrá "como presidente emérito".

LA FAMILIA HANK incorporó al Laredo National Bankshares a su bastísimo complejo financiero-industrial a mediados de 1992, por medio de una operación de compraventa que implicó una erogación de aproximadamente 100 millones de dólares. Pero su brazo financiero original fue la Casa de Bolsa Interacciones (en un origen, Corporación Mexicana de Valores Bursátiles), que controlan a plenitud desde agosto de 1982, de cuerdo con el Registro Público de la Propiedad.

POR ESAS FECHAS, los accionistas eran, además de Carlos Hank Rhon, Agustín López Morales, Gabriel Alarcón Velázquez (propietario de El Heraldo de México), Enrique Aguilar D., Eduardo García D., José Serrano Segovia (de Transportación Marítima Mexicana), Bernardo Pacheco E., Rafael Moreno Valle, José Pintado Rivera (director general de Multibanco Comermex, antes de la expropiación), Roberto González Moreno, Víctor M. de la Parra, Manuel Robleda González de Castilla (que presidió la Bolsa Mexicana de Valores cerca de una década), Angel Calvo P., Estanislao Blanco (ex dueño de la cadena de tiendas Blanco), Jorge Creel de la Barra y Arturo Martínez. En 1993, Carlos Hank Rhon y su grupo de accionistas obtuvieron autorización de la Secretaría de Hacienda para operar el Grupo Financiero Interacciones y un banco, con un capital contable de 240 mil pesos (en ese momento, 240 millones de nuevos pesos).

ACTUALMENTE, participan en el consejo de administración del Grupo Financiero Interacciones Carlos Hank Rhon (presidente), Manuel Velasco Velázquez, Arturo Martínez de la Mora, Gabriel Alarcón Velázquez, David Peñaloza Sandoval (Tribasa), Carlos Hank González (el nieto del original), Carlos de la Isla Corry, Máximo Haddad Abed, Gary J. y Gary G. Jacobs, Carlos Mendoza Valencia, Diego Quintana Kawage, Carlos Fritsch Vázquez y Alejandro Hank González.

PERO EL EPICENTRO del nuevo pleito judicial de la familia Hank en Estados Unidos, el Laredo Nacional Bank, no es más que la punta del iceberg del sólido y poderoso emporio financiero-industrial construido por Carlos Hank González, en carrera político-empresarial.

A LO LARGO de los años, el profesor y sus hijos -Carlos y Jorge- se han hecho de grandes consorcios o han invertido en las principales empresas que operan en el país, por medio de las cuales obtienen jugosas ganancias en diferentes sectores financiero-industriales: refresquero (Grupo Embotellador de México), construcción (Tribasa), herramientas (ICH), transportación marítima (TMM), aéreo (Taesa), bursátil (Casa de Bolsa Interacciones), bancario (Banco Interacciones, Laredo National Bank), cambiario (Casa de Cambio Divisas y Servicios), automotriz (Sociedad industrial Hermes, Mercedes Benz México, Olimex), inmobiliario (Desarrollo Inmobiliario Hermes), alimentario (Grupo Maseca), arrendador (Credimex), factoraje (Factoring Credimex), telefonía celular (en una empresa asociados con la Bell South de Atlanta) y, en fin, del juego y la apuesta (Hipódromo de Aguacaliente, de Tijuana, y varios bookies en el Distrito Federal y otras zonas del país), entre otros.

DE HECHO, el profesor Hank inició su carrera empresarial como un modesto fabricante casero de pirulís -según su propia versión- y la asoció con su magisterio, vendiéndole estos dulces a sus alumnos, durante el recreo. Si la lógica no falla, los pupilos del "profe" se convirtieron en voraces consumidores de pirulís, dado que permitieron al ex secretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos amasar una enorme fortuna. No pudo ser de otra forma, puesto que el salario magisterial nunca ha resultado del todo atractivo. El virtuosismo del otrora gobernador del estado de México, director general de Conasupo y fundador y presidente vitalicio del filantrópico Club Deportivo Atlacomulco, obligaron a que la revista Forbes le reconociera, en 1995, una fortuna cercana a los 3 mil millones de dólares. Después de esa mención, como por arte de magia, nunca más apareció en la relación de multimillonarios mexicanos.

Las rebanadas del pastel:



CON EL FIN de no perder el ambiente político-empresarial generado por Hank González y su familia, algunos comentarios y frases célebres de ciertos colegas del profesor: Abelardo L. Rodríguez llegó a tener como socios al mismísimo jefe máximo Plutarco Elías Calles, Aarón Sáenz, Francisco Javier Gaxiola, Agustín Olachea y Melchor Ortega, entre otros, y fue propietario de aproximadamente 100 grandes empresas, dedicadas a la pesca, la industria cinematográfica, la banca, los seguros, el comercio, la industria alimenticia, la industria vitivinícola (remember Santo Tomás), la industria de las artes gráficas, la industria hotelera, de la construcción, aeronáutica y minera, sin tomar en consideración la industria de la prostitución y la del juego y la apuesta... Juan Andrew Almazán (contrincante de Manuel Avila Camacho no sólo en los negocios, sino en la política) fue terrateniente, magnate de las industrias de la construcción (Compañía Constructora Anáhuac), minera, del naciente sector hotelero y turístico, e inmobiliaria (en Acapulco, el Hotel Papagayo, la Compañía Impulsora de Acapulco; en Monterrey el Hotel Chipinque -no se olvide Atalaya 1976- y el Fraccionamiento Anáhuac), entre otras... Don Abelardo comentaba: "los fracasados, que nunca fueron laboriosos ni tuvieron visión del porvenir, hablan de su mala estrella y le atribuyen la causa de sus desastres. ¿Qué culpa tienen las estrellas de los errores y debilidades de los hombres? " Pero Juan Andrew Almazán no se arredraba: "entre los miles de millonarios mexicanos, yo soy de las infantería, casi un proletario".
 
 

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