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México, D.F. miércoles 30 de mayo de 2001
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Editorial
 
 PLAN NACIONAL DE DESARROLLO

SOLEn alguna ocasión durante su campaña, Vicente Fox dijo que sueña un México mejor con la mirada clavada en las nubes. En el Plan Nacional de Desarrollo (PND), presentado formalmente ayer y puesto a consideración del Poder Legislativo, el Presidente expuso la visión del México que anhela: 

Una nación plenamente democrática, con alta calidad de vida y sin desequilibrios sociales extremos, garante de oportunidades de desarrollo humano integral; una nación dinámica, con liderazgo en el entorno mundial, con un crecimiento estable y competitivo, orgullosa de sus raíces, pluriétnica y multicultural, con un profundo sentido de unidad nacional.

El proyecto de nación que visualiza el Presidente destaca por el idealismo democrático y las buenas intenciones, más que por las propuestas concretas sobre la realidad nacional. 

Si bien el PND refleja la conciencia del gobierno sobre los principales problemas que aquejan a los mexicanos, repite el formato de gobiernos anteriores al abordarlos desde una perspectiva general, carente de metas claras y objetivos concretos. Nuevamente, el futuro de México parece estar sometido a los lineamientos generales de la política económica. 

Independientemente de los acentos en temas como la democracia, el desarrollo social y humano, la educación y el estado de derecho, el PND es un conjunto de textos como ensayos que definen una visión de país que la sobrevuela en todo momento el proyecto económico del gobierno. 

Incluso una cuestión toral como la educación está vinculada directamente al entorno económico, a las demandas del mercado laboral, a la productividad. La visión humanista es tan sólo la fachada.

Evidentemente, el proceso de cambio en el país es sumamente complejo, mucho más cuando existen inercias con las que no se quiere romper. Nadie puede negar los logros del pasado, existen y hay que reconocerlos, pero a todos consta que los principales problemas se deben, en gran medida, a la continuidad que se le ha dado al proyecto neoliberal. 

Al margen de las aspiraciones democráticas, de orden y respeto, y la intención de consolidar una "auténtica república federal", el PND no se distingue en nada a las listas de buenos propósitos en materia social que hemos escuchado desde hace más de 20 años. 

Mientras no se establezcan metas claras ni se presenten proyectos de acción concretos, el PND será un documento cuyo único destino práctico será el de ocupar un lugar en los archivos de la nación, junto a los anteriores. 

Si en verdad el Plan de Vicente Fox está abierto a las adecuaciones que sean necesarias, será importante que llegue a todos los sectores de la población para una revisión continua y puntual. En este sentido, es de esperar que la presentación individual de los programas y proyectos sea mucho más detallada y precisa.

En una primera lectura, el Plan Nacional de Desarollo presentado ayer por el gobierno federal sintetiza la visión de un México ideal, un proyecto a largo plazo --25 años-- con el que nadie puede estar en contra. Pero, a la luz de la realidad, el único plan que vale es el que habla con resultados.
 

 

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