miercoles Ť 30 Ť mayo Ť 2001

Víctor Quintana S.

Nocaut a la agricultura por bombeo

Desde el pasado lunes 21 de mayo cientos de productores agropecuarios de riego por bombeo tomaron las oficinas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en diez municipios del noroeste y oeste de Chihuahua. Sus demandas: no aumento a las tarifas de energía eléctrica y no a los cortes del suministro ordenados por la paraestatal.

El movimiento de estos agricultores medios --medio productivos, medio quebrados-- se inició desde marzo en la región de Nuevo Casas Grandes y ya cubre toda la longitud del estado. Con firmeza y gallardía estos productores se han organizado y no piensan parar ahí: quieren extender su lucha a todo el país. Y tienen razón, las políticas neoliberales han puesto su actividad al borde del nocaut:

1. Gancho al hígado. La agresión a la agricultura de riego por bombeo se inicia con la acometida neoliberal contra todo tipo de agricultura nacional, desde principios de los ochenta. Aquí se sienten más las alzas en las tarifas eléctricas y en los combustibles. Luego vienen las importaciones sin control procedentes de Estados Unidos, que dan por tierra con los precios de los productos de estos agricultores.

Lo más específico sobreviene el sexenio pasado. Las autoridades federales sentencian que, dado el desperdicio de agua y de energía eléctrica, es necesario eficientar el uso de ambas. Dentro del programa Alianza por el Campo se echa a andar un proyecto para que los productores compren equipos de bombeo más eficientes y reconviertan sus sistemas de riego con métodos tales como la microaspersión. El productor hace toda la inversión y posteriormente Alianza le repone 50 por ciento.

Pero la lista de los beneficiados con esta alianza es la lista de los mayores capitalistas rurales, unos cuantos privilegiados. ƑQuién sino ellos podría realizar de entrada una fuerte inversión en reconvertir sus sistemas de riego y eléctricos? La gran mayoría de los productores ve pasar el lanzamiento sin tirarle. La descapitalización generada por las alzas de los insumos, la baja de sus productos, la competencia desleal y la sequía de todo tipo de créditos les impiden realizar de entrada la inversión en nuevos sistemas. Así que ni los agricultores medios ni los pobres se aprovechan de la alianza.

2. Recto a la mandíbula. Ya debilitados y tambaleantes, ahora sufren estos agricultores el remate por parte de la política oficial. De la noche a la mañana la CFE les duplica las tarifas de energía para sus pozos: de 14 a 28 centavos kilovatio-hora. A los productores acostumbrados a pagar 5 o 6 mil pesos mensuales de energía les empiezan a llegar recibos extras de la CFE "por ajustes" de hasta 65 mil pesos.

Cuando comienzan a protestar, el gobierno federal responde: "ya se les dio su oportunidad para entrar al programa del uso eficiente de agua y energía eléctrica y no la aprovecharon". Ahora los ineficientes tendrán que pagar más caro. Un senador de Acción Nacional, antiguo compañero de lucha de estos agricultores, los regañará: "yo no los puedo apoyar porque estoy en contra de la sobrexplotación de los mantos acuíferos".

Darwinismo con máscara ecologista. La supervivencia de los más eficientes, de los más ahorradores de agua y de energía. Sí, pero porque ellos, los grandes empresarios rurales, fueron los más y casi los únicos beneficiados con el programa de uso eficiente de agua y de energía promovido por la Alianza por el Campo. Coartada perfecta: ahora los pobres y los medios podrán ser eliminados por manirrotos de recursos naturales y agresores al medio ambiente.

3. Levantarse de la lona. Como el gobierno federal no es un réferi imparcial, son los propios productores descapitalizados quienes se dan la cuenta de protección a sí mismos. Han comenzado una amplia huelga de pagos. Toman las oficinas de la CFE y siguen por todas partes a las camionetas de sus empleados. Impiden los cortes de las líneas y hacen que se les vuelva a reconectar. Su movimiento apenas comienza, pero ya preocupa a los federales. Fox le sacó la vuelta en su reciente visita a Chihuahua.

Estos combativos productores esperan actuando. Esperan que al levantarse ellos de la lona se levante también un movimiento que levante del pasmo al mundo rural, que ya no quiere saber más de alianzas. Una fue por el campo y los ha hundido más. Y otra fue por el cambio, pero la política hacia la agricultura es la misma o peor que la de antes.