MIERCOLES Ť 30 Ť MAYO Ť 2001
Ť Se compromete a abrir una época en la que la ética sea eje de las acciones de gobierno
Impulsar una democracia moderna y eficiente, objetivo del PND, plantea Fox
Ť El Presidente ofrece dejar atrás la etapa "de un Estado grande, costoso e ineficaz"
Ť Administración ágil, honesta y transparente en el manejo de fondos, parte de la oferta
JUAN MANUEL VENEGAS Y ROBERTO GARDUÑO
No podemos hacer tabla rasa del pasado, porque son "múltiples los logros alcanzados", pero tampoco nadie puede estar satisfecho con lo que hemos alcanzado como país, definió el presidente Vicente Fox Quesada. Y ahí está, expuso, el desafío de la transición: darle forma a una democracia que conjugue el cambio y la eficacia, sin abandonar lo "mucho y muy valioso que hemos construido".
En el equilibrio armónico entre el porvenir y ese legado histórico "irrenunciable" se encuentra el camino que queremos para México. Bajo esta premisa, aseveró, se diseñó el Plan Nacional de Desarrollo de los próximos seis años, que "refleja el propósito de dar forma e impulsar una democracia moderna en la que las decisiones se tomen con la participación de todos y la pluralidad sea la base para evitar la intransigencia, los monólogos y las verdades absolutas".
La presentación del Plan Nacional de Desarrollo -que ayer mismo fue puesto a la consideración del Congreso de la Unión- sirvió al jefe del Ejecutivo para reiterar, en un nuevo mensaje a la nación, transmitido en cadena nacional por radio y televisión, que la construcción del nuevo México se iniciará a partir del compromiso de su administración "con la democracia" .
Y así como lo hizo hace dos semanas en su informe de gobierno semestral, aseguró nuevamente que su gobierno se guiará, en todo momento, "por principios democráticos, respetuoso de todas las fuerzas políticas y tolerante de la diversidad".
De igual forma, y con el compromiso de "inaugurar una etapa en la que la ética se convierta en el eje de todas las acciones de gobierno", el primer mandatario ofreció dejar atrás, en el pasado, "la etapa de un Estado grande, costoso e ineficaz", para abrir paso a una "administración ágil en la atención de las demandas de la ciudadanía, honesta y transparente en el manejo de los recursos y eficiente en el cumplimiento de sus objetivos".
Fue en el majestuoso Salón de la Tesorería de Palacio Nacional donde Fox Quesada presentó las directrices y objetivos del sexenio que arrancó el pasado primero de diciembre. Proyecto que, reconoció, "no aspira a contener la última palabra", por lo que llamó a los partidos políticos "a enriquecerlo" a partir -insistió, como hace dos semanas- de un "acuerdo básico que nos permita consolidar el proceso de transición democrática que estamos viviendo".
Invitados para escuchar la propuesta foxista, asistieron los dirigentes de todos los partidos, empresarios, representantes de las cámaras de Senadores y de Diputados, de la Iglesia católica, académicos e intelectuales. Notoriamente faltó la representación del Poder Judicial de la Federación.
Reforma de la administración pública
Luego de subrayar que está "consciente" de que todo proceso de cambio implica una "combinación compleja" de continuidad e innovación, Fox señaló que en esta nueva etapa -que comenzó el 2 de julio- el ejercicio del poder se apegará a la ley para "construir juntos una gobernabilidad democrática que tenga como origen y destino al ciudadano".
En tal sentido, dijo, "es objetivo de mi gobierno avanzar en la consolidación de la democracia y, dentro de un estado de derecho, abrir los espacios para que toda organización, asociación o movimiento social tenga la posibilidad de actuar en defensa de sus legítimos intereses, tenga el derecho de ser escuchado".
Así definido, el Plan Nacional de Desarrollo será la guía para que el Ejecutivo federal "ensanche y mantenga" de igual forma una comunicación permanente e intensa con los otros poderes de la Unión y con las entidades federativas.
"Representamos un gobierno decidido a reformar la administración pública, para imprimir eficacia, acabar con el burocratismo, terminar con la corrupción y dispendio y establecer una nueva relación de confianza con la sociedad, que se cimentará en el respeto, la transparencia y la rendición de cuentas. šQueremos servidores públicos resueltos no sólo a atender y servir a los ciudadanos, sino además a trabajar junto con ellos!", sostuvo.
Establecer un "buen gobierno" es, pues, uno de los requerimientos de este plan de desarrollo, enfatizó, para dar pie a su contundente rechazo a un aparato estatal "grande, costoso e ineficaz".
Ni "cargas" estatistas ni "omisiones" neoliberales
Otra de las prioridades del plan de gobierno presentado por Fox es la de "garantizar" al ciudadano la seguridad personal, de su familia y su patrimonio. Esa es una "función básica del Estado", como lo es también, agregó, la de "mantener las finanzas públicas sanas y garantizar un crecimiento con calidad, un crecimiento con la mira puesta en el desarrollo humano".
En este sentido, destacó la importancia del "apartado social" del plan de desarrollo, que sienta las bases de una sociedad "incluyente, que reconoce el valor de la justicia, que se levanta como una aspiración nacional, liberada de la carga estatista y de la omisión neoliberal".
Para lograrlo, según dijo, la mejor y única forma es la distribución equitativa de la riqueza, la generación de empleos y fuentes de ingreso para todos, lo que "nos obliga a propiciar mejores condiciones para la inversión, recuperar los niveles de vida y subsanar las distorsiones y desequilibrios sociales derivados de la interacción económica".
Definió entonces: "competencia económica y cooperación social deben combinarse en bien del desarrollo nacional, pues una conducción adecuada de la economía no puede dejar todo al mercado ni todo al Estado, (por lo que) este gobierno orientará las políticas públicas hacia el objetivo de incorporar a los marginados al desarrollo, ya no de manera paternalista o autoritaria, sino mediante la corresponsabilidad".
Ni centralismo autoritario ni prácticas centrífugas
Los nuevos tiempos, siguió Fox con su mensaje, "nos abren la posibilidad de ver el país como una auténtica república federal".
Con esa visión se concibe el fortalecimiento del federalismo como un instrumento estratégico para el desarrollo nacional. "Ni centralismo autoritario e insuficiente, ni prácticas centrífugas que provoquen dispersión", planteó, para proponer "dotar al Estado mexicano de una auténtica configuración federal, que parta del respeto a las atribuciones y responsabilidades de cada entidad y municipio".
Fin a la exclusión de los grupos minoritarios
En otra parte de sus definiciones de gobierno, Fox expresó que con el plan presentado al Congreso "iniciaremos el siglo XXI guiados por los valores democráticos de la libertad, la pluralidad y la tolerancia, y con el compromiso de una vida más justa y más equitativa para todos".
Con este objetivo, indicó, "basaremos nuestra acción de gobierno en el humanismo, la sustentabilidad del desarrollo, el fortalecimiento del estado de derecho y el impulso a la innovación en todas sus formas. Terminaremos con la discriminación y la exclusión de los grupos minoritarios y promoveremos políticas tendientes al afianzamiento de la igualdad y la participación plena de las mujeres en todos los ámbitos".
Nadie puede estar satisfecho
Fox terminó por afirmar: "es una realidad que nadie puede estar satisfecho de lo que hemos logrado como país. Yo no puedo sentirme satisfecho mientras no tengamos una economía que nos permita crecer con baja inflación y sin comprometer el futuro de las siguientes generaciones; nadie puede decirse satisfecho mientras existan millones de familias viviendo en la miseria; no podemos sentirnos satisfechos mientras sigamos ocupando los primeros lugares del mundo en corrupción e impunidad. šNadie puede sentirse satisfecho, porque el desafío es para todos!".
Y la arenga, siempre voluntariosa: "no habrá adversidad ni obstáculo capaz de vencer a un pueblo unido con voluntad de salir adelante. Frente a las grandes tareas que nos esperan, requerimos lucidez, tenacidad y responsabilidad. Tenemos ante nosotros el desafío de darle forma a una democracia que conjugue cambio y eficacia, sin abandonar lo mucho y muy valioso que hemos construido.
"No permitamos que nada ni nadie nos cierre los caminos de la enorme esperanza que la democracia ha abierto hoy para México... šManos a la obra!".