Ť El imperio de los derechos humanos, un truco publicitario de la cancillería
La mentira domina el discurso público en México
Ť El Plan Puebla-Panamá no servirá para impulsar "un desarrollo integral y responsable"
CARLOS FAZIO ESPECIAL PARA LA JORNADA
No puede existir una democracia construida sobre la mentira. Tampoco se puede gobernar sólo con propaganda. La propaganda elaborada sobre la repetición sistemática de la mentira domina el discurso público del México actual. La llegada de Vicente Fox a Los Pinos no significó el arribo a la democracia.
La nueva "diplomacia proactiva" de Tlatelolco es simple sumisión a Washington. El imperio de los derechos humanos en México es un truco publicitario "for export" del canciller Jorge Castañeda y su embajadora especial Mariclaire Acosta. Pero no todos los fuereños son imbéciles: el relator de la ONU Dato'Param Cumaraswamy acaba de dejar el país con una maleta llena de información sobre violaciones humanitarias. Dijo que el "gobierno del cambio" aún no castiga la corrupción y la impunidad.
El estado de derecho es una ficción. La colusión delincuencial entre las empresas y el gobierno continúa. Las bandas cleptocráticas operan desde el poder. Banamex es la última cereza en el pastel. Pero no será el último pastel.
El modelo económico del foxismo no es "humanista". Es capitalista, dependiente y está regido por el pensamiento único neoliberal. Los migrantes mexicanos que expulsa el sistema mueren deshidratados en los desiertos de Estados Unidos o son cazados como venados por supremacistas anglos. Los tecnócratas de Fox sólo atinan a entregarles kits de sobrevivencia.
Las "recomendaciones" privatizadoras del Banco Mundial no están "en línea" con los planes del Presidente. Son "la línea" que Fox debe seguir. El nuevo dios "inversionista" no hará de México "un país maravilloso". La desregulación del trabajo convertirá a los mexicanos en esclavos. El Plan Puebla-Panamá (PPP)no servirá para impulsar "un desarrollo integral y responsable".
El PPP es un proyecto de rapiña, imperial. Destrozará el tejido comunitario de los pueblos indios y arrasará con los recursos naturales de México; petróleo, gas, agua, electricidad y biodiversidad incluidos. Convertirá a México en un país maquilador, en una república bananera.
Cuando la fuerza está del lado de los amos, éstos pueden confiar en medios relativamente toscos para la fabricación del consenso y no necesitan preocuparse abiertamente por lo que piensa la chusma. Si la correlación cambia, el gobernante autócrata siempre puede recurrir a la represión, la guerra sucia o el terrorismo de Estado. Chiapas y Guerrero son tan sólo un par de ejemplos contemporáneos.
Control del adoctrinamiento
Las elites del foxismo y sus socios de los partidos de "oposición" están dedicados al control del adoctrinamiento, del pensamiento y de las leyes. Siguen la máxima de Walter Lippmann que reserva a la multitud la "función" de ser "espectadores interesados de la acción", no participantes.
El poder desprecia al indio, al trabajador, al campesino, al pobre, al migrante. Para los amos de México es peligroso que la gente conozca su propia fuerza. Quien protesta se convierte en disidente o sedicioso.
En el México S.A., administrado de manera gerencial por Fox, el control de la inversión, la producción, el comercio, las finanzas, las condiciones laborales y otros aspectos primordiales de la política social, está en manos privadas.
La oligarquía que controla la economía es dueña de los medios masivos decomunicación. Dice Chomsky que una prensa independiente debe erigirse como un contrapeso del poder centralizado de "todo" tipo. Contrapeso del poder estatal o empresarial, y críticamente, del nexo entre el Estado y las empresas. ¿Ocurre eso en México? No. Persiste la adulación.
Los publicistas y escribas asalariados del régimen argumentan que los que mandan están dispuestos a conceder al pueblo derechos, pero dentro de "lo razonable". La racionalidad pertenece a los observadores tranquilos, mientras la gente corriente no sigue más razón que la fe. Por eso, sus mentes "políticamente correctas" le dicen al pueblo, que no puede saber, qué debe "creer". Pero dado que para la "estupidez del hombre medio" hay que facilitar la "fantasía necesaria" y las "supersimplificaciones emocionalmente potentes" (Reinhold Niebuhr), cada día Fox les da una mano a sus cortesanos en palacio. Y es que hay de carismas a carismas.
Los intelectuales áulicos que viven de la teta del poder saben que quienes poseen el país deben gobernarlo. Pero no pueden revelárselo así a la plebe. La indiada libertaria podría volver a rebelarse. Por eso, los sumos sacerdotes de la "era azul" reproducen la ideología dominante por medio de un discurso ilusionista. Su misión es "salvar" a la patria de la confusión, la anarquía, la promiscuidad y el caos. A México, único e indivisible. Son los pastores del aturdido rebaño que creyó en el cambio. Usan el concepto democracia como una forma de control de población. Su tarea es controlar el pensamiento público. Fabricar y articular el consenso de los poderosos en nombre del "interés nacional" y "el bien común".
Para que el adoctrinamiento funcione correctamente, deben mantener a las masas estúpidas e ignorantes.Marginalizadas y aisladas. Idealmente, todo el mundo debería estar solo ante la pantalla del televisor viendo al América, una telenovela o escuchando los dislates patrioteros de Fox, las puntadas guadalupanas de Abascal y las monsergas perdonavidas de Castañeda.
A los reproductores de la "verdad oficial" les pagan para que refuercen la sumisión. Fieles y disciplinados, cumplen con su papel de promotores de la "transición posible". Claman "moderación", y blanden la zanahoria de un maravilloso mundo foxista por venir. Se trata de preservar lo atomizado/individual. Al ciudadano de a pie privado de las estructuras organizacionales que permiten a los individuos descubrir lo que piensan y creen en interacción con otros, formular sus propias preocupaciones y programas y actuar para hacerlos realidad. Los amos odian lo colectivo, la autodeterminación de los pueblos y la democracia popular. Por eso, balcanizan todo lo organizado.