SABADO Ť 26 Ť MAYO Ť 2001
Ť La SEP señala que investiga al Colegio Inglés Michael Faraday
Expulsa escuela a niña por ser diabética
Ť La exclusión es un dolor que nadie debe sufrir, escribe Luis de la Barreda a Reyes Tamez
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
Cuando a la niña Jimena Lamas le diagnosticaron diabetes hace tres meses, su vida cambió. Aunque pudo seguir con su vida normal y regresó a su escuela con la enfermedad controlada, el 11 de mayo las autoridades del Colegio Inglés Michael Faraday informaron a sus padres que la pequeña no podía continuar estudiando allí.
La historia de Jimena, de seis años, causó que la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal solicitara la intervención de la Secretaría de Educación Pública, para que investigara este caso de "discriminación". La SEP informó ayer que investiga el caso y se comprometió a garantizar el derecho de la menor a la educación.
El ombudsman capitalino, Luis de la Barreda Solórzano, advirtió en escrito dirigido al secretario de Educación Pública, Reyes Tamez Guerra, que "es ilegal, injusto e inmoral que una niña sea tratada en forma hostil por la ignorancia y prejuicios de quienes, como educadores, deberían fomentar en los menores valores como el respeto, la tolerancia y la solidaridad".
Señaló que de demostrarse la responsabilidad de las autoridades de la escuela se deben aplicar las sanciones correspondientes y garantizar que no se repitan situaciones tan lamentables.
Jesús Lamas y Claudia Unda, padres de Jimena, presentaron una queja ante la CDHDF en la que relataron lo ocurrido.
El pasado 27 de febrero se diagnosticó a Jimena diabetes tipo 1, por lo que fue hospitalizada. Se reincorporó a su salón de primero de primaria el 12 de marzo, cuando se entregó a la profesora María del Socorro Mireles Martínez, directora del colegio, plantel Anáhuac, un documento redactado por la Asociación Mexicana de Diabetes en la Ciudad de México, en el que se explica el padecimiento de la niña.
Mireles se comprometió a informar a los maestros y a vigilar que la pequeña tomara sus alimentos en las horas indicadas.
Con la ayuda de especialistas, la niña ha logrado controlar la enfermedad: se inyecta insulina dos veces al día, hace ejercicio y lleva una alimentación balanceada.
El 11 de mayo, Mireles Martínez les indicó a los padres de Jimena que ya no se presentara a las instalaciones y que podría acreditar el curso presentando exámenes finales. Argumentó que, según un reporte de la enfermería, no estaba bien alimentada y que, debido a sus constantes "bajas de azúcar", el colegio temía que presentara un coma diabético.
Tres días después, los padres de la menor se entrevistaron con la profesora María del Carmen Recina, inspectora de zona, quien les mostró una carta del colegio, en la que se le informaba la decisión del director institucional de la escuela, Octavio Z. Jíménez, de negar a la niña concluir sus estudios y cursar su segundo año porque "no está bien controlada en su diabetes".
Los padres de familia solicitaron una notificación por escrito de los motivos de la expulsión; no hubo respuesta y los responsables de la escuela después pretendieron hacer pasar el asunto como un malentendido, con el argumento de que sólo se envió a la niña a descansar a su casa por unos días.
En su carta, el ombudsman pidió a Tamez su intervención y expuso "hace muy poco Jimena conoció lo que es padecer una enfermedad que si bien puede ser controlada, es incurable. A ello se ha sumado el dolor de ser excluida porque es diferente. Este es un dolor que nadie debe sufrir".
La SEP respondió que inició investigaciones desde el primer momento que tuvo conocimiento de este hecho y manifestó que ningún alumno puede ser expulsado sin causa justificada.