SABADO Ť 26 Ť MAYO Ť 2001

Ť En foro sobre estudios de género demandan que no sea aprobada en los estados

Mujeres indígenas rechazan la ley del Congreso

ROSA ROJAS

La ley indígena aprobada por el Senado y la Cámara de Diputados escamotea los derechos de los pueblos indígenas y en consecuencia de sus mujeres, se dijo ayer en el primer Foro Interdisciplinario sobre Identidad y Estudios de Género. Por ello se exigió que los congresos de los estados rechacen esa legislación.

En el acto, organizado por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), Cándida Jiménez -mixe- de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas, manifestó que dicha iniciativa no representa ningún avance para las mujeres indígenas, ya que sólo reconoce lo que de por sí tienen garantizado en el artículo 4 constitucional. Indicó que Oaxaca, uno de los estados con mayor avance legislativo en materia indígena, tampoco reconoce los derechos de las mujeres indígenas.

Por otra parte, dijo, de nada sirven las leyes si no se cumplen, y los pueblos indígenas viven cotidianamente la violación de sus derechos humanos.

Martha Sánchez, del Consejo Guerrerense 500 Años de Resistencia Indígena, llamó a los legisladores de los estados a "no convertirse en cómplices de esta traición, pues esta reforma no considera nuestro derecho al territorio como el espacio geográfico necesario donde tenga asentamiento la libre determinación, así como nustro ejercicio de la autonomía como forma concreta de expresar nuestra exigencia de ser tomados en cuenta en las tomas de decisiones en todos los ámbitos y órdenes en que nuestros pueblos tienen competencia".

Una nueva Constitución

La antropóloga Consuelo Sánchez dijo que dicha reforma se asemeja a la iniciativa presentada por Ernesto Zedillo y se aleja sustancialmente de la de Cocopa; incorpora aspectos negativos para el futuro de los pueblos indígenas y hace inoperantes los derechos establecidos al sujetarlos a las disposiciones constitucionales, las que por lo general los contradicen. Por ello, dijo, se requiere una reforma profunda a la Constitución o una nueva.

Respecto a los derechos de las mujeres indígenas, mencionó que al quedar en la práctica anulada la posibilidad de que los pueblos indios apliquen sus sistemas normativos, la participación femenina se reduce al ámbito interno, el comunal.

"Esto muestra que la pretendida preocupación sobre los derechos de las mujeres indígenas, por parte de los antiautonomistas, era tan sólo un artificio para escamotear los derechos de los pueblos indígenas, incluyendo los de las mujeres. También demuestra que los derechos reconocidos a las mujeres indígenas dependen del grado y alcance de los derechos reconocidos a los pueblos indígenas."

Cándida Pérez, Martha Sánchez y Alma López Mejía -esta última maya quiché de Guatemala- coincidieron en que las mujeres indígenas han iniciado un proceso de análisis y reflexión sobre los usos y costumbres que afectan a las mujeres, si bien López Mejía indicó que prefiere hablar de "antivalores culturales que en un momento dado limitan la participación de las mujeres en la toma de decisiones a nivel familiar y comunitario" y de la necesidad de "reconstruir y regenerar la cultura".

Coincidieron también en la necesidad de aliarse con otros sectores de mujeres y con los hombres, pero en pie de igualdad con ellos, para combatir la triple opresión de que son víctimas: por ser mujeres, por ser pobres y por ser indígenas.

Martha Sánchez criticó a quienes "sólo en discurso dicen exigir que se reconozca la diversidad de las culturas, y en organizaciones como el Consejo Guerrerense 500 años de Resistencia Indígena o el Congreso Nacional Indígena se resisten a reconocer nuestros aportes en el movimiento indígena, a tomar en cuenta nuestra presencia y propuestas".

Las ponentes mexicanas subrayaron que si bien la lucha de las mujeres indígenas no empezó en 1994 con la rebelión del EZLN, sí fue potenciada por la participación de las mujeres zapatistas, que dieron un claro ejemplo de la importancia de luchar conjuntamente hombres y mujeres.