viernes Ť25 Ť MAYO Ť 2001

OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA EDUCACION

Comunicado No. 55

Educación y desarrollo

Ť ¿Es suficiente mayor inversión para incrementar el bienestar? ¿Qué políticas se pondrán en marcha?

Ť Necesario, integrar el esfuerzo educativo a una noción de desarrollo más amplia

 Ť Descenso en el IDH en la última década

El Día del Maestro fue propicio para que el presidente Vicente Fox manifestara que "un México exitoso depende de su capital humano" y que "la educación es la gran palanca del desarrollo nacional". Sus palabras asumen que la instrucción académica y el conocimiento son generadores primordiales que guían a las naciones hacia nuevos estadios de progreso, por lo tanto, su gobierno "actúa guiado por el principio de que la mejor inversión de cada peso presupuestal, sin duda, es la que se hace en educación" (La Jornada, 16/05/01).

Aunque esta idea de progreso tiene sus raíces en la economía clásica, es hasta principios de los sesenta que el premio Nobel de Economía, Teodoro Schultz, desarrolló la que se conocería como "teoría del capital humano", que establecía indicadores para probar la existencia de una relación positiva entre la inversión educativa individual y la percepción futura de ingresos, así como entre el gasto gubernamental en educación y el producto nacional. En la metodología de esta corriente el indicador crucial son las llamadas "tasas de retorno", que expresan la medida en que el gasto educativo se convierte en ganancia.

Para ilustrar dichos postulados, se resaltaron los casos de Japón y de las naciones asiáticas de nueva industrialización (Corea, Singapur, Hong Kong y Taiwan), cuyos escasos recursos naturales eran remplazados por "capital humano", lo que les permitía crecer a tasas constantes.

Desde los setenta la difusión de las tesis del capital humano dio lugar a acelerados procesos de expansión de la matrícula educativa en todo el mundo. Pronto, sin embargo, comenzaron a manifestarse algunos efectos no esperados, y hasta cierto punto paradójicos de la relación entre escolaridad e ingresos. Por ejemplo, en condiciones de escasez de empleo, es decir, en fases recesivas del ciclo macroeconómico, tienden a disminuir los salarios de la población educada y a ser desplazados los segmentos de población con menores niveles de instrucción. Para el mismo trabajo se exigen mayores niveles de escolaridad, independientemente de los requisitos de conocimiento auténticos de los puestos. Este proceso, conocido como "inflación educativa", cuestiona la regla empírica de que a mayor educación mejores oportunidades económicas individuales y sociales.

La relación entre educación y crecimiento económico se cuestiona también del lado de los resultados cualitativos de la sola inversión económica en educación. Así, en días recientes, The Economist (World in 2001) señaló que, aunque Estados Unidos gasta, en términos absolutos, más que cualquier otro país en educación, registra resultados pobres en términos de calidad y competitividad, por lo que "el cambio en las escuelas de ese país es imprescindible".

A propósito de la próxima presentación del Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006, Observatorio comparte con sus lectores una visión sobre la relación entre educación y desarrollo en México en donde destaca que, más allá de la teoría económica y el discurso gubernamental, se necesitan políticas públicas que integren el esfuerzo educativo a una noción de desarrollo más amplia.

Paradojas de la relación
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Después de una severa reducción del gasto en educación como porcentaje del PIB durante la "década pérdida" de los años ochenta, éste se ha venido incrementando constantemente desde los primeros años de la década pasada. En ese entonces, la estrategia del desarrollo nacional era la modernización, por eso el gobierno mexicano pretendía impulsar "vigorosamente un proceso de transformación educativa, condición indispensable para la modernización del país" (Plan Nacional de Desarrollo 1989-1994, p. 102).

En 1995, como consecuencia de los "errores de diciembre" de 1994, el gasto en educación tuvo un importante descenso a consecuencia de la crisis económica y, a partir de ahí, mantuvo crecimientos anuales modestos, pese a que el PND 1995-2000 reconocía que la inversión en capital humano "es fundamental no sólo para impulsar el bienestar social sino para garantizar mayor productividad, crecimiento económico y lograr el objetivo superior de mayor justicia social y equidad" (p. 84).

Dentro del ámbito educativo, algunas de las acciones más importantes que se emprendieron a partir de la modernización del país han sido la descentralización y la ampliación de la cobertura de los servicios educativos, la introducción de sistemas de planeación y evaluación del Sistema Educativo Nacional, la vinculación entre la academia y el sector productivo, la actualización docente y la flexibilización curricular en los niveles medio superior y superior, entre otros.

Así que, mientras en 1990 el nivel de escolaridad de la población de 15 años y más era de 6.5 grados; en 1999 el promedio nacional alcanzaba 7.7 grados. Asimismo, el índice de analfabetismo había descendido dos puntos y medio al pasar de 12.5 en 1990 a 10.0 en 1999 y se atendían en el sistema escolarizado a más de 28 millones de mexicanos en 1998, casi 3 millones más que en 1990. Esta expansión de servicios educativos ha representado un aumento constante de matrícula escolar el cual es mayor en términos relativos en los niveles de educación superior que en los de educación básica. Por ejemplo, el cambio porcentual en la matrícula de educación superior entre el ciclo escolar 1994/1995 y el 2000/2001 fue de 46 por ciento mientras que en el mismo periodo este porcentaje en el nivel de educación básica fue sólo de 6 por ciento (Informe de Labores, 1999-2000, SEP, México). Este hecho, sin duda, genera presiones en la estructura laboral del país y es el primer eslabón entre la educación y el desarrollo.

En otra entrega, Observatorio ha señalado ya las diversas paradojas en cuanto a la escolaridad y el empleo en México, y se argumentó que "en la actualidad contamos con el mayor número de personas educadas y capacitadas que ha existido en nuestra historia pero, al mismo tiempo, los volúmenes de desempleo y subempleo también son mayores" (La Jornada 21/11/99). Ante tal panorama, cabría preguntarse qué tipo de políticas públicas emprenderá el gobierno de Fox para que la educación contribuya a lo que él y su gabinete han enunciado en repetidas ocasiones como "desarrollo humano".

Desarrollo humano y educación

A principios de los noventa, un grupo de economistas y estudiosos de la pobreza en el mundo se dieron a la tarea de diseñar un índice que no sólo reflejara el progreso económico de los países, que comúnmente se mide a través de la tasa del PIB. Para ello, combinaron tres componentes: longevidad, medida por la expectativa de vida al nacer; logro educativo (educational attainment), una combinación del alfabetismo de los adultos con las tasas de la matrículas escolares en los niveles básico, medio y superior, y el estándar de vida, medido por el PIB per cápita (Human Development Report, UNDP, 2000:279).

El UNDP ha clasificado a los países en desarrollo y desarrollados de acuerdo con su Indice de Desarrollo Humano (IDH), colocando en primer lugar a los países cuyo índice es mayor. Cabe destacar que uno de los argumentos más sustanciales de dicho informe es que existen naciones cuyo PIB es alto, pero su IDH es menor comparado con países que tienen un crecimiento económico más bajo. Es decir, no existe una relación directa entre el crecimiento económico medido a través del PIB y el IDH. En 1990, nuestro país ocupó el lugar 40 en dicha clasificación, sin embargo, para el año 2000 México aparecía en la posición 55. La figura 2 muestra las variaciones del IDH de México a través del tiempo.

Tales fluctuaciones hacen reflexionar sobre la relación directa que postula la Teoría del Capital Humano en cuanto a la inversión en educación y el desarrollo. El premio Nobel de Economía 1998 e influyente promotor del desarrollo humano, Amartya Sen, asegura que "si el desarrollo es visto, sobre todo, como la expansión de las capacidades de las personas para hacer las cosas que ellas tienen razón de valorar y elegir, la glorificación de los seres humanos como instrumento de desarrollo económico no puede ser realmente adecuada" (Development thinking at the beginning of the 21st. Century, conferencia presentada en la LSE, Londres, 1997); por lo tanto, "habrá que integrar la teoría del capital humano a una comprensión más amplia sobre el proceso de desarrollo, el cual se entienda como la expansión de las capacidades humanas", que ayudará a los seres humanos a tener la capacidad de dirigir sus vidas y a hacerlas más libres (Development as Freedom 1999; Gran Bretaña, OUP).

El gasto en educación es esencial para asegurar condiciones de bienestar en la población, pero esto no significa que, automáticamente, habrá "desarrollo humano" si se gasta mucho en dicho sector. Se necesita un diseño de políticas públicas donde cada acción gubernamental se enlace armoniosamente con otras y se reduzcan así contradicciones y paradojas que pudieran existir entre éstas.

La coordinación entre las oportunidades sociales como la educación y las ventajas económicas, como el empleo remunerado y salarios justos, podrían ser las bases para que los mexicanos puedan realmente corroborar la expansión de sus capacidades. Medidas de "ajuste" tales como los "retiros voluntarios" y la disminución de empleo formal, las cuales están sucediendo actualmente en nuestro país, contradicen el discurso político y hacen que el circulo virtuoso entre educación y desarrollo se rompa.

Observatorio se suma a las voces que sugieren que el Plan Nacional de Desarrollo de esta administración debe redimensionar el valor fundamental de la educación y realizar mayores esfuerzos para que los habitantes de este país logren expandir sus capacidades para vivir como ellos elijan, más allá de lo que expresen los indicadores macro económicos.

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