VIERNES Ť 25 Ť MAYO Ť 2001

Ť Las empresas encuestadoras sin lograr tomarle la medida al votante local

La suerte no parece estar echada en Yucatán

Ť El resultado de la elección para gobernador y Congreso, de pronóstico reservado

MIREYA CUELLAR Y LUIS BOFFIL ENVIADA Y CORRESPONSAL

Merida, Yuc., 24 de mayo. Aunque la mayoría de las encuestas -salvo las que ha hecho públicas el PRI- le dan ventaja en los comicios de este domingo al candidato del PAN al gobierno del estado, Patricio Patrón Laviada, los aparatos electorales de ambos partidos tienen sus dudas respecto a la confiabilidad de los sondeos porque las empresas encuestadoras no han logrado tomarle la medida al votante local.

Una fuente panista informó que en los pasados comicios --los del 2 de julio-- sus encuestas les decían que Vicente Fox iba a perder por 24 puntos de diferencia frente a Francisco Labastida y, sin embargo, el hoy Presidente ganó con 8 mil votos de ventaja. Al hacer indagaciones, los encuestadores encontraron que en maya --la lengua que habla casi 50 por ciento de la población-- no existe la palabra "sí" y la medición de las respuestas que implicaban un sí estaba distorsionada.

Esa situación aviva las esperanzas del PRI, quien asegura que su candidato a gobernador, Orlando Paredes Lara, le ganará al panista con una diferencia de 20 mil votos --en un universo de 992 mil 197 electores potenciales--, mientras que en Acción Nacional las estimaciones son que Patricio Patrón lo superará con alrededor de 50 mil sufragios.

La apuesta del PRI está en las zonas rurales de la entidad, donde espera obtener una votación lo suficientemente alta como para revertir a la hora de la sumatoria la derrota que históricamente sufre en Mérida, donde se ubican el 48 por ciento de los votantes, 476 mil 176. Con una ventaja adicional --explican los propios priístas-- perderán en esta capital pero no en la proporción de dos a uno como en otras ocasiones porque su candidato a la alcaldía Jorge Esma Bazán "no va tan atrás" de la panista Ana Rosa Payan Cervera.

Volverá el PRI a perder Mérida...

Esma Bazán es un actor con muchos años de participar en la vida cultural local. Ha sido tres veces director del Instituto de Cultura de Yucatán y durante su campaña recurrió a todo tipo de artimañas para ganar adeptos, desde escalar una estructura metálica --durante un concierto para las madres que ofreció Pedrito Fernández el 10 de mayo-- y saludar a la multitud desde las alturas, hasta ofrecer que de llegar a la alcaldía el transporte público para los estudiantes será gratuito, al igual que el ingreso, una vez al mes, a los cines.

"El relojerito municipal" le apodó Ana Rosa Payán, porque inició su campaña diciendo que "ya se está acercando la hora de que los panistas se salgan del palacio" --llevan diez años gobernando la cap motul_yucatan1 ital--. Fue la misma panista quien contribuyó al aumentó de los bonos de su contrincante cuando aceptó debatir públicamente con el priísta quien hizo gala de sus clases de actuación y evidenció las limitaciones verbales de su contrincante. Antes del debate sólo 48 por ciento de los residentes de Mérida conocían a Esma Bazán, después 72 por ciento sabía de él y las intenciones de voto a favor de Payan habían bajado seis puntos.

Todo ello, sumado a que el PAN tuvo varios tropiezos para elegir candidato a la alcaldía, hacen suponer que la votación a favor del blanquiazul no será tan copiosa como en el pasado reciente. Para empezar, Ana Rosa Payán no quería ser candidata a la presidencia municipal de Mérida, sino a la gubernatura, pero perdió en la convención interna frente a Patricio Patrón. Después, en la convención municipal el único candidato registrado era Luis Correa Mena. Fue rechazada su candidatura y el Comité Ejecutivo Nacional decidió que Ana Rosa, que ya fue alcalde de Mérida (1990-93), se presentara nuevamente a la contienda.

Sus compañeros de partido le reprochan el no haber realizado prácticamente campaña. Hay carteles con su imagen y las siglas del PAN por casi toda la ciudad y la televisión local manejó de ella casi tanta publicidad como del aspirante a gobernador pero el acercamiento personal con los electores fue escaso. No aceptó hacer un solo acto de campaña con el PRD ni que su fotografía apareciera asociada a las siglas del partido del sol azteca. La dirigencia estatal le impuso la candidatura común con el PRD como parte del acuerdo que se firmó por el apoyo al aspirante a gobernador.

De hecho, tampoco en Mérida se distribuyó propaganda donde aparecieran Patricio Patrón y las siglas del PRD.

En Valladolid, el segundo municipio más importante del estado --por su actividad comercial--, el Partido de la Revolución Democrática puede dar la sorpresa con un candidato que salió de las filas del PRI. Liborio Vidal Aguilar, el aspirante a la alcaldía, es un priísta que no consiguió la postulación de su partido y lo abandonó. Ya fue alcalde de Valladolid en 1990 por el PRI y forma parte de los dos grupos caciquiles de la comunidad que se turnan la presidencia municipal.

En Yucatán hay un bipartidismo (PRI-PAN) que tiene prácticamente desdibujado al PRD, quien actualmente sólo gobierna en cuatro pequeños municipios de los 106 en que se divide el estado y tiene dos diputados en el Congreso, ninguno de mayoría. En esta ocasión participa en los comicios con candidatos en 81 municipios, en 30 con candidatos propios, en diez con planillas mayoritariamente suyas, donde el PAN tiene algunas posiciones y en 14 la planilla es panista con la participación de algunos perredistas. En el resto, como en Mérida, sólo impulsa la planilla del PAN.

De los 15 distritos electorales locales, el PRD presentó candidatos en ocho, de los cuales en cuatro el candidato es de origen perredista y en tres impulsa candidatos del PAN y en el 12, de Valladolid, va con un ex priísta.

Si los resultados de la elección de gobernador son de pronóstico reservado, la situación del Congreso local es todavía más difícil de prever. Ni siquiera los panistas, quienes dan la imagen de estar más seguros del triunfo de su candidato --a los priístas se les ve reservados-- se atreven a asegurar que tendrán mayoría en el Congreso. Sus estimaciones más optimistas son que ganaran ocho diputaciones --las seis de Mérida, entre ellas-- y ruegan a Dios que el PT y el PVEM puedan sacar cuando menos el 1.5 por ciento de la votación para tener derecho a una diputación de mayoría que sumadas a la del PRD y a las tres o cuatro que le tocaría al PAN en la repartición de plurinominales le permitiría tener mayoría del Congreso como alianza.