VIERNES Ť 25 Ť MAYO Ť 2001

Ť Concierto de la Sinfónica Nacional dentro del foro en honor de Manuel Enríquez

Diemecke: interpretar música nueva conlleva riesgos hasta con el público

Ť El programa de esta noche en Bellas Artes incluye tres estrenos mundiales y dos nacionales

Ť Si un director no conduce bien el trabajo sería el más infiel al arte sonoro, asevera

ANGEL VARGAS

Ofrecer un programa exclusivo de música contemporánea, como lo hará esta noche la Sinfónica Nacional, en el Palacio de Bellas Artes, siempre representa problemas y riesgos en varios sentidos, según el titular de la agrupación, Enrique Arturo Diemecke.

'Ťdiemecke-enrique-8-jpg'Pocas orquestas se acercan a la música nueva, porque es un trabajo complicado. Es difícil escoger las obras, darles el tiempo adecuado de ensayo e interpretarlas conforme a lo esperado por los autores; éstos tienen sus ideas y cada uno quisiera ser tratado como el más importante", explica el director.

''Arriesga uno también con el público, porque la música nueva o moderna de compositores desconocidos no llama su atención el ciento por ciento. Hacer un programa así, entonces, es una labor que debería tener mucho reconocimiento, pero no sólo no se le da el suficiente sino que sucede todo lo contrario. Es algo duro, nadie queda satisfecho".

Los intérpretes, un obstáculo

El concierto de hoy con la Sinfónica Nacional, a las 20:30 horas, como parte del 23 Foro de Música Nueva Manuel Enríquez incluye tres estrenos mundiales y dos en el país. Entre los primeros están sendas obras de dos mexicanos: Jerico, de Alexis Ayala, y Déjà vu, de Hebert Vázquez. Y entre los segundos, sólo uno corresponde a un autor nacional: Calumnia, de Juan Felipe Waller.

Completan el programa el estreno absoluto de Atmospehere for a liquid system, del estadunidense Libby Larsen; Afterlight, del mexicano Carlos Sánchez, y Tournaments, del también estadunidense John Corigliano.

Enrique Diemecke admite que el primer obstáculo para este tipo de repertorio proviene en muchas ocasiones de los intérpretes, y aclara que se trata de una actitud añeja:

''Cuando se estrenó La consagración de la primavera (de Chaikovsky) fue un escándalo y cuando se intentó hacer lo propio con El mar, de Debussy, los músicos vieneses se rehusaron a hacerlo, con el argumento de que no era música, pues carecía de melodía y no tenía de donde sostenerse. Eso sucede cuando la música es nueva, porque el oído no está acostumbrado".

Subraya, sin embargo, que durante los años sesenta y setenta del siglo XX las nuevas composiciones tuvieron fuerte atractivo no sólo entre las agrupaciones sino también entre el público, que se acercaba a ellas, muchas veces, con afanes sensacionalistas: ''Si causaba escándalo era más bienvenida".

Otra inercia para la música nueva radica en la esencia de las partituras, enfatiza el también compositor, quien considera que son varios los autores que imprimen diversas dificultades en sus piezas, con lo que se arriesgan a ser mal interpretados.

La orquesta, pequeño país

''El compositor debe pensar la música que va a escribir para leerse e interpretarse de forma rápida y sencilla, que no sature a los intérpretes. Esto es lo que nos falla a los compositores: no sabemos cómo lograr que un director pueda leer las partituras y no tenga dudas, que no pregunte al autor cómo hacer algo o intente adivinarlo", dice en entrevista.

''El músico lleva años de preparación para poder entender a Mozart, Beethoven, Brahms, y aún así hay quienes le dicen que sus ejecuciones son inadecuadas. Se debe imaginar lo que implica tocar música moderna que uno ni siquiera ha tenido tiempo para estudiar".

Enrique Diemecke alude al tiempo como el mejor cedazo para la aceptación o rechazo de una obra, y señala que el compositor siempre ha procurado ser un transcriptor de su época, la diferencia es que antes se intentaba captar la naturaleza y ahora el entorno, ''los automóviles, las máquinas, los ruidos de las calles y las industrias''.

Con más de una década al frente de la Sinfónica Nacional, el músico guanajuatense subraya, por otra parte, que un buen director debe ser al mismo tiempo un buen político. Aunque precisa:

''No es tanto la política hacia arriba, sino hacia abajo. La política de uno debe ser el respeto hacia la orquesta. ¿Por qué? Esta es un pequeño país, la sociedad perfecta. Si no se lleva bien el trabajo, uno sería el más infiel a la música al perseverar en dirigir a una orquesta que no lo va a respetar.''



El foro Este fin...

El estreno mundial de la ópera El conejo y el coyote, del mexicano Víctor Rasgado, en su versión de concierto es uno de los principales atractivos del 23 Foro Manuel Enríquez no sólo este fin semana, sino en su programa general.

Comisionada por la Coordinación Nacional de Música y Opera del INBA, está concebida para público infantil y consta sólo de un acto, en el que intervienen una soprano, un tenor, un barítono, un narrador y una orquesta de cámara.

En la función de mañana --a las 12 horas en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes-- esos roles serán cubiertos, de manera respectiva, por Lourdes Ambriz, José Guadalupe Reyes, Benito Navarro, Ari Brickman y La Camerata, dirigida por el huésped Juan Trigos.

Rasgado creó esa ópera a partir de una serie de leyendas populares zapotecas adaptadas por Gloria y Víctor de la Cruz, y realizó un libreto en idioma animal imaginario.

Para la versión escénica, cuya presentación ocurrirá en fechas próximas, El conejo y el coyote aumentará su atractivo al integrar escenografía del pintor oaxaqueño Francisco Toledo.

El sábado también, pero a las 18:00 horas y en el Auditorio Blas Galindo del CNA, se realizará el noveno programa del encuentro, integrado por siete obras, cuatro de estreno mundial y dos más en el ámbito nacional. Entre estas últimas, una es del fallecido compositor jalisciense Manuel Enríquez, Manantial de soles (versión II), para mezzosoprano, actor, piano y percusiones.

Otros mexicanos participantes son Pablo Silva, con Croquis del universo según Klee, y Georgina Derbez, con ¡Ay, luna que reluzes! Como intérpretes intervendrán el ensamble de percusiones Tambuco, dirigido por Ricardo Gallardo, la cantante Adriana Díaz de León, el pianista Alberto Cruzprieto y el crítico Juan Arturo Brennan, como actor, entre otros.

El domingo, a las 12:00 horas, el décimo concierto ofrecerá piezas de los mexicanos Juan Cristóbal Cerrillo, Marta García Renart y Arturo Márquez; de los italianos Salvatore Sciarrino y Bruno Maderna, y del estadunidense Brian Branks.

Actuarán los músicos Omar Hernández (Viola), Leonora Marchisio (piano), Diego Espinosa (percusiones), Ismael Sánchez (clarinete) Héctor Rojas (piano) y el Trío Mavros.

ANGEL VARGAS