viernes Ť 25 Ť mayo Ť 2001

Luis Javier Garrido

La imagen

La "transición política" está resultando en México más una operación de propaganda que un proceso profundo, pero el gobierno foxista no parece estar consciente de los riesgos que esta opción de gobierno entraña para el país.

1. La promoción del estilo presidencial de Vicente Fox, habría que señalarlo, no se debe nada más a su afán personalista, sino que constituye una necesidad para los intereses dominantes no sólo de nuestro país.

2. Fox se ha convertido rápidamente, por múltiples factores, en una pieza clave para el proyecto de la globalización neoliberal en América Latina, pues del éxito de su gestión va a depender, de acuerdo con el Banco Mundial, que se liquiden por completo en México los vestigios de un régimen de 72 años, que desde su lógica se caracterizó sobre todo por la intervención del Estado en la economía, y para que, además, se pueda presentar en todo el continente una visión del neoliberalismo diferente a la que se impuso en las dos décadas pasadas, y el que en lo sucesivo estaría supuestamente sustentado en regímenes "democráticos", según la concepción neoliberal, y en una serie de políticas sociales, de ahí que la experiencia de México podría tener en su expectativa un impacto continental. Es en ese sentido que la promoción de la imagen foxiana pasa a ser un asunto prioritario para los intereses trasnacionales.

3. El punto central es precisamente ése, y es que la noción de "transición democrática" no significó nunca para Fox y sus amigos, como nunca lo ha sido para los intereses trasnacionales, la posibilidad de que el pueblo decida cómo habrán de ser las cosas, sino que ha supuesto ante todo el poder acelerar el proceso de desmantelamiento del Estado surgido de la Revolución Mexicana y la reconversión de la economía, y ésa es la posibilidad que se abrió para muchos intereses el 2 de julio.

4. El gobierno foxista ha dado ya múltiples evidencias, a lo largo de sus primeros seis meses, de que busca afanosamente hacerse de una nueva imagen tanto como de que en sus políticas y en sus prácticas se asemeja mucho a los últimos gobiernos priístas. La aplicación del modelo económico lejos de modificarse se está extremando y las relaciones con la sociedad no están variando mucho, como se ve en el trato que da a los movimientos sociales, que no es muy diferente del que les dieron las administraciones de Salinas y de Zedillo. Las expectativas de que las relaciones entre el poder y la sociedad iban a cambiar se acabaron bien pronto y a nadie extraña que se busque imponer una legislación indígena contra la voluntad de los pueblos indios, que a los maestros de la CNTE no se les atienda o que se prepare una nueva legislación laboral a espaldas y en contra de los trabajadores.

5. El desplome de la credibilidad del nuevo régimen es un riesgo que los publicistas responsables de su imagen no podrían enfrentar, y por ello es que en estos momentos de riesgo se muestran urgidos a fin de prevenirlo a) en proyectar del nuevo titular del Ejecutivo una imagen diferente a la que durante décadas dieron los presidentes priístas, en particular con su "estilo personal de gobernar" y, sobre todo, b) en sustentar su propaganda sobre "el cambio" imponiéndole a la población ciudadana la creencia de que ya hay "éxito" en las políticas económicas y sociales, y ocultando las complicidades con el pasado.

6. ƑO de qué otra manera puede entenderse la compra de Banamex, presidido por el salinista (y ahora foxista) Roberto Hernández, rescatado fraudulentamente por el Fobaproa, por parte de Citigroup, señalado en Estados Unidos por lavado de dinero, luego de ponerse al descubierto las transacciones de Raúl Salinas?

7. La propaganda de las plumas del régimen, más intensa ante las dificultades para que el Congreso le apruebe al nuevo gobernante su paquete fiscal, asentando que Fox es "el solitario de Los Pinos", carece de sustento. El representa los intereses de un sector de poderosos empresarios y del gran capital trasnacional que lo ha estado apoyando sin límite; ha tenido en las Cámaras el sostén irrestricto del PAN en todas sus iniciativas legislativas desde el 1Ɔ de diciembre y es, sin duda, el presidente mexicano que ha tenido mayor respaldo del gobierno de Washington en toda nuestra historia.

8. El documento dado a conocer hace algunos días por el Banco Mundial, pretendiendo que es una Agenda de Desarrollo para México (22 de mayo), y por el que este organismo financiero exige la privatización de Pemex, del sector eléctrico y hasta de los libros de texto gratuitos, así como que se apruebe la reforma fiscal, y que en realidad busca apuntalar al gobierno foxista en el difícil momento por el que atraviesa, es una evidencia de ello. Y no es de sorprender que lejos de ser señalado por el gobierno foxista como una injerencia inaceptable en decisiones que sólo competen a los mexicanos, haya sido objeto de una campaña publicitaria elogiosa orquestada desde Los Pinos, que enfatizaba que coincidía con las políticas de Fox (cuando en realidad es a la inversa) ignorando que pasa por alto principios constitucionales.

9. La experiencia reciente muestra que uno de los peores agravios que la burocracia gobernante puede hacer a la sociedad es gastar los recursos públicos en hacerse propaganda, utilizando lo que es de la sociedad para desinformarla, confundirla y engañarla. El derroche que hicieron los partidos del financiamiento estatal en la campaña de 2000, el escándalo suscitado por los cientos de millones que gastó sin autorización en promover su imagen el gobierno de Rosario Robles, y ahora la decisión del gobierno foxista de imponerse cada vez más por la vía de la propaganda son hechos que evidencian algo que es obvio: los gobernantes no pueden tener en una democracia el derecho de hacerse propaganda con los recursos de la nación.

10. La sociedad, en todo caso, no se engaña; quienes se autoengañan con los recursos de la nación son los políticos.