viernes Ť 25 Ť mayo Ť 2001

Gilberto López y Rivas

El síndrome del avestruz

Las declaraciones recientes de Vicente Fox respecto a la ley indígena aprobada por el Congreso de la Unión -- a la que tramposamente denomina ley Cocopa-- en el sentido de que "dignifica" a los pueblos indios, viene a corroborar la perversidad de ese doble lenguaje y de la farsa con los que ha venido actuando desde que fue candidato a la Presidencia de la República.

En este mismo espacio he denunciando la concepción racista, asistencial y asimilacionista con la que Fox y otros actores políticos pretenden resolver la demanda indígena de ser reconocidos como sujetos de derechos individuales y colectivos con posibilidad de ejercer plenamente sus autonomías. El problema de fondo es que estos actores, que confunden la administración de conflictos con la política de Estado, no han comprendido o, mejor dicho, no han querido comprender que los indígenas forman parte de ese complejo histórico socioétnico que es la nación mexicana.

Continúan, en el mejor de los casos, asumiendo a los pueblos indígenas como un objeto de folclor para adornar con motivos populistas una política de dádivas y albergues infantiles patrocinados por Coca cola. En el peor de los casos, encontramos legisladores cuyas posiciones políticas y desconocimiento de las luchas indígenas los han conducido incluso a negar la existencia de pueblos indígenas y a padecer una amnesia injustificable del arduo proceso de negociación que significó la firma de los acuerdos de San Andrés, de los esfuerzos realizados por un ejército insurgente conformado de pueblos indios por el reconocimiento de los derechos que les han sido negados durante siglos. Hasta el sumo pontífice, Juan Pablo II, conoce mejor la realidad de nuestro país y ha convocado a últimas fechas a la Iglesia a ser sensible de los reclamos de los pueblos indios para los cuales ha pedido respeto, justicia y dignidad (Reforma, 20/05/2001).

Otros funcionarios del gobierno foxista, como Rodolfo Elizondo, o el comisionado para la paz en Chiapas, Luis H. Alvarez, quienes conocen a fondo el problema y participaron en la redacción de la propuesta de Cocopa, inexplicablemente pretenden salir al paso del conflicto y a su agudización a partir de la contrarreforma aprobada, con recorridos publicitarios por la zona de conflicto y con el maquillaje de "leyes reglamentarias" para intentar resanar uno de los más graves errores políticos de los últimos tiempos (La Jornada, 17/05/2001).

Paralelamente, y después de las rebeldías declarativas iniciales, que poco duraron, los encargados de las oficinas adjuntas y los organismos del indigenismo oficialista asumen su papel de disciplinados funcionarios, encontrando "aspectos positivos" en la contrarreforma y destacando la buena disposición de su gobierno para con los indígenas.

Justo cuando había llegado el momento histórico de asumir la responsabilidad estatal de reconocer los derechos de libre determinación a los descendientes de los más antiguos habitantes de nuestro territorio, a los negados por la Colonia española y a los olvidados en los distintos ordenamientos constitucionales que han regido a nuestro país desde su independencia; justo en el momento de poder responder a los más humildes y excluidos, los responsables de conducir la política de nuestro país, a quienes les fue concedida la confianza a través del voto ciudadano para velar por los intereses generales, rehúyen saldar las deudas de la historia con quienes han sido forjadores de la nación. Mientras tanto, Fox se regodea en su informe trimestral de haber abierto la más alta tribuna de la nación por primera vez en la historia a los pueblos indios.

No se debe permitir que el jefe del Ejecutivo se burle del pueblo mexicano al declarar que el asunto del EZLN es "tema terminado", al tiempo que se solventa a través de los fondos del IPAB la venta del banco más grande de México. Con estos hechos y declaraciones se evidencia para quién gobierna y a quién protege Fox. Gobierna para una pequeña, muy pequeña oligarquía financiera que está determinando cotidianamente la vida, las expectativas, las esperanzas de millones de mexicanos.

ƑCon qué autoridad moral Fox puede acusar de timoratos a los diputados que han puesto en entredicho su reforma fiscal, cuando es incapaz de reconocer derechos políticos fundamentales para la modernización de Estados multinacionales y pluriétnicos, como lo son las autonomías?

El historiador Santayana señala que quien no conoce su historia está condenado a repetirla. Pues bien, la actual elite política no ha logrado aprender de su pasado más inmediato. Al parecer no les ha bastado la sangre derramada en Chiapas y en otras etnorregiones del país y pretenden aparentar que nada pasa, que las protestas contra la ley engendro son de una minoría, que no interesa si se da el diálogo o no, que no tiene importancia el retiro del EZLN de todo trato con el gobierno, que no es prioritario atender las causas que propiciaron la rebelión de 1994, que los indios pueden esperar otros 500 años para ser tomados en cuenta, que las denuncias sobre la continuidad de la militarización y paramilitarización son propaganda de zapatistas emboscados. No importa, siempre se puede negar la realidad, como los avestruces.

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