MIERCOLES Ť 23 Ť MAYO Ť 2001

Ť Zoraida Gutiérrez

La pintura debe acoger la realidad

El deber de la pintura, para Zoraida Gutiérrez, no es ''encarcelar la realidad, ni siquiera interpretarla", sino ''acogerla y comprenderla, dejarla libremente real, en su sitio propio".

En su exposición Coloridos laberintos de agua, abierta al público desde el pasado 3 de mayo, en la galería Adán de la Casa Jaime Sabines (Revolución 1747, San Angel), la artista plástica llevó al lienzo tal convicción y mediante una serie de acuarelas desentrañó los recovecos menos visibles de imágenes y situaciones cotidianas.

''Las acuarelas de Zoraida Gutiérrez han sido creadas como en voz baja y, al mismo tiempo, con fuerza, con un vigor primaveral; la dicción es de trazo fuerte, enérgico, aunque amansado, quizá por una decidida hermosura, ya que la pincelada de esa dicción, aparte de expresiva, es de una gran belleza, no de una belleza estética, esteticista, sino natural", opina Luis Ortiz Macedo.

Para Alberto Híjar, en tanto, el trabajo de la pintora llega a los límites de la abstracción, debido a la vida propia que la acuarela emana de su juego de luces y humedades característico.

''Contribuye a liberar, la acuarela del naturalismo fatigado, y del racionalismo isométrico, para abrir puertas no sólo a la liberación y actualización de una técnica, sino a sus posibilidades artísticas", agrega.

Iniciada en términos artísticos por los arquitectos Mendiola y Benllure, a Zoraida se le reconoce y valora, entre otros aspectos, por rehacer ''el naturalismo convencional permaneciendo, a la vez, fiel a la técnica".