MIERCOLES Ť 23 Ť MAYO Ť 2001
Barcos, tesoros, secretos y, quizá, una ciudad perdida
Hallazgos submarinos en Cuba
REUTERS
La Habana, 22 de mayo. Los ricos fondos marinos de Cuba, apenas explorados por el hombre desde la época de la Colonia, cuando abundaban la piratería y los naufragios, forman un mundo de fantasía submarina que esconde valiosos tesoros en barcos hundidos y hasta la posibilidad de una ciudad perdida.
Hace cuatro siglos se inició, vía La Habana, una línea marítima de embarques de oro, plata y otros tesoros del Nuevo al Viejo Mundo.
Las aguas caribeñas guardan ahora cuantiosos tesoros, valorados en billones de dólares, en las centenares de naves que se hundieron tras enfrentarse a los arrecifes, las tormentas o a los piratas.
Sin embargo, no es sólo eso lo que atrae a las compañías extranjeras, que en empresas mixtas con el gobierno cubano están comenzando una búsqueda sistemática y sin precedente en una de las áreas submarinas más fascinantes del mundo.
Tan importantes como los galeones españoles cargados de oro, que desaparecieron en profundidades de varios kilómetros, son los secretos guardados de la historia regional, las tendencias globales del ambiente, la ciencia marina y la geografía antigua.
"Es una nueva frontera", dijo entusiasmada Paulina Zelitsky, una oceanóloga canadiense de origen soviético que encabeza la empresa Advanced Digital Communications (ADC), observando videoimágenes inéditas del fondo marino.
"Nosotros somos las primeras personas en ver el fondo marino cubano más allá de los 50 metros... Es muy emocionante. Estamos descubriendo la influencia de corrientes en el clima global, volcanes, la historia de la formación de las islas caribeñas, numerosos naufragios y posiblemente una ciudad hundida construida en el periodo preclásico y poblada por una civilización avanzada que se presume similar a la cultura temprana de Yucatán".
La ADC, el "peso pesado" entre las cuatro empresas de exploración extranjeras en Cuba, encontró restos del centenario acorazado estadunidense Maine cuando su barco Ulises probaba el equipo de detección en aguas profundas en la bahía de La Habana, a fines del año pasado.
Este barco de guerra estalló misteriosamente en 1898 y en el hecho murieron 260 marinos estadunidenses, lo que sirvió de pretexto para la guerra hispano-cubano-estadunidense.
La ADC también ha explorado volcanes submarinos a una profundidad aproximada de unos mil 500 metros en el extremo occidental de Cuba, donde hace millones de años una franja de tierra unía la isla a la península mexicana de Yucatán.
Fue entonces cuando los investigadores se vieron sorprendidos al detectar una gran meseta de tierra firme a 700-800 metros de profundidad, con imágenes lineales de color negro que parecen un desarrollo urbano antiguo.
Un equipo de sonar de alta resolución permitió el hallazgo inicial y, aunque en parte están cubiertas por arena, las imágenes vistas desde lo alto asemejan pirámides, caminos y estructuras administrativas y residenciales.
Aunque la ADC está realmente entusiasmada con los hallazgos iniciales, rechaza especular demasiado hasta que la investigación conjunta con la Academia de Ciencias de Cuba y la Sociedad Geográfica Nacional (National Geographic Society) de Estados Unidos se realice, al comenzar el verano.
"No sabemos lo que es y aún no tenemos el video que lo evidencia, pero creemos que la naturaleza no es capaz de producir y planear la arquitectura simétrica, a menos que sea un milagro", agregó.
El arsenal de equipo de la ADC incluye un sistema de ubicación global (GPS), un sonar de doble frecuencia y robots submarinos operados por control remoto. Además planea incluir en poco tiempo dos sumergibles.
En la búsqueda de tesoros, ADC ya ha localizado y marcado unos 700 sitios donde se piensa yacen naufragios históricos, y recientemente una videocinta ha identificado tres de ellos como grandes barcos del siglo XVII.
Las otras tres compañías extranjeras -una canadiense, una francesa y otra sudafricana- operan en aguas menos profundas. Bajo contrato con la empresa estatal Geomar, las firmas tienen concesiones para explorar en diferentes zonas del mar y compartirían ganancias con el gobierno. Las firmas estadunidenses tienen prohibido participar debido al embargo de Washington a Cuba.
El creciente interés de empresas extranjeras en estos mares se debe, en parte, al reconocimiento de Cuba de que no tiene el dinero ni la tecnología para llevar a cabo la exploración sistemática por sí sola, aunque cuenta con excelentes buzos. "Es una actividad muy cara. Ellos aportan tecnología y financiamiento. Nosotros tenemos el conocimiento histórico y experiencia en el mar", dijo el vicepresidente de Geomar, Eddy Fernández.
"Estas asociaciones son muy importantes para contribuir a rescatar las cosas históricas del pasado que ayudan al patrimonio nacional", agregó Fernández mientras participaba en una ceremonia en la bahía de La Habana, donde se lanzaba un minisubmarino que usará la compañía canadiense Visa Gold.
Visa Gold ha encontrado ya unos 7 mil artículos, incluidos joyería, diamantes y pistolas procedentes del bergantín Palemón, que se hundió en 1830 en la costa norte de Cuba.
El nuevo objetivo de esta compañía en la bahía de La Habana es el barco Atocha y San José, que se hundió en enero de 1642, mientras había una tormenta en alta mar. "Este es un sitio histórico. La boca de la bahía de La Habana fue el punto más estratégico en el Nuevo Mundo en ese momento", dijo el presidente de Visa Gold, Paul Frustaglio.
Su gran puerto natural y su situación geográfica ideal convirtieron a La Habana en un punto obligatorio de parada en la ruta entre América Latina y Europa.
"Cuba era la ruta lógica de veleros", apuntó el historiador naval local César García del Pino. Estos barcos sufrieron problemas a consecuencia de mapas y equipos primitivos, así como de las frecuentes tormentas y la piratería. "Yo sé de unos mil 600 barcos que entre los siglos XVI y XX se hundieron" cerca de las costas de Cuba, agregó García del Pino.
Para los historiadores, el valor del tesoro submarino de Cuba va más allá de su cotización material en los mercados internacionales. "Un barco hundido es una cápsula de tiempo", expresó García del Pino al rememorar la historia cubana desde la etapa colonial hasta la breve toma de La Habana por los ingleses, en 1762, y la Guerra de Independencia en el siglo XIX, que concluyó con la intervención militar de Estados Unidos.