MIERCOLES Ť 23 Ť MAYO Ť 2001
Ť Dio por terminada su campaña de 45 días el aspirante a la gubernatura
Los priístas abarrotaron con algarabia la Plaza Grande de Mérida, pero el cierre no prendió
Ť Votemos para cerrale el paso a la violencia. Es hora de Yucatán: la arenga de Paredes
LUIS BOFFIL Y MIREYA CUELLAR CORRESPONSAL Y ENVIADA
Merida, Yuc., 22 de mayo. La voz casi se le desgañitaba: "švamos a ganaaaar! švamos a ganaaaar!". Los priístas asistentes, que prácticamente abarrotaron la Plaza Grande, apenas respondieron con un júbilo seco. Cierto, había algarabía, pero el evento no prendió. Orlando Paredes Lara, candidato del PRI al gobierno estatal, culminó -quizá- 45 días de proselitismo.
-Votemos para cerrarle el paso a la intransigencia, a la violencia. Es hora de Yucatán -sostuvo el abanderado del tricolor, el aspirante a suceder a Víctor Cervera Pacheco, considerado por la oposición como el eterno "cacique" de Yucatán.
Un tradicional cierre de campaña priísta. Cientos de acarreados, banderitas ondeando, las cúpulas partidistas y una charanga "bastante barata". Allí se reflejaba, una vez más, la campaña austera del tricolor.
Pero los priístas intentaron echarle todas las ganas. En el estrado, a unos metros del atrio de la Catedral de Mérida -la más antigua de América Latina- casi sofocados por el intenso calor, Dulce María Sauri Riancho, la ex gobernadora interina y líder de ese partido; Rodolfo Echeverría Ruiz, flamante secretario general del mismo, y decenas de funcionarios, senadores y diputados locales y federales.
Sauri Riancho afirmó, sin titubeos, que el PRI triunfará en los comicios del próximo domingo 27.
Pero el clima político no prendía y, al final, no prendió. Ni la característica enjundia de Jorge Esma Bazán, abanderado al ayuntamiento de Mérida, logró despertar los ánimos. El ex titular del Instituto de Cultura de Yucatán (ICY), quien hoy por la noche comenzará su cierre de campaña particular con un vasto recorrido por los cuatro puntos cardinales de la ciudad, el cual durará casi 24 horas, destacó que "Mérida tendrá, el domingo, a su nuevo alcalde. No hay duda, triunfaremos".
Y la charanga amenizaba, tibiamente, el cierre de campaña. Según los cálculos oficialistas, hasta 35 mil personas. Conservadoramente, 10 mil.
En su turno, Orlando Paredes Lara, vestido con una camisa color verde oscuro, como el fondo de las propagandas en donde proyecta su imagen, retornó al viejo estribillo del PRI: el sentido de la "justicia social".
Hoy, al menos esta noche, dio marcha atrás al rescate de los valores morales y familiares, dos objetivos precisos manejados en su campaña, y que siempre se han caracterizado el discurso panista en esta entidad.
Y por un momento la concurrencia que agitaba banderas con la leyenda "Con el corazón y con razón", en alusión a la campaña del tricolor, se mostró extrañada cuando Paredes Lara exclamó: "Quien quiera tendrá créditos para microempresas, quien quiera tendrá créditos para cultivar la tierra, quien quiera recibirá oportunidades para trabajar".
-ƑQué, no es eso lo que prometió (Vicente) Fox con lo de los changarros? -soltó una asistente que estaba pegada al templete de madera donde Paredes Lara trataba de contagiar a la gente, o al menos infundir confianza.
Y retornó a las promesas, a su proyecto toral de campaña, la creación de 20 mil empleos anuales y, por supuesto, al tajante rechazo al incremento de impuestos. "Allí estarán los empleos, son para ustedes, los jóvenes. Por eso me comprometí a trabajar...".
No faltó el agradecimiento alusivo a Víctor Cervera Pacheco. "En estos seis años se sentaron las bases para el desarrollo, ahora nos toca consolidar el futuro de nuestros hijos". Los priístas aplaudieron mecánicamente. La "química" no se hizo presente.
Como tratando de resaltar los valores familiares, Paredes Lara agradeció a su familia, a su esposa (Celia Pino) y a sus hijos, quienes lo acompañaron en toda su campaña.
Las promesas regresaron. "Haremos de Yucatán la puerta de entrada hacia América Latina", aseveró. Por momentos, los asistentes de "lujo" no pudieron reprimir profundos bostezos. Hasta Jorge Esma cedió al cansancio, pero después, con su característica alegría, recompuso la postura y pidió aplausos para su "compañero de fórmula". Como si fuera una inyección de ánimo.
"šVamos a ganaaaar! šVamos a ganaaaar!". La voz de Paredes Lara, una vez más, se desgañitó. Una tibia cosecha de gritos y aplausos fue la recompensa.
La charanga "barata" se escuchaba menos. El evento nunca prendió.