MIERCOLES Ť 23 Ť MAYO Ť 2001

ASTILLERO

Julio Hernández López

APESAR DEL ESFUERZO que ha hecho por alejarse de la estampa de activista en permanente confrontación que le caracterizaba, Andrés Manuel López Obrador ha vivido su etapa de gobernante bajo el signo de los choques. Uno, de especial estruendo, es el que ha mantenido frente a su antecesora, Rosario Robles, cuya figura ha ido desinflando mediante clavos y alfileres extraídos de los archivos de ejercicios presupuestales anteriores. Otro fue el que vivió su hijo al volante de un vehículo oficial, que a su vez desgastó el filo de austeridad fundamentalista con que venía moviéndose el político tabasqueño. Y, tercero, el de dos trenes ligeros, la noche de este lunes, en la estación Tasqueña de la capital del país (asumiendo, como lo indican los reportes oficiales, que se trató en efecto de un accidente, y no de un sabotaje o algo parecido, como algunas suspicacias sugerían).

TAL SIGNO DE COLISION no es un accidente. López Obrador vive en permanentes confrontaciones internas y externas que abonan el camino para que sus riesgos se multipliquen. (No sólo se habla aquí de su vocación declarativa, diariamente ratificada, de alzarse como el opositor en automático de cuanto haga y diga el Presidente de la República, o de esa capacidad indómita de opinar de cuanto tema le sea presentado por reporteros urgidos de notas llamativas que les ayuden a acabar de despertarse.) Entre otros de esos agravantes de su condición política precaria, Andrés Manuel tiene la desgracia de haber seleccionado un equipo de trabajo notablemente menor a las expectativas generadas y a las necesidades cotidianas. Algunos de quienes hoy le acompañan en el ejercicio de gobierno lo hacen por descalificación, pues los primeramente considerados no aceptaron sujetarse a los ejercicios de expiación que les imponía la religión tabasqueña del sufrimiento salarial. Otros surgieron de consideraciones partidistas, de pagos de lealtades o de equilibrios o concesiones a otras corrientes. El resultado está a la vista: un equipo de gobierno que entre bostezos se dedica a sobrellevar el día y a esperar las nuevas ocurrencias populistas de su jefe.

EL CASO DEL TRANSPORTE PUBLICO es un ejemplo de lo antes dicho. En lugar de instalar en áreas de tal complejidad técnica a especialistas que sumaran a su profesión la sensibilidad política necesaria para ocupar tales cargos, el jefe de Gobierno optó por fidelidades, cercanías o arreglos políticos. En la Secretaría de Transporte y Vialidad colocó a Jenny Saltiel Cohen y en la dirección del Sistema de Transporte Colectivo (Metro) a Francisco Xavier González Garza.

SALTIEL COHEN, según la página de Internet del Gobierno capitalino (www.ddf.gob.mx) es una gran conocedora de los asuntos electorales. Entre otros cargos, ha sido consejera electoral en el Distrito Federal y delegada política designada en Cuajimalpa (de 1997 a 2000). Sus preocupaciones esenciales están plasmadas en los siguientes ensayos que ha escrito, y que son los únicos mencionados en su ficha curricular: Contienda electoral en las elecciones presidenciales: México 1982-1989; Análisis de la distribución demográfica de la distritación uninominal del Distrito Federal 1979-1991; Distritos electorales: Concepto y relación con la representación parlamentaria, y Cinco escenarios posibles en la Asamblea de Representantes del Distrito Federal con base en las tendencias electorales 1988-1991. Además, colaboró en el Indice analítico de la legislación electoral federal. Nacida en el DF el 10 de marzo de 1951, es licenciada en administración pública y ciencias políticas "por la Universidad Abierta de la UNAM".

CON TALES PRENDAS de conocimiento electoral, Jenny fue nombrada... secretaria de Transporte y Vialidad. Priísta de origen, identificada con el grupo de Manuel Camacho Solís, mantuvo en su persona el control de tan peleado ramo gubernamental. Ya antes otro camachista había estado allí, en un gobierno perredista, Joel Ortega, quien ahora es delegado político (por elección). Los críticos del camachismo han insistido en que una de las fuentes de financiamiento de esa especie de movimiento en permanente retroceso (es decir, el mo-chis-ma-ca) ha estado en el pantanoso mundillo del transporte público capitalino. En su contra, desde el principio, se ha desatado una guerra subterránea encabezada por el segundo hombre del poder capitalino, René Bejarano, a cuyas huestes nada mal les caería hacerse de tan jugosa y clientelar cartera.

RAZONAMIENTOS TAMBIÉN POLITICOS, no técnicos ni profesionales, llevaron a López Obrador a nombrar al güero González Garza como director del Metro. No hay tampoco datos técnicos o profesionales que justifiquen su nombramiento. Es y ha sido un persistente militante de la izquierda mexicana, en especial del PRD, y por tales méritos políticos ha ocupado con decoro el cargo de subsecretario general del Gobierno capitalino, pero nada más. En su persona se reproduce en este caso el estilo priísta de habilitar a los cercanos para ocupar cualquier cargo, por distante que esté de sus habilidades o conocimientos.

EN CAMBIO, y como una ironía, el director de los Servicios de Transporte Eléctrico, de donde depende el tren ligero, es Mario Cepeda, un economista egresado del Politécnico Nacional que ha tenido experiencia en el ramo, cuando menos, desde que comenzó a trabajar con el antes mencionado Joel Ortega. Habiendo sido director de operaciones del Metro, Cepeda esperaba hacerse cargo de aquel servicio y no del de menor importancia, que es en el que finalmente quedó.

COMO LOS ANTES MENCIONADOS hay un importante número de casos en que el tránsito gubernamental ha sido regido por semáforos políticos o partidistas. Ello ha provocado choques internos, cuyo ruido ha podido ser amortiguado, y otros públicos que muestran que no sólo Vicente Fox tiene pendiente demostrar que el cambio es de a deveras.

(EL CHOCANTE REDACTOR de estas líneas ruega a sus amables pasajeros extremar sus precauciones al abordar la página electrónica del Gobierno capitalino. Ayer, un día después del percance de Tasqueña, había la siguiente advertencia: "Por mantenimiento de la instalación eléctrica, se suspenderá el servicio de este espacio en web de las 11:00 PM del 22 de mayo del 2001 hasta las 8:30 AM del 23 de mayo del 2001".)

ASTILLAS:


ES IMPORTANTE, y no debe desdeñarse, que la Secretaría de la Defensa Nacional informe, aunque sea de manera general, de los gastos que realiza. Hasta ahora, el manejo de fondos en el ámbito castrense ha sido, en los hechos, absolutamente discrecional... Se llama Dato'Param Cumaraswamy y es el relator especial sobre la independencia de jueces y abogados de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Luego de reunirse con especialistas relacionados con los asuntos de ese ramo, dice tal visitante que las instituciones de aplicación y procuración de justicia no son confiables para la mayoría de los mexicanos. Además, considera que la esperanza del cambio no ha sido vista por los mexicanos en hechos transformadores. Hay, afirma el funcionario (quien no es priísta, ni perredista, ni columnista de La Jornada), la sensación de que "todas las formas de violación, de impunidad, de corrupción en el pasado, todavía no se han enfrentado ni se han manejado correctamente".

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